El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

Un pirata (Tomás Daumas) presenta la obra, generando expectativas a la manera del relato del asombro y utilizando un lenguaje exclamativo característico del género circense.

Alina (Florencia Mazza), actriz en un espectáculo grotesco, con elementos del Burlesque, imita a Marilyn Monroe, “Marilyn de Munro” compañía teatral Chicha gratinada,  con música de Rafaella Carrá, lo que amplifica la dimensión festiva y nostálgica mediante una hibridación entre música popular y discurso teatral que genera un espacio de fantasía sexual que opera a través de referencias icónicas.

En el próximo cuadro, el Grincho (Andrés Terigi), mira en un TV donde se relata el viaje de Papá Noel por el mundo, un evento creado por el servicio NORAD de EEUU, referencia que podría ubicar el relato en ciertos años, a lo que contribuye el TV de tubo, aunque la mención de un celular e incluso guiños a una publicidad de la actualidad serán muecas para postular la obra en una atemporalidad vigente.

Alina ingresa a la casa de Grincho con la intención de invitarlo a pasar la noche del 24 en familia. 

A lo largo de la obra se articulan marcas estéticas que oscilan entre el realismo reflexivo y el absurdismo, desplegándose en niveles discursivos en torno al consumismo navideño, la saturación del concepto de “felicidad” y la dicotomía entre los personajes El Grincho –el “Grich”– y Papá Noel; funcionan como arquetipos y máscaras que profundizan la distorsión de la identidad: ninguno revela su verdadero nombre. Ambos han reemplazado a la persona real por un rol. Alina, confesándose con su hermano, el Grincho, admite no conocer el nombre real de Noel, asumiendo que su hermano sí lo sabe, él mismo en el proceso de des-nominación, en conversión hacia alegoría; lo que importa es el amor, no los nombres propios; la desconexión con el nombre real, que en Grincho y Noel con hechos que encarnan, en Alina es una herramienta.  Mientras, nos estaremos enterando de la vida de cada uno y las circunstancias del presente.

Pequeños gestos y guiños refuerzan el juego irónico y el contexto social; hay una audaz elección de personajes, a los que se define como “importados” de culturas extranjeras que reflejan las ambigüedades de los mensajes transmitidos; entre lenguaje y ambiente hay también un hilo discursivo, por momentos contradictorios. La escenografía, un ambiente de personaje emergente que vive detrás de un basural con bolsas de restos, cajones y todo tipo de desperdicios de marcas de gaseosa, cervezas, latas, etc., notable composición que remite a lo utilitario en función del mensaje, más que a la utilería en función de la puesta.

La inclusión del tango “Adiós Nonino” de Astor Piazzolla aporta un anclaje en la memoria cultural y a la identidad nacional argentina. Este tango, emblemático del sentir social y de la melancolía colectiva, establece un contrapunto potente frente a la ironía y el sarcasmo presentes entre otras alegorías de la obra.

El Grincho encarna el rechazo y la crítica cínica hacia la Navidad consumista de la que no quiere participar, mientras que Papá Noel representa literalmente al vendedor disfrazado y mito capitalista. Esta dualidad continúa la tensión iniciada con la máscara, mostrando un ideal navideño imposible de alcanzar, desplazado el sentido de reunión familiar, donde el verdadero protagonista es el comportamiento familiar que detona la particular fecha.

Marginal y cínico, Grincho refleja tanto el desencanto social como el agotamiento ante rituales consumistas, y puede compararse con la complejidad de antihéroes para quienes lo social e individual se encuentran entrelazados en una interrogación constante de la realidad.

La puesta en escena enfatiza la interacción con un espectador activo, invitándolo a reflexionar sobre la complicidad y las contradicciones dentro del sistema social y cultural vigente.

