Miserere de Germán García

Novela de Germán García, una recienvenida que ya ha provocado interesanes movimientos literarios.

Cuando enfrenté el título de esta novela, además de la nebulosa foto de la tapa, me convocó la idea del “no-lugar”, en el sentido de Marc Augé, ese espacio donde ocurren el transcurso de personas sin que se pueda encontrar la relación entre sí, no se sabe qué los une, espacio de transitoriedad que los convierte en no lugares, dominados por lo circunstancial; por contraste, al deslizarse la lectura, la idea del “no-lugar” comenzó a perfilarse como una oposición para asemejarse a su más conocida genealogía, la expresión latina “apiádate”, nombre del Salmo 51 y epígrafe de la Primera parte de esta novela, lo que te prepara para un texto que involucrará un holocausto; por su parte, el Salmo, con objetivo penitencial pretende conjurar el pecado y el perdón y se lo considera una profunda meditación sobre la culpa y sobre la gracia que se espera del altísimo, según definición de Juan Pablo II; curiosidad interesante cuando se enfrenta un capítulo cuyo comienzo es El sentido del amor; donde acontece tanto el amor como la muerte; éste último término con mayor repetición, me atrevo a conjeturar.

Miserere, sorprendente novela de Germán García, se acerca, o finge ser, una literatura del yo, el narrador irá y volverá en el tiempo. Mientras el lector construye el recorrido de un comienzo para un final, es en realidad un viaje de restitución al pasado; entre discursos, lecturas, relaciones indiscretas para quien desde el presente, reintegra un posible haz de sucesos y encuentros, ahora a la luz de los acontecimientos vigentes; y sobre todo, de sentimientos presentes.

Diseñada en 2 partes y un Haiku,  la ruptura del formalismo de la distribución en “partes” le otorga al Haiku la potencia de una Tercera parte, lo que se refuerza por cómo aparece el índice entre las últimas páginas, si hubiera alguna representación o modelo literario para explicar la poesía, toda esta novela en este formato es una propuesta interesante.

En la primera parte, El sentido del amor, el narrador imagina presente al lector, le manifiesta sus inseguridades, revela el recurso de escritura,  lo incita, “averigüe”, dice el narrador; el punto de encuentro serán “los sesenta”, no sólo clasificados con esa tautología del calendario, sino por una clase de identificación en relación al presente: el universo analógico;  habrá de recrear aspectos del mundo que parecen haber ocurrido en otra vida, inimaginable para el nativo tecnológico actual, sin embargo presentes en las úlceras de un pasado que aún supura, donde parece haber fraguado los discurso que luego demostraron la fortaleza y eficacia de los métodos que movían la maquinaria política y económica del país de “los sesenta”, donde lo masculino y lo femenino aún no presentaban la naturaleza indiferenciable con que se construyen actualmente las identificaciones; podía el narrador afirmarse en un interés conspicuo sin por ello sentirse involucrado en el entorno social o político más que como un espectador o testigo involuntario.

En la segunda parte, El nombre de un delito, asoma la doble vida del texto, que tanto puede ser preguntas, inquisiciones –palabra no inocente-, respuestas, búsqueda o revelación; el descubrimiento de la identidad sexual o la aparición del ser femenino como epicentro y el deber ser en el sentido social y político.

Destacan los disertaciones breves pero inquietantes, el reverso de un sistema que movía las prédicas y construían opiniones, por un lado de las ideologías o por otro, la infusión con que un modelo intelectual marcó una época en Argentina; puntos de anclaje que se relacionan por la perplejidad y el misterio, el secuestro de Adolf Eichmann y la reacción de Argentina y el mundo ante ese hecho, el asesinado de Norma Mirta Penjerek; revelan el sentido histriónico en la elección de circunstancias históricas, el escenario del grotesco o la desmesura.

El narrador, como el texto, se mueve bajo sospecha de tener contacto con la realidad del autor, lateral a los acontecimientos, nos induce a pensar en una autobiografía apócrifa, entre personajes que son emblemas de tipologías, el intelectual, el de izquierda, el de derecha, el testigo, el cronista, las mujeres, el militar, el secreto; la síntesis y el rigor narrativo una constante precisa; conviven con el clima con que se expresa el desborde de la realidad que representan.

