VALCARCEL

VALCARCEL: El arte se define por su practica Critica.

El artista plástico responde a una critica sobre instalaciones y otros conceptos de la plástica. Una de las características del arte de vanguardia es que divide al publico en adeptos y enemigos. En “fans” que lo aclaman y adversarios que lo desprecian. Esto es un hecho ampliamente constatado e la bibliografía especializada en arte del siglo veinte. La actitud de una persona frente al arte de avanzada es al mismo tiempo una especie de termómetro para medir el grado de apertura que dicha persona tiene respecto a nuevas ideas, o por el contrario el nivel de conservadurismo y reacción al cambio. Son raras las veces que alguien escribe acerca de formas alternativas de expresión artística. Me llama la atención que cuando alguien se atreve a hacerlo (ver articulo “Arte, autopropaganda y buen gusto” publicado publicado en El Deber el 26 de julio) sea con aseveraciones que dejan entrever conceptos acerca del arte muy poco vigentes. El mencionado articulo comienza con una serie de frases que contienen la palabra “debe”. El arte debe ser una creación, debe tener meritos, el artista debe dominar las técnicas. Tal tipo de frases parten del supuesto de que el arte queda definido por una normativa, es decir por una autoridad qu impone la norma y determina que es arte y que no. Pues no es así. Cualquier texto del arte medianamente actualizado nos indica que son las obras de arte (es decir lo que hacen los artistas) lo que determina , o mejor dicho propone lo que es arte y no alguna rancia instancia académica o burocrática. O sea es la practica del arte la que determina la teoría y no al revés. Lo que hacen los artistas define que es arte, o lo que dicen los no artistas. Me parece curioso que en el arte, ámbito al que la mayoría de los filósofos del siglo veinte han denominado como “el único bastión o reducto que queda de genuina libertad, de lo otro, de la no cosificación etc,” s le ocurre a alguien iniciar un comentario con semejantes frases que mas parecen del campo de una ética verticalista que de una estética liberadora. El articulo en cuestión continua diciendo que “existe un campo de la actividad artística relativamente nueva, las instalaciones. Creo que deberían estar encuadradas dentro del ramo que llamamos decoración” En algo estoy completamente de acuerdo, y es que las instalaciones son una posibilidad estética relativamente nueva. La palabra “instalaciones fue acuñada y difundida por los años setenta del siglo pasado, pero el tipo de expresión estética al que se refiere es mucho mas antiguo. Basta con recordar las obras de los constructivistas rusos (antes de la primera guerra mundial) Las construcciones Merz de Kurt Schwitters, las exposiciones dadaístas y surrealistas. Es evidente que no estamos hablando aquí de una moda o hecho pasajero. Algo que pervive en la cultura mundial por mas de medio siglo difícilmente podrá denominarse como un capricho del momento. Al margen de que el comentario al que no referimos no abandona en ningún momento el tono normativo (deberían estar encuadradas) es en esta oración donde se comete una interpretación errónea de los hechos. Es de dominio publico que los artistas del siglo veinte abandonan la pintura de caballete y la escultura de pedestal, precisamente porque tales géneros se habían convertido en mercadería al ser asimilados por la cultura burguesa. Los artistas abandonaron la pintura y la escultura, precisamente porque ambas se habían convertido en decoración! La instalación al poseer especifidad especial al no poderse trasladar fácilmente de un lado a otro y menos integrase a un decorado de vivienda u oficina, se ha perfilado como una posible alternativa a la pintura y la escultura tradicionales y decorativas. Decir que las instalaciones deberían estar encuadradas dentro del ramo que llamamos decoración es una aseveración bastante aventurada. A quien se le ocurriría decorar su hogar, oficina o negocio con una pila de troncos viejos (Garavito 2001) bolsas nylon llenas de agua, (Salinas 2000) basura de construcción (Luis Esteban Gutiérrez 2001) o un comedor completamente forrado con peluche del mas rechinante de los rosados (Schwartz y Díaz 2001) Al referirse a la obra que Raquel Schwartz tiene pensado realizar próximamente en Venecia y en la que la artista utilizara grasa, sangre, agua y orín, el comentarista dice que “cualquier persona que participe lleva la representación y la imagen del país”. No estoy de acuerdo. Para comenzar hoy por hoy el país de origen tiene muy poco que ver con las obras que estos proponen y presentan. Nuestro comentarista parte de la idea de que toda participación de artistas bolivianos en el extranjero es una cuestión oficialista, que debe reflejar valores y mostrar estereotipos de una nacionalidad en cuyas características ni lo propios bolivianos podemos ponernos de acuerdo. Cuando el articulo dice que “el arte es el reflejo de la sociedad que lo produce” hace referencia a la propuesta de algunos sociólogos del arte, bastante trasnochados por cierto, marxistas todos ellos y encabezados por Arnold Hauser, que opinan que el arte es un reflejo de la sociedad. Yo opino que el arte es en primera instancia el reflejo de un individuo, y que en una sociedad pluralista y o autoritaria no existe un código oficial ni un contenido único o definitivo, y menos aun una estética determinada. Además, ¿por qué los artistas tendrían que mostrar al mundo solamente imágenes positivas y placenteras, idílicas y turísticas de este país? Tal vez la utilización de sangre y orín sea un muy adecuada manera de expresar la situación actual en Bolivia. Creo que lo que esta pasando aquí es que se intenta criticar las artes visuales contemporáneas desde un ángulo formalista que no acierta a comprender de que se trata todo esto. El principal función del artista (y esto, insisto lo ha determinado la praxis estética a lo largo de la historia del arte del siglo veinte y no algún teórico totalitario) consiste en ofrecer enfoques alternativos de la realidad o re-construcciones preceptúales y cognitivas a través de la metaforizacion. Aspectos formales, técnicos o estilísticos carecen hoy en día de relevancia alguna. Como se pude apreciar, hasta en el arte es difícil liberarse del pensamiento conservador, autoritario, normativo.

    Editor del Sitio.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

Mi novia del futuro de Anto Van Ysseldyk por Ana Abregú

«¡Como si se pudiera matar el tiempo sin herir a la eternidad!».

(Henry David Thoreau)

 

El viaje en el tiempo es un tópico complejo, sobre todo durante una obra teatral, donde la comparación entre temporalidad se debe resolver en un espacio reducido. Esta situación se metaforiza en un escenario con elementos de luz y desplazamientos en espiral, haciendo y deshaciendo el tiempo en el espacio, tal como se define el tiempo mismo, una tela, una autopista peraltada.

 

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