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PSICOANÁLISIS Y CULTURA

1/24/2009 De interes
El psicoanálisis creado por Freud, nació como una forma de terapéutica de las enfermedades mentales y lo sigue siendo.
Por:   Valls José Luis
 
Quizá sea la más o la menos completa, o la más cara o la más barata, o la más larga o la más corta, quizá, todo esto dependerá de los objetivos y las condiciones que al iniciarlo tengan y se propongan el paciente y el psicoanalista y de lo que definamos como psicoanálisis y en qué nos basemos para hacer esa definición. Por ejemplo, si lo hacemos basándonos en la modalidad de su técnica, o en los objetivos a lograr independientemente de sus formas técnicas, o en la extrema complejidad de su teoría, incluso en las derivaciones de ella, nacidas todas de las diferentes corrientes surgidas a partir de los distintos momentos de la teoría original de Freud, desde sus diferentes discípulos y desde los diferentes discípulos de sus discípulos y de los discipulos de estos últimos y así, con un grado de discusión entre ellos unas veces acalorado y otras insuficiente. De cualquier manera lo que sí podemos decir es que el psicoanálisis no es una sola cosa, no es una teoría estática y cerrada sino una abierta y dinámica, con un núcleo duro que le da identidad, y que obviamente también es discutible, es un movimiento con luchas ideológicas y políticas (las que a veces y lamentablemente se confunden entre sí), son diferentes formas más o menos estrictas de abordar con la palabra a un paciente con patología psíquica en la búsqueda de hacerle conocer su inconsciente o lo que se pueda de él, y que esa forma dependerá en parte del tipo de patología de cada persona, de las posibilidades en todo sentido de paciente y terapeuta y de la formación e ideología psicoanalítica del terapeuta. Siguiendo el derrotero marcado por Freud, la teoría deberá partir de la experiencia clínica para luego llegar a sus conclusiones teóricas. En ese sentido el psicoanálisis no es muy diferente a los otros saberes, a las otras disciplinas científicas, es una más de éstas, no es una especialidad médica, ni de la psicología, ni de la lingüística, ni de la sociología, ni de la biología, aunque se nutra de todas ellas. Nace de la medicina pero se independiza de ella, entra en la psicología pero no forma parte de la psicología tradicional, tiene una teoría del funcionamiento psíquico propia y principalmente produce un hecho práctico, es una terapéutica de las afecciones mentales y del padecimiento humano. No considera que tiene en su poder la verdad, sí que posee pequeñas verdades más o menos fundamentadas, quizás muy bien y muy seriamente fundamentadas, y tiene además una permanente intención de llegar a nuevos niveles de verdad, como cualquier ciencia, pero partiendo de la aceptación de una ignorancia básica sobre este universo, de aquello que nos rodea y de nosotros mismos. Tampoco es demasiado diferente respecto de las otras terapéuticas, es una más de ellas aunque no es única ni siempre la misma, tiene muchas variedades, formas y hasta objetivos según el problema con el que se enfrente y con qué aspiraciones lo haga. Quizá se diferencie más en lo importante de la complejidad de su teoría que permite todo aquello y en el hecho de que además expande su influencia sobre otras ciencias, las artes plásticas, la literatura, el cine, la filosofía y demás. Voy a centrarme únicamente en ciertos aspectos de la teoría psicoanalítica, únicamente de la freudiana, que es la que mejor conozco y con la que en general concuerdo, respecto de la evolución del psiquismo del sujeto y sus avatares hasta llegar a ser social. Quizá en mi forma de interpretarla y de relacionar sus distintas partes entre sí esté mi originalidad. Luego señalaré algunos problemas del sujeto en la cultura y más tarde dificultades de la cultura misma. Hablaré también de ciertas hipótesis, llamadas “míticas” por Freud mismo, autoironizándose, que él expuso sobre el origen de esa cultura. A partir de ahí a lo mejor pueda comenzar a aventurarme a pensar algo sobre el futuro del psicoanálisis en la cultura y aún el de esta misma, por lo menos la forma que considero freudiana de ver sus problemas. Muchos años atrás, alrededor de 1920, Freud, a partir de la observación de ciertos hechos: por ejemplo el juego de ciertos niños pequeños que comienzan a reconocer a la madre como alguien diferente de él y del que dependen absolutamente por lo menos para obtener placer, en esos juegos le llama la atención el que buscan representar por lo común más lo doloroso de la ida de su madre que el dominio (posible en el juego) sobre su vuelta; de los sueños producidos en las llamadas neurosis traumáticas, en los que se repiten obsesivamente el mismo hecho traumático y su angustia concomitante contradiciendo obviamente al placer de haberse salvado; de las tendencias casi irreversibles de ciertos pacientes en su vida a repetir hechos traumáticos; también en la oposición franca de muchos personas de salir de un lugar de sufrimiento pese a conseguirse en el tratamiento abrir una puerta para ello, y otros más, e influenciado probablemente por el intento de explicarse también hechos repetitivos terribles de la humanidad (las guerras, por ejemplo, había terminado hacía muy poco la primera guerra mundial), Freud pensó que a la base teórica con la que hasta ahora se manejaba había que agregarle elementos. Había algún principio de la conducta humana que era anterior al del placer y que iba más allá de él y que demasiadas veces lo superaba. BAJAR EL TEXTO COMPLETO con clic en Bajar Archivo en el pez.
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