El felpudo y otros cuentos

Una vez en la vida El Felpudo y otros cuentos Mariel Pardo 1°premio en cuento Concurso Nacional de Cuento y Poesía Adolfo Bioy Casares 2011 Tinta Libre Editores

Una vez en la vida

El Felpudo y otros cuentos

Mariel Pardo

1°premio en cuento Concurso Nacional de Cuento y Poesía Adolfo Bioy Casares 2011

Tinta Libre Editores

 

Cuando leí  El Felpudo y otros cuentos, primer libro de Mariel Pardo que sale a la luz, ganador del primer premio del Concurso Nacional de Cuento y Poesía “Adolfo Bioy Casares”, se me vino a la cabeza un texto de Daniel Balderston acerca de los cuentos de Silvina Ocampo en el que los calificaba de “crueles”. Eso, pensé, era lo que me despertaban los cuentos de Mariel Pardo: eran cuentos crueles. Pero la crueldad en ellos es distinta a aquellos otros de Silvina Ocampo donde el efecto se magnifica en el contraste de lo narrado al pasar por el filtro de la lente de un narrador por lo general infantil o ingenuo. En los relatos de Mariel Pardo, lo ingenuo ha quedado atrás, como marca de la infancia o de la adolescencia, y la crueldad deja de ser potencial para transformarse en efectiva dentro del mundo adulto. Un mundo adulto que resulta caótico, incomprensible y, por momentos, siniestro, y que se resiste a los intentos de los personajes por invocar un sentido.

 Como decía, la crueldad se vuelve efectiva, es decir, que desata la tragedia e incluso el crimen. No siempre grandes tragedias o grandes crímenes, a veces más bien personales y cotidianos como la soledad,  el abandono y la locura. Pero siempre esa crueldad desencadenada remite a la infancia, y los personajes se debaten y vuelven incesantemente a los años en que las intrigas no parecían tan graves para buscar la raíz de las desgracias que ahora caen sobre ellos con peso de concreto. “Mi prima Lucy”, “Gente que sale poco”, “Cena con las chicas”, cada uno en su propia clave, son relatos donde un resentimiento nacido en la infancia crece en el tiempo hasta transformarse en el estigma del accionar de personajes dibujados como psiquis incompletas, propensas a llevar a cabo las fantasías reivindicatorias de la niñez. 

El espacio del hospital es otro punto recurrente en los relatos de Mariel Pardo, no sólo porque el léxico específico, científico, profundiza el desconcierto con los continuos retornos al pasado infantil, sino porque se convierte en el escenario preciso de una de las preocupaciones que recorren todo el libro: las diferencias sociales. Las jerarquías se reflejan y se entremezclan en los pasillos hospitalarios, entre doctores y enfermeros, como  en “El felpudo”, o entre sanos e insanos, como en “Insomnio”, o entre quienes masajean pies y quienes presentan sus pies a los masajes, como en “Dominga”. Una jerarquía rota que hace de una salita de la Costa, y por el choque entre la “buena madre” de clase media con las “malas madres” de otras clases, el escenario  sobre el que se derrumba un castillo de aire íntimo y feliz (“La gimnasia de la felicidad”).  

Como a aquellos cuentos de Silvina Ocampo, sería posible incluir a los de Mariel Pardo dentro del género fantástico, pero también aquí los estaríamos haciendo entrar un poco a la fuerza, a falta de otra mejor etiqueta para denominarlos. Estas comparaciones con la autora de Autobiografía de Irene no son casuales, porque El Felpudo y otros cuentos se inicia con una cita de su cuento “La Red”, como presagio de pequeños errores, en apariencia ingenuos, que persiguen a los personajes hasta la muerte. 

    Nació en Adrogué, en la zona sur del conurbano bonaerense, en 1984 y fue donde escribió por primera vez en una revista, el pasquín literario Mitin, de producción independiente. Más adelante empezó a publicar algunos textos en su blog, http://fragmentosdecosasincompletasdehecho.blogspot.com.ar/, y luego también en http://juliamilanese.wordpress.com/ donde actualmente sube sus artículos. Está terminando la carrera de Letras en la UBA y es colaboradora en la revista de viajes, Roomin.

PERSONAJES

El corazón es habitar la experiencia y el ritmo

Pasquale Mesolella, I giorni della pandemia. Prato: Pentalinea, 2024.

 

[Este es tal vez uno de los libros más emocionantes en la obra de Pasquale Mesolella (Teano, 1949). Va dedicado a “tutte le persone, note e ignote, conosciute e sconosciute, vittime inermi ed innocenti del covid o della guerra ucraina”. A simple vista, puedo decir que se ve a un poeta desprovisto de artilugios del lenguaje y que consagra la escritura como si su mano fuese un sello de lacre. Un poeta que se ha convertido en un reportero de un tiempo álgido que no está tan lejos y que continúa a hacernos eco. Los primeros textos de esta colección corresponden a enero de 2019 y los últimos, como el prólogo, se remontan a septiembre de 2023]

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

Mi novia del futuro de Anto Van Ysseldyk por Ana Abregú

«¡Como si se pudiera matar el tiempo sin herir a la eternidad!».

(Henry David Thoreau)

 

El viaje en el tiempo es un tópico complejo, sobre todo durante una obra teatral, donde la comparación entre temporalidad se debe resolver en un espacio reducido. Esta situación se metaforiza en un escenario con elementos de luz y desplazamientos en espiral, haciendo y deshaciendo el tiempo en el espacio, tal como se define el tiempo mismo, una tela, una autopista peraltada.

 

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