Reseña de Hasta Dios en camello de Mariel Pardo

El segundo libro de cuentos de Mariel Pardo está formado por nueve partidas y un retorno, diez viajes que algún argentino hace por fuera de su tierra y de sus prejuicios. Y Diez es un número clave cuando nos damos cuenta que el Dios del título es el Diez, Diego, Maradona. 

Cada una de las historias visita una ciudad del mundo, Moscú, París, Doha, Londres, Río de Janeiro, Dubai, Roma, San Petersburgo, San Francisco, Buenos Aires, y la abre al lector a través de personajes que salen a la búsqueda de algo que finalmente no encuentran.

El viaje, horizonte mágico del siglo XIX, que prometía la aventura, lo desconocido, la resolución de todas las incógnitas, el encontrar al otro y al sí mismo; en los cuentos de Hasta Dios en camello se resuelve en un encontrar nada, y es el lector también el que queda desasosegado por el resultado, siente la desilusión de la promesa que no fue. Pero como en todo viaje, lo más importante no es llegar al destino, sino narrar la travesía. 

 Ya desde su libro El Felpudo y otros cuentos, los relatos de Pardo narran una cotidianidad asaltada por un tinte inquietante que, sin embargo, nunca resulta para el lector completamente ajeno o extraño. En la credulidad inocente de “La hija del soviet”, en la culpa infantil de “Arrullo de nana”, en la sensualidad resentida de la protagonista de “O amor mais grande”, se encuentra la potencia de alcanzar al lector en aspectos en los que se puede reconocer a sí mismo (incluso en facetas de su psiquis que le daría vergüenza confesar).

En “Hasta Dios en camello”, las ciudades también protagonizan las historias. Se nombran sus calles y sus puentes, sus cafés y sus rarezas, a veces desde la mirada alucinada del latinoamericano -un poco a la manera de Los doce cuentos peregrinos de G.G. Marquez, especie de exilios momentáneos-. Y mientras los personajes decaen hacia el confín de su viaje, las ciudades que los hospedan como visitantes casuales e inesperados, muestran otra declinación: los submundos que las pueblan. Ciudades de Deriva.

En cada relato, las urbes, como los personajes, comienzan a ser asaltadas por algún componente desestabilizador o decepcionante. La comida de Río es insípida, el londinense es artificioso, los ex agentes soviéticos duermen entregados a la desdicha en un museo zarista. No deja Pardo de representar en sus cuentos una argentinidad emblemática, que llena a sus personajes de prejuicios clasemedistas. El viaje del argentino (una mitología para Barthes) fantasea turistas que se pierden en el anonimato extranjero y dejando de ser ellos mismos se convierten en cualquier Otro. Redimirse: eso es lo que habilita un viaje.

Pero para una literatura que está acostumbrada a la metáfora del viaje interior en el viaje físico, en estos cuentos, el viaje exterior es desproporcionado frente al viaje interno. La travesía de los cuerpos es larga y exótica, mientras que la interna, en ese mismo movimiento, se trunca y se imposibilita. Como se narra en “Hasta Dios en camello”, donde la protagonista abandona en Dubai la posibilidad de un nuevo comienzo a cambio de quedarse apopléjica frente “al Diego”, los viajes íntimos de los personajes se quedan sin palabras, bruscamente detenidos, interruptus. Ellos egresan a una cotidianidad insalvable y opresiva, y el lector, que se inflamó en la itinerario, se queda manoteando en el aire vacío en busca de aprehender un sentido.

Si el anterior libro de Pardo mostraba una crueldad cotidiana, en estas crónicas, los personajes huyen de la cotidianidad y extienden sus alas hacia un exotismo impermeable que no los recibe, y la posibilidad de lo distinto declina en la palabra común (-andá, mami, andá.) y los símbolos reconocibles (Carlos Gardel paseando por Dubai). No hay más allá de uno mismo, parecen decir las historias. O en todo caso, ese más allá no involucra a la escritura de Pardo que apenas parece esperanzarse, se cierra y abandona la sugerencia de que algo puede ser mejor.

Viaje iniciático, viaje mítico, viaje al infierno, viaje onírico, viaje interno. Los personajes transitan, van, salen al mundo en busca de gente, de sí mismos, pero el final del viaje nunca es apaciguador. Si el viaje es la vida del hombre, su fin nunca es apaciguador; lo que se encuentra al final, lo que se salió a buscar, es lo que no debería encontrarse nunca. Tal aquellos versos de Kavafis: cuando emprendas tu viaje a Ítaca, pide que el camino sea largo.

 

    Nació en Adrogué, en la zona sur del conurbano bonaerense, en 1984 y fue donde escribió por primera vez en una revista, el pasquín literario Mitin, de producción independiente. Más adelante empezó a publicar algunos textos en su blog, http://fragmentosdecosasincompletasdehecho.blogspot.com.ar/, y luego también en http://juliamilanese.wordpress.com/ donde actualmente sube sus artículos. Está terminando la carrera de Letras en la UBA y es colaboradora en la revista de viajes, Roomin.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

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