En Paranoxia Dalí se despliega un espacio inquietante, emerge un pueblo situado junto al mar, Gaspé o final del mundo conforme al idioma de sus habitantes milenarios: los Micmacs. Las diversas líneas de esta novela responden a las fuerzas del caos; estirpe o tierra, villa o continente, lugareños y extraños exhiben nexos -entre el eco de voces y la mirada- con desenlaces suspensivos, siempre inesperados. Ana Abregú no reproduce, hace visible el universo peninsular mediante un tratamiento pictórico, su diapasón narrativo arma cristales proteicos, conjuntos tonales consolidan el aura de un artista paradigmático: Salvador Dalí.
“En mi mente, el diseño de las mujeres se termina en el vientre de una langosta, con blanduras profundas, oscuras, con una dentadura invisible que acude al festín de masticación cuando huelen el líquido pegajoso que aúlla desde la boca del pene; no puedo rebasar esa línea…”
Verdades concebidas, convertidas en lenguaje, ráfagas de tradición encarnada. Sintaxis, marcaciones, oficio.
Esta obra conceptual encuadra una innovadora búsqueda estética con torrentes oníricos en continuo devenir. Sin asomo de duda, si Deleuze y Guattari hubiesen leído este libro habrían incluido reflexiones en Mil mesetas destacando la potencia inventiva del montaje, los juegos artísticos con reglas concretas en la superficie de máquinas abstractas, las parcelas de materia impalpable salientes del cuerpo-letra-ritmo de sus protagonistas. Personajes diestros en acuñar doblajes, superponer vínculos, dar a la historia distintas perspectivas. “No importaba lo que se dijera de la tramontana en España, si era falsa o un mito, en Gaspé era una voz prepotente con densidad que despilfarraba rumores sobre nosotros, se mezclaba en el aire y se movía como una serpiente envolviendo la villa, dejando caer sutilezas que se quedaban reflejadas en las ventanas el suficiente tiempo como para que fuera imposible ignorarlas. No sé nada de la tramontana pero sé que en Gaspé el viento es la punta de un ovillo”.
Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.
Las palabras: algoritmo y probabilidad.
Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.
Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización, igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.
En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.
La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.
Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.
“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”
“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.
En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.
Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.
[Lema popular]
Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.
Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.
Oui, oui, comme je t´approve, la littérature doit rester "insupportable"
Jacques Derrida
Derrida otorga un lugar privilegiado a los textos literarios, pero sus trabajos en ningún caso pertenecen al campo de la crítica literaria, las operaciones y desplazamientos que lleva a cabo escapan y trastornan esa práctica dominada, casi unánimemente, por una voluntad de legibilidad.
Los actores ingresan a la sala con apuntes y expedientes que irán comentando; apuntes sostenidos por hechos rellenados con suposiciones como mirándose en un espejo; como en toda decisión que causa inquietud como lo es decidir sobre la vida o muerte de un chico, sobre si ha matado al padre.
En el año de los Grandes Modelos de Lenguaje (LLM) y de las “inteligencias artificiales que charlan” han ido apareciendo muchas preguntas inquietantes: ¿tomarán las IA nuestros trabajos?; ¿cuáles son los diez trabajos que desaparecerán gracias a chat-gpt?; ¿vinieron las IA a conquistar el mundo y desplazar al humano?; ¿estamos cerca de la singularidad?
El poema fragmentado, fragmentario, narrativo y lírico, refleja una percepción apasionada y visceral que zurce la escritura y las sensaciones, el poema y la vida, el amor y la escritura. A partir de pequeños estallidos, de una narración escatimada, de sensibilidad íntima, el texto va y viene a través de diferentes experiencias que son contadas a partir del resplandor que emanan de un cuerpo ausente que se configura personaje a partir de esos pequeños trozos de expresividad liviana, suelta, impasible y tersa.
En el marco del programa de las Jornadas Julio Cortázar (2018) organizadas por el Instituto de Literatura Hispanoamericana (FFyL-UBA), el miércoles 28 de noviembre, conversaron Daniel Mesa Gancedo y Roberto Ferro...
Al enfrentar la lectura de Para una tumba sin nombre[1] se presentan algunas vacilaciones. ¿Cómo identificamos a los personajes de la novela? ¿Acaso por su edad? ¿Su fecha o lugar de nacimiento? ¿Por su profesión? ¿O por su nombre?
[1] Onetti, Juan Carlos (2008 [1959]). Para una tumba sin nombre. Buenos Aires: Punto de lectura. (Todas las citas refieren esta edición).