El estilo combina elementos grotescos y humor ácido con el uso de gags, moviéndose entre el teatro del absurdo y un realismo crítico-reflexivo. La dramaturgia se apoya en la memoria social y colectiva, elaborando discursos desde los márgenes y explorando la identidad social en heridas abiertas, especialmente aquellas originadas en la niñez, personificadas en Grincho y Noel como insignias.

La figura del pirata que recibe al público establece un marco de carnavalidad y juego crítico, que luego se despliega en la dinámica entre Grincho y Noel, quienes cuestionan la autenticidad y la hipocresía detrás de la celebración navideña. Los disfraces funcionan no solo como atuendos, sino como vehículos para explorar antagonismos sociales y personales: la tensión entre rebelión y complicidad, verdad y mentira, roles familiares y sociales.

Estos personajes y elementos musicales, aunque dispares en apariencia, conforman un tejido simbólico que articula memoria histórica, cultura popular y crítica social, aportando a un teatro consciente de su potencial epistemológico para cuestionar las ideologías dominantes y fomentar la reflexión colectiva desde una perspectiva lúdica pero contundente.

La escenografía, a través de la producción de elementos visuales, refleja un estado de emergencia. Las paredes exhiben grafitis destacados, entre ellos el mensaje reconocible “todo preso es político”, o el símbolo clásico del anarquismo, la A rodeada de un círculo y otros de la cultura de emoticones. Los objetos sugieren la figura de un acumulador; revela abandono o deserción voluntaria, como si tratara de una transformación hacia una nueva identidad, “eso”, verde, fuera del género humano.

La inclusión de la “o” en Grincho (Andrés Terigi) indica una voluntad de desclasificación respecto al referente conocido, mostrando que no trata de un disfraz, sino de una piel, un estado de ser.

Destacan los actores por la dinámica corporal y la ductilidad de Alina (Florencia Mazza) en los diferentes roles, también el pasaje constructivo del imaginario posible en donde el juego de luces toma protagonismo; interesantes elecciones entre diferentes cortes de planos y re versiones del relato en sintonía con ruptura de la cuarta pared.

El 24 a la noche, se presenta como una propuesta teatral sobre una experiencia artística que desafía con inteligencia el uso de  personajes ajenos a nuestra cultura convirtiéndolos en propios. Con una puesta en escena que combina con maestría la crítica social, el humor ácido y una carga emotiva, la obra invita a reflexionar sobre contradicciones, no solo de momentos festivos  particulares sino también de los discursos auto infringidos.

Lejos de ofrecer respuestas fáciles, la pieza estimula la autoconciencia con desparpajo y elementos que abreva en diferentes modelos de humor, el gag, el posmodernismo, el movie, el circense, el burlesque; representación de la compleja relación entre rebelión y complicidad dentro de los rituales sociales contemporáneos.

La obra invita a sumergirse en un viaje que, más allá de la crítica, celebra el potencial del arte para cuestionar, conmover y transformar. Una oportunidad para reencontrarse con el teatro en su función vital: la de ser espejo, interrogante y un espacio para el encuentro colectivo y la reflexión de forma entretenida y por momentos burla del humor mismo.

 

Dramaturgia: Andrés Terigi.

Asistencia de dirección: Ana Laura Castañiza.

Elenco: Andrés Terigi, Tomás Daumas, Florencia Mazza.

Escenografía y vestuario: Laura Spampinato, Lucía Pedroarias.

Coreografía: Florencia Mazza

Realización de Vestuario: Laura Spampinato, Lucía Pedroarias, May Zanone y Sebastián González.

Realización props: Laura Spampinato y Lucía Pedroarias.

Producción: Juguete Rabioso.

Prensa: Alexis Mazzitelli.

Fotos: Martín Dichiera.

Diseño Gráfico: Ana Laura Califa.

