El tamaño de la desgracia

Terminal es la más reciente novela de Noé Jitrik, publicada por Voria Stefanovsky Editores. A pesar del título, lo que cuenta esta novela no tiene nada de finalizador, es sólo otro desvío que nos propone el título y el asesinato, ya cometido, con el que comienza la trama. 

La protagonista, Escalada/Santino, ha matado a un hombre y, al huir del lugar del hecho, desencadena un corro de personajes que van a acompañarla por calles de ¿Buenos Aires? cuyos nombres han sido intervenidos hasta volverlos irreconocibles. Para las ciudades que sufren de una pasión histórica por la que se nombra desde las calles hasta los edificios, cambiar esa nomenclatura puede ser un acto político; pero eliminarla o taparla, suspende a la ciudad fuera del tiempo, no sólo del espacio.

El camino que transitará Escalada para huir de su crimen tal vez pueda reconocerse en un eco, pero, por la intervención de misteriosos grupos subversivos, la Historia ha sido borrada de los espacios por donde transcurre la novela. La lista de personajes que va a encontrar en la fuga y esa asepsia histórica de la ciudad crean un ambiente enrarecido, casi como un set de filmación, en que cada actor aparece ocupando el lugar concertado, sin llegar a negar que el único acto, el asesinato y sus causas, pueda pensarse como histórico o extra literario.

La “historia de vida” de Escalada, previa al asesinato, es una desgracia habitual: una mujer del interior del país es traída con engaños y promesas de trabajo a la Capital donde es explotada y prostituida por un hombre al que finalmente asesina. La narración empieza cuando ella debe huir arrastrando a una hija discapacitada o tal vez loca.

Esa tragedia está y no está en la novela: en ese ambiente artificial no tiene la posibilidad de hacerse "real"; se muestra pero no sentimentalmente. La trama es fiel a la definición de uno de los personajes, Graciadío: “la debilidad de nuestra literatura –la argentina- dimana de que no creemos demasiado en nuestras desgracias." "Carecemos, como comunidad, de la dimensión de la tragedia y eso que hemos pasado por unas cuantas”.

Terminal no cree en nuestras desgracias. La voz que narra no tiene idea de lo que debe contar, es posible imaginar que tampoco sabe cómo contar. Es la voz de un narrador suplente a quien le hubieran pedido a último momento que narrase esta huida porque el narrador experto (el omnisciente con todas las letras, demiúrgico, el que podría haber narrado a la perfección la intriga y el asesinato, las desgracias de una protagonista digna de cierto naturalismo) se ha fugado hacia el interior de la novela.

El camino de esos tres fugitivos (la mujer del interior, su hija loca y el narrador fugado) queda a cargo de la voz incoherente de un testigo poco privilegiado. Escucha algunas conversaciones pero no todas, mira hacia afuera de la ventana de un bar, pero desconoce qué ven sus personajes; hace presuposiciones sobre lo que están pensando o lo que hacen cuando se levantan y salen de escena, no afirma nada, sólo da opciones y no se queda con ninguna, y, en total desacuerdo con su autor, quita lo ‘terminal’ de la historia para construir una variedad de opciones posibles.

Proliferan los verbos potenciales (el nombre actual de ‘condicional’ anularía el uso que de esa forma verbal se hace en la novela), los “o” y los “tal vez”. Resulta en una trama que no es una ni muchas, porque se nos cuenta lo que podría estar sucediendo y  no lo que sucedió. Si el narrador elige una opción, es para avanzar en el relato, pero nos da las otras porque no quiere que pensemos que eligió la verdadera. Otros posibles narrativos no dejan, por eso, de funcionar en esta vacilación (como esa hija bamboleante que arrastra Santino en su huida).

¿El abuso, la violencia, la esclavitud, el asesinato, una hija loca producto de la violación constante? No, el discurso. Aunque la novela se llame Terminal y trate sobre un asesinato y una caída, está construida en una continua potencialidad sobre la que no se puede elegir la opción final. Puede ser que nos hayamos introducido tanto en el discurso que hayamos perdido la dimensión de nuestra desgracia. Le echo la culpa a una literatura que siente más melancolía frente a un atardecer en la llanura que frente a Martín Fierro, muerto de un solo golpe, así olvidado y viejo.

Como sea, este camino de opciones subordinadas tan incrustadas que están a un paso de anularnos el sentido de la lectura, resulta más verdadero que la medida exacta de la desgracia. Tal vez sea que los autores argentinos realmente ‘descreen’ de ellas, tal vez sea la fascinación por el artificio, Jitrik construye una máquina irónica, contradictoria que desvela continuamente su mecanismo. Con “pasión de lector”, voy a seguir a los personajes como si marchasen delante de mí y voy a renegar de ese narrador que no tira ni una certeza para agarrarnos de algo.

    Nació en Adrogué, en la zona sur del conurbano bonaerense, en 1984 y fue donde escribió por primera vez en una revista, el pasquín literario Mitin, de producción independiente. Más adelante empezó a publicar algunos textos en su blog, http://fragmentosdecosasincompletasdehecho.blogspot.com.ar/, y luego también en http://juliamilanese.wordpress.com/ donde actualmente sube sus artículos. Está terminando la carrera de Letras en la UBA y es colaboradora en la revista de viajes, Roomin.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

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