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Escritura y vida en los textos de Julio Cortázar/U

8/4/2008 De interes
El señalamiento de una tensión entre escritura y vida en Julio Cortázar es un lugar común compartido por la crítica literaria, la historia de la literatura y las diversas formas del periodismo cultural, que más allá de los matices considerados en cada oportunidad, aparece como una evidencia incontrovertible...
Por:   Ferro Roberto
 
Escritura y vida en los textos de Julio Cortázar/Un modelo para desarmar Roberto Ferro A François Delprat I – Algunas reglas del juego El señalamiento de una tensión entre escritura y vida en Julio Cortázar es un lugar común compartido por la crítica literaria, la historia de la literatura y las diversas formas del periodismo cultural, que más allá de los matices considerados en cada oportunidad, aparece como una evidencia incontrovertible; los fundamentos que la avalan parten de una certeza asentada en la garantía que otorga la nitidez con que se advierten notables diferencias entre los imperativos que articularon el campo de su poética literaria, por una parte, y los imperativos que fueron constituyendo su postura social y política, por otra. Esa oposición, frecuentemente, conduce a un coágulo cerrado sin modulaciones ni variantes significativas sobre el que se insiste como si fuera una verdad revelada. La especulación sobre la que se asienta mi trabajo tiene por objeto el cuestionamiento del modelo subyacente a esa certeza, que concibe los términos escritura y vida en Julio Cortázar como meras posiciones en contraste mutuo y mutua determinación, generando una parálisis que deviene en la formulación de estereotipos que tienen una amplia aceptación en los diferentes discursos que abordan su obra. En la lectura crítica de la masa de textos producida por Julio Cortázar, sobre la que se asentarán las significaciones expuestas, tiene como movimiento inicial la puesta en cuestión de los modos de constitución de ese corpus; ante todo, el presupuesto teórico de que el nombre del autor funciona como índice de una relación de atribución que no participa de la lógica lineal de la determinación, sino que es el resultado de un dispositivo en el que se traman un conjunto de operaciones discursivas de gran complejidad, en el caso de Julio Cortázar exige un relevamiento específico. En la actualidad, su obra aparece como un conjunto en continua ampliación. A los textos editados durante su vida, se han ido agregando otros aparecidos después de su muerte, entre los que se registran considerables diferencias; Cortázar ha dejado testimonio de sus intentos de publicación de algunos de ellos, como las novelas El examen y Divertimento, aunque por distintas razones luego decidió mantenerlos inéditos; en cambio, otros, como los cuentos reunidos bajo el nombre de La otra orilla, los consideraba ejercicios fallidos. A los textos literarios, se sumó la edición, en 1999, de tres tomos de su correspondencia, seleccionada por su primera esposa, Aurora Bernárdez; mientras tanto siguen apareciendo cartas no incluidas en esa compilación y nuevas entrevistas que, por los más diversos motivos, se mantenían inéditas. Finalmente, la editorial Círculo de Lectores-Galaxia Gutemberg ha publicado en marzo del 2004 el primero de los nueve volúmenes de más de mil páginas cada uno de sus “nuevas” Obras Completas, que incluyen textos hasta ahora desconocidos, entre los que figura uno escrito por Cortázar a los doce años; además, en el volumen dedicado a su correspondencia se agregan una gran cantidad de cartas inéditas y en otro se recogen sus mejores entrevistas. De lo que es posible inferir que cuando se aborda el estudio de la obra de Julio Cortázar, el nombre de autor apunta a un referente que desbarata cualquier posibilidad de concebir un cierto estatuto de identidad uniforme. Hay suficientes indicios para considerar que las instancias de enunciación aparecen diversificadas al menos en dos constelaciones; un primer conjunto que comprende todos los textos que publicó en vida, en el que la heterogeneidad enunciativa opera sobre el principio constituido en torno de la voluntad del escritor para hacer circular su obra; y un segundo conjunto en el que la posición enunciativa es compartida por aquellos que en tanto herederos o albaceas disponen de los textos inéditos amparados en la delegación testamentaria de la propiedad intelectual de los mismos. El dispositivo de atribución de los textos a un nombre propio que los reúne y los identifica se funda tanto en una operación crítica como en una maniobra trascendental. El componente trascendental y teológico, que inviste al nombre Julio Cortázar para otorgar unidad a sus textos, supone la elaboración de un relato que diseña un recorrido que reformula la diversidad reduciéndola a una uniformidad progresiva; por lo tanto, ese relato es un aspecto medular para la reconsideración de la relaciones entre escritura y vida. ... CONTINUA POR FAVOR BAJAR EL TEXTO COMPLETO.
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