Electrónica de Enzo Maqueira

No creo en la eterna adolescencia. Ni en la vida ni en la música. El que se escuda ahí es porque se resiste a crecer.

 

[Juan Carlos Baglietto]

 

La novela se caracteriza por la compleja narración que combina la primera y la segunda persona para retratar la experiencia íntima y fragmentada de su protagonista, La profesora que se enamora del alumno adolescente. Este vínculo, más allá de ser una relación truncada, simboliza el cierre de una prolongada adolescencia propia de una generación de clase media argentina educada en los años 90. 

La novela es, en esencia, un testimonio fiel del espíritu de época, con su mezcla de desencanto, búsqueda de la felicidad y confrontación con la realidad cuando la adolescencia se agota y se debe afrontar la vida adulta; como resistencia, la protagonista se recrea en los excesos, insiste en volver a la despreocupación y sacudirse las cavilaciones que impone el cambio en las responsabilidades cuando mirarse por dentro no era mayor problema pretendiendo neutralizar el desencanto.

El relato alterna entre una voz en primera persona, confesional e introspectiva, y narración en segunda persona, que funciona como un observador externo que a la vez sumerge al lector en la mente de la protagonista. Esta combinación crea un doble enfoque que intensifica la inmersión emocional y refleja la fragmentación interna y la confusión de La profesora, innominada, como si no importara la personalización, sino el rol que fija la permanente inconducta, la profesora y el alumno.

El narrador se oculta, se desliza entre juicios y observaciones, se vincula emocionalmente con la protagonista lo que crea una tensión entre objetividad y subjetividad que potencia la atmósfera paranoica.

La modalidad narrativa articula la tensión entre vigilancia y descontrol emocional, entre la mirada ajena y la voz íntima. La narración en segunda persona cambia la focalización lo que abre una visión desde el afuera, mientras que la primera persona abre una vía hacia la complicidad y la empatía del lector.

Con un discurso indirecto libre se insertan pensamientos y reflexiones del personaje sin romper la fluidez narrativa. Esto permite una exploración íntima del mundo interior de la protagonista sin explicaciones explícitas, la combinatoria de registros que alterna entre lo coloquial, lo filosófico, lo sociológico y lo poético se refleja el caos emocional y cultural de los años noventa, sin caer en el cliché generacional.

Este recurso evocativo y disruptivo tiene antecedentes en la literatura, como en Aura de Carlos Fuentes, que con el uso de la segunda persona genera una conexión íntima y urgente con el lector, estrategia de inmersión: "Tú entras en la casa oscura...", funciona como un hechizo narrativo: el lector es absorbido por la atmósfera gótica y por la identidad del protagonista, que se desdibuja en un juego de espejos entre Aura y Consuelo como La profesora adolescente y la actual o la confirmación del relato entre la narración en primera y la segunda persona no es solo estilística: es una forma de violencia narrativa, que obliga a asumir el conflicto.

El espacio en que se mueve La profesora parece derivar, pero en realidad se cierra: departamentos, boliches, aulas, chats. Cada uno representa una faceta del deseo, la alienación o el vacío. No hay refugio, solo tránsito; el espacio como metáfora del estado mental; como laberinto interior que instala la idea de colapso emocional.

La segunda persona potencia la tensión narrativa y la implicación afectiva, conduciendo a una inmersión que difiere de la tradicional primera o segunda persona que orienta el proyecto narrativo hacia una relectura crítica de la modernidad, con una mirada sociológica sobre el deseo, la clase media y la cultura rave; obliga al lector a asumir los reproches, a encarnar el personaje y a ser parte del conflicto que incómoda.

Se retrata el entorno de la clase media argentina post menemista, sin nostalgia ni idealización. Las referencias a MTV, Internet, fiestas electrónicas y consumo de drogas no son decorativas, sino estructurales.

En Electrónica, esta técnica se complejiza con la representación de una protagonista que fluctúa en un caos mental y comportamientos que rozan lo peligroso. Esta inestabilidad subraya su desesperada búsqueda de juventud y cercanía con alguien inalcanzable, consciente de la imposibilidad de ese deseo; sufre el mal de los cambios de edad, que es cuando se dice “épocas”, formar parte de algún período de “época”: Menem, la computadora, el psicoanálisis y la inadecuada relación con el psicoanalista.

La novela explora la ilusión, el paso del tiempo y la autoflagelación emocional mediante la alternancia narrativa y la fragmentación de la voz.

Maqueira incorpora en su lenguaje influencias diversas, desde la cultura digital y el chat hasta discursos contemporáneos sobre coaching emocional y sexología; crea un estilo que oscila entre lo lírico y lo brutal; mixtura que refuerza la sensación de estrías y multiplicidad en la voz narrativa, mientras exhibe la crítica social hacia estratos de la clase media argentina, expresada desde una intimidad profunda y psicológicamente intrincada.