Dirección: Clara Charrúa

 

AREA 623
Pasco 623 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Web: http://www.area623.com.ar
Entrada: $ 15.000,00 - Domingo - 20:00 hs - Hasta el 31/08/2025




Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

    Ana Abregú, escritora, con formación en ingeniería electrónica trabaja como SEO posicionamiento y Community Manager, ha publicado novelas, poemarios, relatos, ensayos y crítica literaria. Editora y redactora de la revista Metaliteratura. (http://www.metaliteratura.com.ar), shop de libros editados: http://shop.metaliteratura.com.ar. Obras: SO( Crónicas Octubre 2024 –diciembre 2024), crónicas, enero 2025; INTRꜴVERSIÓN, poemario, enero 2025; Novela en curso, ensayos, enero 2025; Terrorrisa, ensayos, enero 2025; Borges comentado, ensayo, crítica, enero 2025; Ante (Crónicas, septiembre 2023 – diciembre 2023), crónicas, Enero 2025; Tiples (Relatos, enero2025); Viceversa (Crónicas, Enero 2024 – Septiembre 2024), enero 2025;Didascalias , (Artículos dramaturgia julio 2024); Bitácora de escrituras, Recursos literarios, 2024, U (Crónicas junio 2023 – agosto 2023), crónicas, 2024; E (Crónicas enero 2023 – mayo 2023), crónicas, 2024; Ulises en su laberinto, ensayos, junio 2024; Las razones de la sal, novela, enero 2024; Venablos, poemario, 2023; A (Crónicas, agosto 2022, diciembre 2022), 2023; Errancias del ayés, relatos, 2023; Conversaciones con Žižek, relatos, 2023; Blogs para el posicionamiento, SEO posicionamiento, informática, 2022; O (crónicas 2022 – agosto 2022), 2022; Ignitos, relatos, 2022; Y (Crónicas, abril 2020 - febrero 2022), 2022; Teorema de la Lengua, poemario, 2022; Pentimentos. novela, 2022; Supay, novela, 2021; El Pallo Gelao, humor gráfico, 2021; Pareidolia, crítica literaria, 2021, Antí(eu)fon(í)as, poemario, 2021; Textorios, ensayos, 2021; Cíngulos, ensayos, 2021; Descontextos, ensayos, 2021; La mujer fingida, novela, 2020; Atrave(r)sar, poemario. 2020; Dédalo. novela. 2020; Ex criaturas. microrrelato, 2020; Señales del tacto, novela. 2020; Mover el punto, novela. 2019; El espejo deshabitado, novela. 2019; Paranoxia Dalí, novela, 2018; Adelaida Sharp en tu tiempo, novela, 2017. Se consiguen en Amazon.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Florecidos miles de estallidos

Sergio Ojeda Barías, Berlín. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.

[Un libro de Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) es un acontecimiento en este siglo. De Pedazo de mundo (2000) a Tardanza del fuego (2007), Berlin es un libro introspectivo, para celebrar, para transitar entre los poemarios escritos reescribiéndolos. Este poeta chileno crea campos magnéticos en que las palabras vibran y los cuerpos también. Berlin es un libro de la esperanza, de una vida por delante, de una obra como horizonte].

La primera vez que tuve noticias de Sergio Ojeda Barías fue en 2016. Eran mis años de la avidez literaria, tenía varios cuadernos de proyectos de poemas, no conocía a nadie que publicara ni que enloqueciera con la literatura. MAGO Editores publicitaba unos talleres de poesía semanales impartidos por el referido. No recuerdo exactamente el día, pero después de la oficina, tenía esa reunión de poesía, un ese espacio vista Pio Nono (la vereda desde la que estuve mirando por más de un lustro), Piso Diez, como la altura en la que se desarrollaba, fue el nombre que Max González le dio al taller. Recuerdo a otros talleristas, Cristian y Francisco. Nunca más los volví a ver: uno parecía un buen lector de poesía y literatura chilena y el otro trabajaba como captador de clientes en una ISAPRE. Yo había tenido la experiencia de talleres en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), pero estaba lejos de una voz poética (¿lo sigo estando?).

 

 

DRAMATURGIA

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

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