Mircrorelatos

El vuelo Su cuerpo fluía a través del escenario. Por momentos parecía tener el don de volar. Iba a verlo cada vez que se presentaba y debo confesar que en varias oportunidades su movimiento envolvente me llevó a ver nuevamente la misma representación. No fui atrapada solamente por su movimiento, su gestualidad invitaba a soltar las cargas de la piel y la densidad del cuerpo se iba transformando. El fuego del sol, la brisa suave del mar y el brillo de la luna decían presente en cada escena. Su boca El fuego creado a través de sus pieles olvidaba el blanco del paisaje. Se estremecían de solo tocarse, pero lograban una intimidad única. Las sutiles caricias de él provocaban el fluir de sus cuerpos en el espacio. La sonrisa de ella sintoniza su suave voz. Cada instante se prolonga en el tiempo y así alcanzan con pequeños movimientos el encuentro total. Los tiernos besos de ella lo llevan a un infinito presente y su boca se transforma en un río donde el juego de lo sutil cosquillea sus cuerpos. Una melodía se entrelaza en ese instante. Los tonos de los colores se transforman a la par de sus vibraciones. La respiración entremezclada fluye en diferentes escalas de tonos que los transporta a una magia sublime. Irrepetible momento, momento repetible con nuevos gestos a crear con los pinceles de ambos. El río Sentada en la lancha colectiva en un río colateral al Lujan sintió nuevamente los olores y las sensaciones de aquellas aguas. En años anteriores había remado por aquel afluente y sus recuerdos evocaban los movimientos rítmicos. Estaba feliz de estar ahí en una lancha casi desierta. Su vista abarcaba todo y en su brillo lograba capturar la tonalidad del paisaje. Ya en el río ancho, uno de los otros pasajeros le preguntó si conocía a Juan, un remero que iba todos los sábados y domingos a la isla. Le respondio afirmativamente con un leve cabeceo, entonces, el hombre se animó a decirle que también se acordaba de ella cuando remaba en el río. Ella evocó esa misma imagen. Los anteojos de sol le taparon sus lágrimas. Anheló el contacto del bote con el río, percibía una fuerte vibración mientras Pedro, el lanchero, la alzaba para subir a la embarcación que la llevaría de regreso, provocando un intercambio de sonrisas cómplices. Luego, puso en el techo su silla de ruedas. Fugacidad Cada atardecer el rito comienza. Gestos y sonrisas presentes.La noche acaricia suave, nos envuelve en la producción de sensaciones, de placeres desbordantes. El tiempo se deja transcurrir intensamente y el soplo del reloj traza en su cuerpo el dibujo de una fugacidad como señal. Era la marca del territorio poseído. Manos La mano arrugada toma suavemente los dedos pequeños de Ian. Juegan a través de sus pieles. Ambos sonríen. Ian deja ver su pequeño diente. Su voz de gestos continuos se hace presente y provoca un diálogo entre ellos. Las miradas silenciosas de alrededor quedan capturadas ante la intensidad de la escena. El estremecimiento de ese momento produce un susurro de placer. Pequeñas maniobras de goce. Fotografía grabada en el ser. Ian con sus pinceles y su memoria dibujó las manos de ella. Era sorprendente cada pincelada. Trabajó detalladamente en esas manos de dulzura y tiernas caricias. Después de largas horas de pie y de diestros malabares con pinceles y colores se sentía satisfecho de lo que había plasmado, era consciente de lo que transmitían aquellas manos. Lo tenía impregnado en su piel. Encuentro III La lenta procesión de las horas la llevó hasta su destino último. Quería despedirse sin dejar de prolongar el encuentro. El crepúsculo se abatía sobre el pequeño grupo que acompañaba el cortejo. II Lo esperó. Deseaba abrazarlo profundamente y decirle que lo iba acompañar en este camino que parece no tener rumbo definido. Sentada en su casa jugaba con las llaves de la puerta que él le había dado hace un par de meses en el restaurante tailandés donde la combinación perfecta de sabores explotan en sus bocas. Les encanta ir a ese lugar. Ya los conocían y siempre tratan de adivinar la receta del plato elegido. Es un juego entre ellos donde el paladar degustaba otras sensaciones. I Tu llegarás a la exposición, me verás solo a mí entre el gentío, te acercarás y te deslumbraras con mi mirada y yo con tu sonrisa. Intercambiaremos gestos que se transformaran en palabras y así sabremos nuestros nombres. A través de nuestras miradas capturaremos nuestro dialogo.

    Nació en Buenos Aires el 8 de enero de 1967. Es Licenciada en Psicología y realizó cursos de Psicología de Arte en el New School de Nueva York, donde vivió varios años. Publicó su primer microrrelato en la revista Odradek en Diciembre 2008.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Florecidos miles de estallidos

Sergio Ojeda Barías, Berlín. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.

[Un libro de Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) es un acontecimiento en este siglo. De Pedazo de mundo (2000) a Tardanza del fuego (2007), Berlin es un libro introspectivo, para celebrar, para transitar entre los poemarios escritos reescribiéndolos. Este poeta chileno crea campos magnéticos en que las palabras vibran y los cuerpos también. Berlin es un libro de la esperanza, de una vida por delante, de una obra como horizonte].

La primera vez que tuve noticias de Sergio Ojeda Barías fue en 2016. Eran mis años de la avidez literaria, tenía varios cuadernos de proyectos de poemas, no conocía a nadie que publicara ni que enloqueciera con la literatura. MAGO Editores publicitaba unos talleres de poesía semanales impartidos por el referido. No recuerdo exactamente el día, pero después de la oficina, tenía esa reunión de poesía, un ese espacio vista Pio Nono (la vereda desde la que estuve mirando por más de un lustro), Piso Diez, como la altura en la que se desarrollaba, fue el nombre que Max González le dio al taller. Recuerdo a otros talleristas, Cristian y Francisco. Nunca más los volví a ver: uno parecía un buen lector de poesía y literatura chilena y el otro trabajaba como captador de clientes en una ISAPRE. Yo había tenido la experiencia de talleres en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), pero estaba lejos de una voz poética (¿lo sigo estando?).

 

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

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