La novela no solo desafía los límites convencionales de la narración, sino que propone una manera de explorar desde adentro el doloroso abismo del deseo no correspondido y la fractura personal. La sofisticada técnica narrativa resulta particularmente adecuada para reflejar estados mentales quebrantados y la tentativa fallida de reconexión personal en un contexto de desasosiego y búsqueda desesperada.

Electrónica es un ejemplo contemporáneo destacado de cómo la combinación de voces narrativas puede construir una experiencia literaria emocionalmente potente y compleja, manteniendo al lector en un estado de ambivalencia, invitándolo a identificarse y sufrir con la protagonista, sus contradicciones y búsquedas imposibles, fruto de una época marcada por transiciones sociales e históricas vividas intensamente por la generación de los noventa en Argentina; una radiografía de cierto sector social y generacional en la que resalta la singularidad del narrador escindido, la alternancia narrativa que dará más de una sorpresa y resignificación.

Más allá de los procedimientos narrativos, Electrónica se impone como una experiencia de lectura que desestabiliza al sujeto lector, lo obliga a habitar zonas incómodas de la memoria y el deseo, y lo confronta con una época que no ha terminado de metabolizarse. La novela no solo narra, interroga, tensiona y transforma. Tal vez ahí resida su potencia más interesante.

Según la perspectiva de Paul Ricoeur, Electrónica  sería una forma de “refiguración” del tiempo vivido; el relato no reconstruye la historia sino que la reconfigura en clave ética, desplazando la cronología hacia una temporalidad afectiva. El texto simboliza la noción barthesiana de “escritura como campo de fuerzas”, el lenguaje no representa, actúa, fractura, expone. En la tensión entre memoria, deseo y lenguaje, la novela no busca cerrar sentidos, sino abrir fisuras.

En clave de Judith Butler la identidad no es una esencia sino un efecto reiterado de prácticas discursivas. Electrónica no representa subjetividades fragmentadas, las produce, las interrumpe y las vuelve a articular en un espacio textual donde el género, el cuerpo y la voz se desmarcan de estabilidad. El texto no afirma identidades, las ensaya, el lector se implica como parte de la escena performativa, interpelado por lo que lee y por cómo lo lee.

La novela funciona como archivo afectivo, en el sentido que propone Ann Cvetkovich, donde el trauma no se conserva como documento sino como experiencia encarnada. Electrónica no archiva el pasado: lo reactiva, lo distorsiona, lo hace vibrar en el presente. En ese gesto, la escritura se vuelve poshumana, no porque renuncie al cuerpo, sino porque lo reconfigura como interfaz entre lo biográfico, lo tecnológico y lo político.

Enzo Maqueira no se limita a contar una historia, la convierte en acto. Y ese acto, como diría Butler, no es una copia de un original perdido, sino una iteración que transforma el marco mismo de lo posible. Electrónica no busca representar el mundo, lo reprograma.

Esta novela porta también una prosapia interesante: hay pocos escritores masculinos, latinoamericanos, que hayan utilizado una narradora protagonista femenina, en esta pléyade se puede colocar esta novela; el logro es haberse introducido en la piel, voz y sentimientos con notable sensibilidad femenina de la protagonista y la narradora; los pocos textos memorables en este sentido son: Tomás Eloy Martínez, Argentina, Santa Evita, reconstrucción literaria del mito de Evita, centrada en el destino de su cuerpo embalsamado. La protagonista es tratada como símbolo, cuerpo político y enigma narrativo; narradora Evita por fragmentos.

Manuel Puig, Argentina, Boquitas pintadas, da voz a mujeres que reconstruyen la historia de un hombre muerto. La protagonista femenina emerge a través de cartas, diarios y chismes, con una mirada crítica al amor romántico.

Fernando del Paso, México, Noticias del Imperio. Carlota de Bélgica, ya anciana y delirante, reconstruye el imperio de Maximiliano en México. Del Paso le da una voz poderosa, lírica y trágica. Monólogo delirante de la emperatriz.

José Mármol, Argentina, Amalia, ficción política, romántica. Modelo de heroína liberal en tiempos de Rosas.

Rómulo Gallegos, Venezuela, Doña Bárbara, personaje femenino icónico que representa una mujer dura, indomable; símbolo del paisaje y la sociedad llanera.

Andrés Caicedo, Colombia, ¡Que viva la musica!,Rosario Wurlitzer, también conocida como la Mona, protagonista que narra su propia historia, una adolescente de la alta sociedad caleña que se sumerge en el mundo de la rumba, la música y las drogas, transformando su vida. Es una adolescente rubia de buena familia que deja su vida para buscar experiencias más intensas en la noche caleña, se le llama Rosario Wurlitzer por la canción que la dio a conocer.

Enzo Maqueira, Argentina, Electrónica. La profesora, enamorada de un alumno.

