Sobre Mover el punto por Ana Abregú

Los pequeños infiernos se arman en la multiplicidad, señala una de las tantas voces que narran en Mover el punto, la nueva novela editada por Amazon, de Ana Abregú.

Podría ser Julio, Esteban, Alfredo o Frot, quien lo dice; o podría ser alguna de las mujeres, presencias sugestivas y determinantes en la construcción de esa existencia que nos propone el texto (las mujeres son un punto de vista), donde los personajes escriben sobre sí y sobre el otro –cada uno le hace hacer al otro su vida– disolviendo los límites, desdoblando la realidad hasta el extremo de la multiplicidad.

También el límite entre lo que se narra y la maquinaria que urde la trama es difuso, y es el lector quién debe ajustar el enfoque, atendiendo a los distintos puntos de vista.

Empleando el mismo recurso que se precisa para tomar una fotografía, el lector observa la escena desde la distancia que le otorga la lente, e intenta capturar la imagen que se propone. ¿Lo consigue? No del todo, porque el entramado con el que se teje la novela, se compone de capas superpuestas que alejan el objetivo. La tarea será nuevamente, volver a enfocar o ¿mover el punto? para poder continuar.

No pude dejar de asociar entonces el oficio de la autora de esta novela, la fotografía, con su escritura, pensando o trayendo a mi memoria que la fotografía deriva etimológicamente de dos voces griegas photos (luz) y graphein o graphos (escribir-dibujar). La foto sería entonces producto de esa doble combinación entre un escribir-dibujar y la luz, escribir/grabar con la luz, términos que se repiten con insistencia en este texto:

  …  la propia silueta enmarcada en la misma luz sin movimiento se notaba que hasta el tiempo parecía detenido…

 

Cerré los ojos y como tantas veces me puse a pensar en lo que había escrito, y en lo que quería escribir…

Aunque, es otra también la palabra que se pronuncia desde el inicio: “muerte”, que ya aparece como una posibilidad en el primer capítulo –… Y lo supe porque se me metió esa idea de que, si ella era la muerte, entonces, no sería mala idea matar a la muerte–, como una acción que se llevará a cabo, un crimen; porque como señala una de las voces no importa quién muera en este relato.

Mujer, luz, escritura, muerte.

Señala Francisco Umbral en una de sus novelas –y reparo en esta similitud encadenada de las lecturas, tan disímiles en apariencia, asociadas por mi yo lector–: …Porque poseyendo a una mujer se posee algo más […] esa plenitud tan ligera en la que uno cae como en una muerte que no fuese la muerte, sino esa cosa dulce y vertiginosa que debiera ser la muerte. Y no pude dejar de traerlo a esta reseña por su resonancia con Mover el punto, por lo que precede y lo que queda después del vínculo.

En la novela de Abregú la mujer-muerte es una presencia ante Julio, y lo es también para Esteban que escribe a Julio; y a su vez Julio que escribe a Esteban. También lo son Jimena y Carla, y lo son Nora y Sofía.

En el relato, la acción se detiene (como en el deseo del milagro secreto) y regresa a las voces, porque poco importa la trama y leemos como a través del lente de una cámara, ajustando la óptica, recortando el punto, para lograr captar el leve movimiento de la luz, ese que penetra insinuante, por ejemplo, a través de la ventana de un bar, donde dos mujeres se miran y cuchichean. Solo el ojo atento puede dar cuenta de ello y descubrir lo entramado en ese juego de luces y sombras; tal vez persiguiendo como un detective, como nos propone la novela, tras las huellas impalpables del trazo.

 

 

           Se consigue en Amazon: Mover el punto.

 





Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

DESTACADOS

Almas de Griselda Gambaro por Ana Abregú

Soy una multitud. Cuando pienso o siento, ignoro quién piensa o siente.

 

[Fernando Pessoa].

 

Almas presenta  un intenso monólogo en el que la protagonista, Marion, entabla un diálogo consigo misma.

Marion ejecuta una impresionante transmutación al encarnar alternadamente voces que son un diálogo consigo misma; una forma de neutralizar la decepción que le produce las contradicciones de su realidad; logrado con una actuación de gran complejidad y profundidad. 

PERSONAJES

Electrónica de Enzo Maqueira

No creo en la eterna adolescencia. Ni en la vida ni en la música. El que se escuda ahí es porque se resiste a crecer.

 

[Juan Carlos Baglietto]

 

La novela se caracteriza por la compleja narración que combina la primera y la segunda persona para retratar la experiencia íntima y fragmentada de su protagonista, La profesora que se enamora del alumno adolescente. Este vínculo, más allá de ser una relación truncada, simboliza el cierre de una prolongada adolescencia propia de una generación de clase media argentina educada en los años 90. 

DRAMATURGIA

Almas de Griselda Gambaro por Ana Abregú

Soy una multitud. Cuando pienso o siento, ignoro quién piensa o siente.

 

[Fernando Pessoa].

 

Almas presenta  un intenso monólogo en el que la protagonista, Marion, entabla un diálogo consigo misma.

Marion ejecuta una impresionante transmutación al encarnar alternadamente voces que son un diálogo consigo misma; una forma de neutralizar la decepción que le produce las contradicciones de su realidad; logrado con una actuación de gran complejidad y profundidad. 

Dichas y desdichas del juego y devoción por la virgen por Ana Abregú

El teatro es un espejo que pone delante de los hombres a la realidad, con todas sus grandezas y sus miserias

[Lope de Vega]

 

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

[Williams Shakespeare].

 

Comedia alegórica con estructura del Siglo de oro español, y conexiones con el universo shakespereano. Comedia aurisecular escrita por Ángela de Azevedo, con la adaptación de Julieta Soria. En esta obra, el escenario se convierte en un tablero de juego donde el Demonio y la Virgen juegan con el futuro, simbolizando una batalla entre ambas fuerzas sobre el destino y la fe. La representación incluye elementos de juego y conflicto entre figuras religiosas, combinando temas de azar, fe y amor en la trama. También en contacto con El pleito del Demonio con la Virgen, de diversos autores, siendo la más común atribución a Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), importante dramaturgo del Siglo de Oro español.

 

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

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