Entrevista Liliana Heer

En referencia a la presentación en las Jornadas de Macedonio, en Malba, puesta en escena de la escritora Liliana Heer

Entrevista a Liliana Heer en el marco de las Jornadas Macedonio Fernández

 

LILIANA HEER, es escritora y psicoanalista. Dirige junto a Arturo Frydman las Jornadas de Literatura y Psicoanálisis Autopistas de la Palabra en la Biblioteca Nacional. Dictó conferencias y participó en encuentros literarios nacionales e internacionales Algunos de sus textos fueron traducidos al inglés, italiano, francés y serbio. Escribió guiones para cortometrajes (Dibujar un elefante en base al recuerdo de los mirlos, dirigido por Rubén Guzmán), relatos (Dejarse llevar), novelas (ganó el premio Boris Vian 1984 por su novela Bloyd), ficción crítica (El texto secreto de Joyce) y poesía (Verano Rojo). Para las Jornadas Macedonio Fernández organizadas por el Instituto de Literatura Hispanoamericana de las Facultad de Filosofía y Letras (UBA), la Biblioteca Nacional y MALBA-Fundación Constantini, escribió y dirigió una obra de teatro: “Para empezar aplaudiendo: sin apremio por concluir”.

 

Créditos

 

Guión                                       LIliana Heer

Lectura e interpretación              Marcelo Savignone

Música                                     Cecilia Campos

Proyecciones                            Edith D´Imperio

Asistente proyeccionista            Macarena Cordiviola

Ambietadora                              Lina Boselli

Asistencia actoral                      Eva Rodríguez

Luces                                       Luciano Cohen

Asistente de dirección                Aníbal Villa Segura 

Dirección                                   Liliana Heer

 

 

JM: ¿Cómo nació la propuesta de presentar “Para empezar aplaudiendo: ‘Sin apremio por concluir’” en el marco de las Jornadas Macedonio Fernández?

LH: La invitación de Roberto Ferro a participar en las Jornadas generó en mí un efecto singularmente entusiasta. Releí en desorden poemas, cuentos, ensayos  y novelas, sabiendo que la falta de apremio precipitaría alguna felicidad.  De allí surgió el primer título  “Sin apremio por concluir” seguido por “Primer acto apresurado por detener al segundo”.            “Para empezar aplaudiendo”, fue casi un comentario, un aditamento al guión cuando ya estaba escrito, una humorada por la soltura con la que se habían ido desencadenando las voces. 

JM: En la puesta en escena, a diferencia de las ponencias donde Macedonio es tema, el autor se hace materialidad, ¿cómo trabajaste con esa materialidad en el proceso creativo?

LH: Fue una experiencia con ansias subterráneamente miméticas, sentí deseos de contagiarme como los espectadores del epígrafe de “Historia de la guerra total”. Conservaba el recuerdo de las dos cocineras dando fin a un ave comestible y otras escenas salpicadas de ingenio. Las frases de Macedonio resonaron en mí colocándome en ese estado que Néstor Sánchez solía describir cuando “la escritura nos es dada”. 

JM: La obra presenta una escenografía divida, una variedad de personajes en la voz de un solo actor, una guitarrista que no para de silbar cuando se anuncia. Es una obra sobre una obra que no está escenificada, ¿se relaciona esto con los prólogos donde Macedonio va escribiendo una novela siempre diferida?

LH: En cierto momento Imaginé una sala dividida por un cortinado oscuro. De un lado estaría Macedonio contemplativo, recostado en una zorra entre almohadones tocando la guitarra.  Del otro lado, quienes pretendían homenajearlo.  Al comienzo las voces no tenían nombre, sentados y de pie los discípulos conversaban, discutían ensayando detrás del cortinado sin atreverse a correrlo. Un juego inverso al que contaban los amigos de Macedonio, dando pasos y deteniéndose para terminar apareciendo.

Trabajar con Marcelo Savignone fue disponer de una usina de caracteres, tonos, experiencias, sutilezas.  Me fascinó su interpretación en Hamlet por Hamlet obra de la que es, además, autor y director. Nadie habría podido actuar mejor “Para empezar aplaudiendo”.

  Y si tus personajes llevaran los nombres que les habría puesto Macedonio - me preguntó Savignone después de leer el texto.  Entonces precipité el bautismo, las dos mujeres se llaman Layda y Tantalia y los tres hombres: El Bobo, Desandar y Aspirante a genio.

 Rápidamente el zapallo se hizo cosmos en una progresión atrapante. Es innegable el magnetismo que ejerce Macedonio. 

En cuanto a Cecilia Campos, experta en música incidental, ante la propuesta de participar investigó sobre compositores, temas y acordes preferidos por Macedonio hasta obtener texturas afines. Logró un íntimo acompañamiento actoral a través de la amalgama Ramaninoff, Shumann, el Mono Villegas y Juan Carlos Paz entre otros.

  Las imágenes de Edith D´Imperio dieron a la pieza una densidad inmensurable, por momentos  objetivista, por momentos lírica. Esa alquimia, producto de una insólita mixtura de objetos, sustancias e imágenes dinámicas, entra en diálogo con el decir del actor, sus movimientos y la música. El resto no fue silencio, los asistentes  -Lina Boselli,  Eva Rodríguez, Macarena Cordiviola y Aníbal Villa Segura enriquecieron la acción, Luciano Cohen se encargó de las luces y el grupo platense Wolframia Producciones Audiovisuales filmó con varias cámaras la obra. En breve dispondremos de esa documentación.

 

JM: Mucho se habló en las ponencias sobre la mujer en las obras de Macedonio y me preguntaba quién era esta mujer/máscara/hombre que aparece en escena.

 

LH Esa mujer es La Eterna, una mujer hacia la que Macedonio narrador llama de distintas maneras, siempre con ternura y delicadeza inigualable. Marcelo Savignone vestido de mujer utiliza una máscara balinesa y hace vivir el mito. Aura en escena; estoy segura que de haber sido espectador, Benjamín se habría estremecido.

 

 

 

    Nació en Adrogué, en la zona sur del conurbano bonaerense, en 1984 y fue donde escribió por primera vez en una revista, el pasquín literario Mitin, de producción independiente. Más adelante empezó a publicar algunos textos en su blog, http://fragmentosdecosasincompletasdehecho.blogspot.com.ar/, y luego también en http://juliamilanese.wordpress.com/ donde actualmente sube sus artículos. Está terminando la carrera de Letras en la UBA y es colaboradora en la revista de viajes, Roomin.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

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