 





Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

    Ana Abregú, escritora, con formación en ingeniería electrónica trabaja como SEO posicionamiento y Community Manager, ha publicado novelas, poemarios, relatos, ensayos y crítica literaria. Editora y redactora de la revista Metaliteratura. (http://www.metaliteratura.com.ar), shop de libros editados: http://shop.metaliteratura.com.ar. Obras: SO( Crónicas Octubre 2024 –diciembre 2024), crónicas, enero 2025; INTRꜴVERSIÓN, poemario, enero 2025; Novela en curso, ensayos, enero 2025; Terrorrisa, ensayos, enero 2025; Borges comentado, ensayo, crítica, enero 2025; Ante (Crónicas, septiembre 2023 – diciembre 2023), crónicas, Enero 2025; Tiples (Relatos, enero2025); Viceversa (Crónicas, Enero 2024 – Septiembre 2024), enero 2025;Didascalias , (Artículos dramaturgia julio 2024); Bitácora de escrituras, Recursos literarios, 2024, U (Crónicas junio 2023 – agosto 2023), crónicas, 2024; E (Crónicas enero 2023 – mayo 2023), crónicas, 2024; Ulises en su laberinto, ensayos, junio 2024; Las razones de la sal, novela, enero 2024; Venablos, poemario, 2023; A (Crónicas, agosto 2022, diciembre 2022), 2023; Errancias del ayés, relatos, 2023; Conversaciones con Žižek, relatos, 2023; Blogs para el posicionamiento, SEO posicionamiento, informática, 2022; O (crónicas 2022 – agosto 2022), 2022; Ignitos, relatos, 2022; Y (Crónicas, abril 2020 - febrero 2022), 2022; Teorema de la Lengua, poemario, 2022; Pentimentos. novela, 2022; Supay, novela, 2021; El Pallo Gelao, humor gráfico, 2021; Pareidolia, crítica literaria, 2021, Antí(eu)fon(í)as, poemario, 2021; Textorios, ensayos, 2021; Cíngulos, ensayos, 2021; Descontextos, ensayos, 2021; La mujer fingida, novela, 2020; Atrave(r)sar, poemario. 2020; Dédalo. novela. 2020; Ex criaturas. microrrelato, 2020; Señales del tacto, novela. 2020; Mover el punto, novela. 2019; El espejo deshabitado, novela. 2019; Paranoxia Dalí, novela, 2018; Adelaida Sharp en tu tiempo, novela, 2017. Se consiguen en Amazon.

DESTACADOS

Almas de Griselda Gambaro por Ana Abregú

Soy una multitud. Cuando pienso o siento, ignoro quién piensa o siente.

 

[Fernando Pessoa].

 

Almas presenta  un intenso monólogo en el que la protagonista, Marion, entabla un diálogo consigo misma.

Marion ejecuta una impresionante transmutación al encarnar alternadamente voces que son un diálogo consigo misma; una forma de neutralizar la decepción que le produce las contradicciones de su realidad; logrado con una actuación de gran complejidad y profundidad. 

PERSONAJES

Electrónica de Enzo Maqueira

No creo en la eterna adolescencia. Ni en la vida ni en la música. El que se escuda ahí es porque se resiste a crecer.

 

[Juan Carlos Baglietto]

 

La novela se caracteriza por la compleja narración que combina la primera y la segunda persona para retratar la experiencia íntima y fragmentada de su protagonista, La profesora que se enamora del alumno adolescente. Este vínculo, más allá de ser una relación truncada, simboliza el cierre de una prolongada adolescencia propia de una generación de clase media argentina educada en los años 90. 

DRAMATURGIA

Almas de Griselda Gambaro por Ana Abregú

Soy una multitud. Cuando pienso o siento, ignoro quién piensa o siente.

 

[Fernando Pessoa].

 

Almas presenta  un intenso monólogo en el que la protagonista, Marion, entabla un diálogo consigo misma.

Marion ejecuta una impresionante transmutación al encarnar alternadamente voces que son un diálogo consigo misma; una forma de neutralizar la decepción que le produce las contradicciones de su realidad; logrado con una actuación de gran complejidad y profundidad. 

Dichas y desdichas del juego y devoción por la virgen por Ana Abregú

El teatro es un espejo que pone delante de los hombres a la realidad, con todas sus grandezas y sus miserias

[Lope de Vega]

 

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

[Williams Shakespeare].

 

Comedia alegórica con estructura del Siglo de oro español, y conexiones con el universo shakespereano. Comedia aurisecular escrita por Ángela de Azevedo, con la adaptación de Julieta Soria. En esta obra, el escenario se convierte en un tablero de juego donde el Demonio y la Virgen juegan con el futuro, simbolizando una batalla entre ambas fuerzas sobre el destino y la fe. La representación incluye elementos de juego y conflicto entre figuras religiosas, combinando temas de azar, fe y amor en la trama. También en contacto con El pleito del Demonio con la Virgen, de diversos autores, siendo la más común atribución a Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), importante dramaturgo del Siglo de Oro español.

 

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

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