Los borradores de Macedonio (Una casi novela sin final)

Como Asterión, Carlos von Hoffman, solo y esperando la muerte, desea poner en palabras los eventos y estancias del laberinto que es su vida. Intenta saltar lo que él llama “andariveles” por donde transcurren las vidas humanas sin hacerse caso unas de otras hasta que un evento, quizá casual, las cruza y las enreda sin retorno.

Como Asterión, Carlos von Hoffman, solo y esperando la muerte, desea poner en palabras los eventos y estancias del laberinto que es su vida. Intenta saltar lo que él llama “andariveles” por donde transcurren las vidas humanas sin hacerse caso unas de otras hasta que un evento, quizá casual, las cruza y las enreda sin retorno. Lo hace con la fantástica e incierta esperanza de que alguien más escuche ese relato y desande con él el camino, que venga a liberarlo del olvido.

El hombre que está acostado a su lado en la habitación donde ambos esperan ser operados o “pasados a cuchillo” no solamente lo escucha, sino que vuelca su propia espera a ese relato impensado que lo involucrará azarosamente en cuanto escuche las palabras que también abren la novela:

-¿Quiere que le haga oír la voz de Macedonio?

Ese hombre, el narrador, un escritor abocado a la dirección de un tomo crítico sobre Macedonio y doble engañoso de Roberto Ferro, recogerá la pregunta como un desafío y doblando en una Esquina, también va a anudar su propia vida al laberinto de von Hoffman.

¿Por qué la voz de Macedonio? En el cuento “El testigo”, Borges se preguntaba qué moriría con él cuando él desapareciera. Acaso “la voz de Macedonio Fernández”, dice, y cierra así el discurso sagaz donde se constituía como único y último heredero y exegeta de Macedonio Fernández. Quitaba importancia a sus escritos para colocarla en algo perdido y fugaz como eran las conversaciones cotidianas con amigos. Tal vez intentaba así justificar lo que veía como faltas de su escritura o tal vez, efectivamente, buscaba apropiárselo. Lo cierto es que la crítica macedoniana vuelve constantemente sobre las charlas, las ocurrencias, los diálogos espontáneos, en fin, todo el material irreparable que constituye la voz de un escritor que ya ha muerto.

Es por eso que la invitación que el personaje de von Hoffman tiende a su compañero de habitación en ese relato que va a extenderse toda una noche de espera fatídica, cae en suelo próspero, pues este tomará la historia para involucrarse por completo en una búsqueda obsesiva y fantasmática. Cuarenta discos fueron grabados por orden de un oscuro, e incluso más fantasmático, admirador de Macedonio, Froilán Estévez, cuyo contenido es una voz vicaria que imita a la del escritor: la del mismo von Hoffman.

Olvidado de sus lecturas de Derrida que a cada momento organizan o dirigen la escritura de la novela, el narrador va en busca de una presencia total que pueda refutar los argumentos borgeanos. Las dos narraciones, la de von Hoffman y la que lleva al crítico hasta Misiones en busca de un baúl olvidado, transcurren paralelamente hasta el final. Van develando paulatinamente, capítulo a capítulo, el laberinto intrincado que une a todos los personajes: a los anónimos que observan desde las sombras con los notables escritores y políticos, todos en una figura completa.

Desde el primer círculo luminoso de escritores que participaban de las reuniones de Martín Fierro o en la casa de los hermanos Dabove, el narrador se desplazará a esa zona de sombra habitada por fantasmas dudosos. Pero finalmente son las historias de von Hoffman, de la errática Regina y de Froilán Estévez las que acaparan el interés de la novela. Es el narrador el único que no sabe ver que esos personajes se han convertido en algo mucho más carnal que la obsesión que lo mantiene al asecho de pistas; en algo mucho más carnal que él mismo, quien ensaya la memoria ajena como propia y se va perdiendo de sí en la búsqueda inútil por recuperar la permanencia de una presencia.

Aquellas series que no se tocan, esas vidas que van por andariveles distintos sin rozarse de las que habla el personaje de von Hoffman, resultan en la condena del narrador a una búsqueda que va creciendo en alucinación a medida que las huellas se vuelven más difusas. La esperanza de un descubrimiento que de vuelta todo lo pensado hasta el momento sobre Macedonio.

El libro está poblado por las vicisitudes de la crítica literaria argentina de los últimos tiempos, sus personajes reales aparecen transitando por los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras, por momentos con bastante ironía. También aparecen las obsesiones teóricas y críticas del propio Ferro, porque son la razón misma de la novela que pone en foco la persecución insistente de un atisbo de la presencia. Existe esa otra teoría literaria que es la que está en la literatura.

    Nació en Adrogué, en la zona sur del conurbano bonaerense, en 1984 y fue donde escribió por primera vez en una revista, el pasquín literario Mitin, de producción independiente. Más adelante empezó a publicar algunos textos en su blog, http://fragmentosdecosasincompletasdehecho.blogspot.com.ar/, y luego también en http://juliamilanese.wordpress.com/ donde actualmente sube sus artículos. Está terminando la carrera de Letras en la UBA y es colaboradora en la revista de viajes, Roomin.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

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