El dietario informal de sucesos no parece tener la intención de representar la historia, sino un panóptico conformado por una realidad íntima; el narrador, más atraído por el amor y la poesía que por los inflamados sucesos que transcurrían, nos relata, con aparente altitud, el eco de una atmósfera personal, la que se reconstruye a la distancia del tiempo, reponiendo voces e ideas que, contaminadas por su presente, obligaron a un lenguaje informativo, quizás crónica y testimonio; esta novela reside cómoda entre formatos de narración que no es necesario clasificar, forjada de huellas, de fragmentos históricos y descriptivos, de nombres emblemáticos, de autores, de libros e ideas, crece en un monumental encanto, hipnótica, con filiación literaria expuesta en el mismo texto.

Todo este combo en un relato cuya espesura deja de lado la exageración para identificarse con un pulido relato donde ocurre, además, la literatura.

Además de la obra más famosa de este autor, Nanina, incluida en la prestigiosa Serie del Recienvenido, dirigida por Ricardo Piglia, Miserere tendrá sin duda un espacio destacado entre las preferencia de lectores que hayan disfrutado de aquel éxito.

Si la idea del “no-lugar” al que me invitó el título de este libro,  podía conjurarse de alguna manera es el misterioso o lúdico o perfecto comienzo de página de cada parte;  Primera parte, El sentido del amor, en página 11; Segunda parte, El nombre de un delito, página 83, HAIKU,  página 173, todos números primos; que en un entramado tan sutil me gusta creer que no es casual. En este libro el lector es personaje, por qué no la grafía y las intencionales páginas, un detalle distintivo que completó el interés que me provocó esta novela y sobre todo, el exquisito final literario.

 

    Ana Abregú, escritora, con formación en ingeniería electrónica trabaja como SEO posicionamiento y Community Manager, ha publicado novelas, poemarios, relatos, ensayos y crítica literaria. Editora y redactora de la revista Metaliteratura. (http://www.metaliteratura.com.ar), shop de libros editados: http://shop.metaliteratura.com.ar. Obras: SO( Crónicas Octubre 2024 –diciembre 2024), crónicas, enero 2025; INTRꜴVERSIÓN, poemario, enero 2025; Novela en curso, ensayos, enero 2025; Terrorrisa, ensayos, enero 2025; Borges comentado, ensayo, crítica, enero 2025; Ante (Crónicas, septiembre 2023 – diciembre 2023), crónicas, Enero 2025; Tiples (Relatos, enero2025); Viceversa (Crónicas, Enero 2024 – Septiembre 2024), enero 2025;Didascalias , (Artículos dramaturgia julio 2024); Bitácora de escrituras, Recursos literarios, 2024, U (Crónicas junio 2023 – agosto 2023), crónicas, 2024; E (Crónicas enero 2023 – mayo 2023), crónicas, 2024; Ulises en su laberinto, ensayos, junio 2024; Las razones de la sal, novela, enero 2024; Venablos, poemario, 2023; A (Crónicas, agosto 2022, diciembre 2022), 2023; Errancias del ayés, relatos, 2023; Conversaciones con Žižek, relatos, 2023; Blogs para el posicionamiento, SEO posicionamiento, informática, 2022; O (crónicas 2022 – agosto 2022), 2022; Ignitos, relatos, 2022; Y (Crónicas, abril 2020 - febrero 2022), 2022; Teorema de la Lengua, poemario, 2022; Pentimentos. novela, 2022; Supay, novela, 2021; El Pallo Gelao, humor gráfico, 2021; Pareidolia, crítica literaria, 2021, Antí(eu)fon(í)as, poemario, 2021; Textorios, ensayos, 2021; Cíngulos, ensayos, 2021; Descontextos, ensayos, 2021; La mujer fingida, novela, 2020; Atrave(r)sar, poemario. 2020; Dédalo. novela. 2020; Ex criaturas. microrrelato, 2020; Señales del tacto, novela. 2020; Mover el punto, novela. 2019; El espejo deshabitado, novela. 2019; Paranoxia Dalí, novela, 2018; Adelaida Sharp en tu tiempo, novela, 2017. Se consiguen en Amazon.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

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