Mover el punto enfrenta al lector con personajes dotados por rasgos de asombrosa inmaterialidad.
Como si lo único que existiera fuese el lenguaje, Ana Abregú construye esta novela desafiando las quemaduras del inconsciente. Penetra, a través de un protagonista escritor oculto -hábil en interpelar sentires propios y ajenos- en el alucinante océano mitad ficción mitad realidad que implica la creación. ¿Quién narra, cómo, desde dónde, cuáles son las vías de atravesamiento? Estamos ante un abanico de resortes, hipótesis, teorías; literatura y vida cotidiana ingresan, se contraponen, sostienen permanentemente un diálogo multisecuencial. La voz -las voces- narrantes apelan a un extenso fraseo, airoso en subordinadas con tonalidades sutiles, también briosas, excitantes.
Un cara a cara entre la pulsión sexual y la muerte nos precipita, desde las primeras páginas, en aquel decir de Bataille acerca de lo imposible que resulta evitar subterfugios sin recurrir a la puesta en escena, sin montar un espectáculo. “Usted no se imagina qué magia…no hubiera podido tocarla en otra forma más que para matarla, yo estaba todo transpirado, incluso mi sexo…”
El suspenso, el aura de irrealidad, el dominio de numerosos cánones narrativos, son recursos dominados por la autora, quien logra atravesar lazos íntimos con distancia crítica fuera de cualquier reverencia a la ingenuidad de los comunes lugares.
Soy una multitud. Cuando pienso o siento, ignoro quién piensa o siente.
[Fernando Pessoa].
Almas presenta un intenso monólogo en el que la protagonista, Marion, entabla un diálogo consigo misma.
Marion ejecuta una impresionante transmutación al encarnar alternadamente voces que son un diálogo consigo misma; una forma de neutralizar la decepción que le produce las contradicciones de su realidad; logrado con una actuación de gran complejidad y profundidad.
No creo en la eterna adolescencia. Ni en la vida ni en la música. El que se escuda ahí es porque se resiste a crecer.
[Juan Carlos Baglietto]
La novela se caracteriza por la compleja narración que combina la primera y la segunda persona para retratar la experiencia íntima y fragmentada de su protagonista, La profesora que se enamora del alumno adolescente. Este vínculo, más allá de ser una relación truncada, simboliza el cierre de una prolongada adolescencia propia de una generación de clase media argentina educada en los años 90.
Yo habito la grieta entre lo que soy y lo que digo ser.
[Silvia Plath]
La obra comienza con Ana Yovino, presentando a Frida, un encuentro profundo entre la destreza del cuerpo actoral y la tradición mexicana de la muerte, en un cruce entre memoria, cuerpo y poesía.
Yovino baila en traje blanco y máscara de calavera, en una apertura que establece el vínculo con la ancestral celebración del Día de Muertos, donde la muerte se acepta y se honra con una estética que gira en torno a la calavera como emblema de transformación y reconciliación con el ciclo vital.
Soy una multitud. Cuando pienso o siento, ignoro quién piensa o siente.
[Fernando Pessoa].
Almas presenta un intenso monólogo en el que la protagonista, Marion, entabla un diálogo consigo misma.
Marion ejecuta una impresionante transmutación al encarnar alternadamente voces que son un diálogo consigo misma; una forma de neutralizar la decepción que le produce las contradicciones de su realidad; logrado con una actuación de gran complejidad y profundidad.
El teatro es un espejo que pone delante de los hombres a la realidad, con todas sus grandezas y sus miserias
[Lope de Vega]
El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
[Williams Shakespeare].
Comedia alegórica con estructura del Siglo de oro español, y conexiones con el universo shakespereano. Comedia aurisecular escrita por Ángela de Azevedo, con la adaptación de Julieta Soria. En esta obra, el escenario se convierte en un tablero de juego donde el Demonio y la Virgen juegan con el futuro, simbolizando una batalla entre ambas fuerzas sobre el destino y la fe. La representación incluye elementos de juego y conflicto entre figuras religiosas, combinando temas de azar, fe y amor en la trama. También en contacto con El pleito del Demonio con la Virgen, de diversos autores, siendo la más común atribución a Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), importante dramaturgo del Siglo de Oro español.
Oui, oui, comme je t´approve, la littérature doit rester "insupportable"
Jacques Derrida
Derrida otorga un lugar privilegiado a los textos literarios, pero sus trabajos en ningún caso pertenecen al campo de la crítica literaria, las operaciones y desplazamientos que lleva a cabo escapan y trastornan esa práctica dominada, casi unánimemente, por una voluntad de legibilidad.
En el año de los Grandes Modelos de Lenguaje (LLM) y de las “inteligencias artificiales que charlan” han ido apareciendo muchas preguntas inquietantes: ¿tomarán las IA nuestros trabajos?; ¿cuáles son los diez trabajos que desaparecerán gracias a chat-gpt?; ¿vinieron las IA a conquistar el mundo y desplazar al humano?; ¿estamos cerca de la singularidad?
El poema fragmentado, fragmentario, narrativo y lírico, refleja una percepción apasionada y visceral que zurce la escritura y las sensaciones, el poema y la vida, el amor y la escritura. A partir de pequeños estallidos, de una narración escatimada, de sensibilidad íntima, el texto va y viene a través de diferentes experiencias que son contadas a partir del resplandor que emanan de un cuerpo ausente que se configura personaje a partir de esos pequeños trozos de expresividad liviana, suelta, impasible y tersa.
Conejos blancos de Eleonora Carrington, escritora británica-mexicana, artista plástica, publicó, por primera vez, en los números 9-10 de la revista View entre 1941 y 1942. Peligro de spoiler, sugiero leer ambos cuentos antes de continuar.
Julio Cortázar, en el libro Cuentos inolvidables según Julio Cortázar incluye Conejos blancos considerándolo uno de los inolvidables. Se publicó en 2008. No puedo dejar de relacionarlo con Circe, de Julio Cortázar, publicada en 1951, en Bestiario, ofrece muchos de los elementos constructivos del de Elena Carrington.
Al enfrentar la lectura de Para una tumba sin nombre[1] se presentan algunas vacilaciones. ¿Cómo identificamos a los personajes de la novela? ¿Acaso por su edad? ¿Su fecha o lugar de nacimiento? ¿Por su profesión? ¿O por su nombre?
[1] Onetti, Juan Carlos (2008 [1959]). Para una tumba sin nombre. Buenos Aires: Punto de lectura. (Todas las citas refieren esta edición).