ARTÍCULOS

La luna levógira por Ana Abregú

La luna orbita la Tierra en dirección prograda –de oeste a este–, lo que desde la Tierra se percibe como un movimiento hacia la derecha a lo largo de la noche. Para el que está observándola desde el Norte, más Norte, el polo norte, la verá girar hacia la izquierda –en sentido antihorario–; según el punto de vista, la luna es levógira.

La rotación de la Luna sobre su propio eje, que también es de oeste a este, igual que su órbita, que sigue a la tierra), nuevamente, situado por encima del polo norte lunar  la rotación de la Luna sobre su eje se vería en sentido antihorario.

Desde el norte, todo se ve levógiro. ¿Acaso es cuestión de geografía las tendencias a ver izquierdas en otros?, ¿será casual que el norte ve la izquierda por el punto de vista?

En una propuesta anterior, a raíz de un planteo de alguien en las redes, sostuvo que Noroc, una herramienta crítica literaria tendía a puntos de vista de izquierda. El artículo puede leerse en la revista Metaliteratura, con el título La inercia ideológica.

Ahora la cuestión cuál es la trayectoria entre Romanticismo y política, entendiéndose por la misma dicotomía, izquierda, derecha.

La Inercia Ideológica, sesgos Inevitables

En relación a la incorporación de la herramienta a la que denomino Noroc (se ha instalado en la revista Metaliteratura), que efectúa comentarios en el rol de crítico literario, un usuario me hizo el comentario sobre que notaba un sesgo de izquierda en la visión de la herramienta.

Mi criterio al respecto es que la historia del pensamiento desde el modernismo, nos ha heredado, precisamente, esa inclinación, pero he querido confirmarlo, tomé las imágenes que circulan por redes sobre los grandes del pensamiento que supuestamente son referentes literarios y moldearon la historia del pensamiento e indudable influencia tanto en la filosofía como la literatura y tanto en escritores como artes en general.

Libertella y yo: encuentro de parroquianos en la Plaza Rivadavia

No soy una experta en la obra de Libertella. Soy, sí, una persona obsesionada con Libertella; atravesada por él.
Hace una década, mientras cursaba una materia de la Maestría en Estudios Literarios de UNTREF, un profesor nos dio para leer El árbol de Saussure. Una utopía. El texto se me escurría. Ahí, en el ghetto, las palabras no se quedaban quietas. La literatura de Libertella tenía derivas, movimiento; me perdía en esa escritura fuera de sí que desandaba la lengua, que trazaba un camino y lo desplazaba en el mientras tanto. Me iba del libro a otros textos, a imágenes, a la música; y siempre volvía. Quería hacer algo con El árbol pero aún no sabía qué. Había en esas páginas un hermetismo expansivo, una multiplicidad de sentidos que evidenciaba las arborescencias que la literatura es capaz de convocar cuando todo parece cerrarse. 

che, Nelly, volveremos y seremos millones

“che, Nelly, “volveremos y seremos millones”. Una lectura de “Fiesta del monstruo” borgeano a partir de “Evita vive” de Néstor Perlongher.

César Butera

 

Cuando Borges y Bioy Casares ponen en circulación de modo clandestino “La fiesta del monstruo” (1947), sin aparente intención, sitúan a la única mujer que aparece en el relato en un rol de oyente: “che, Nelly (…)”. Casi veinticinco años después, los tres relatos que componen “Evita vive” (1975) de Néstor Perlongher pueden pensarse como una corroboración del vaticinio peyorativo de ‘La fiesta’[1] mientras la función de la de ser ‘toda oídos’ aparece transformada bajo otro sujeto político y colectivo.



[1] En lo sucesivo señalaremos con las siglas FM el nombre del relato “La fiesta del monstruo”.

 

Borges y Concepción Guerrero (1922-1929?) Entre el amor y la melancolía

Carlos García*

“Para mi novia, Concepción Guerrero”

Fervor de Buenos Aires

 

Es una aciaga costumbre de muchos seguidores de Borges interesarse más en su vida privada que en su literatura. Deploro esa preferencia. En mis libros sobre él apenas me ocupé de sus circunstancias personales, salvo que fuera necesario mencionarlas para ubicar en contexto su producción. Los materiales que recogeré en este trabajo sobre la relación entre Jorge Luis Borges y Concepción Guerrero están en mi poder desde mediados de los 90. Si no los publiqué hasta hoy agrupados de esta manera, es porque no deseaba parti­cipar en lo que arriba critiqué. Pero son tantos los despropósitos que en relación con estos temas se propalan, que aspiro a elevar el nivel de la discusión aportando datos fehacientes, registrados en orden cronológico.

 

Zeitgeist. Sobre Wen Fu de Lu Ji

Quizás el título apropiado para estas reflexiones debería ser "De las armas y las letras"; surge de los vientos y olas del desconocido océano literario que estoy singlando: Wen fu prosopoema del arte de la escritura, de Lu Ji. Y es un mar incógnito, mi ignorancia de la literatura china –salvo reiteradas visitas a mi remendado El arte de la guerra de Sun Tzu– es enciclopédica.

 

No te pierdas ésto

Gotas