De la naturaleza afectiva de la forma por Nicolás López-Pérez, chileno.

Y al otro lado qué hay al otro lado

Qué escondes libro al otro lado

El comienzo de la vida más hondo que todos los idiomas

O el comienzo de la muerte largo como un acantilado de sueños

 

El pensamiento en paz y calmo, hacia el texto de Nicolás López-Pérez, el momento de la ruptura entre la realidad y la literatura. Es la primera página de De la naturaleza afectiva de la forma; el “acantilado de sueños” el nombre ausente que convoca transfigurar la clave amorosa de un texto que habla con una lengua nueva; no es la evocación melancólica, si no el acto mágico y contundente de permanecer en el instante en que se va a entrar a la potencia de un texto concretado en un libro.

El universo literario del escritor plantea un encadenamiento indiscernible de la forma escrita, no sólo la palabra, sino el espacio, la transgresión gramatical y el cálculo preciso en el dibujo del texto.

 

El comienzo de la minúscula, con una conjunción, da cuenta de la idea de que nada comienza, todo bien de algo y va hacia algo; la conjunción manifiesta la característica de incensancia que involucra el mismo acto de escribir, un paisaje que se surca estableciendo relación entre la obra y su exterioridad, el acto que la expone en ficción que se presenta como una forma híbrida entre realidad con signos de impugnación en categorías literarias que obligan a enfrentar el texto con instrumentos del arte: la organización, el tipo de letra, el encuadre, el prorrumpir con criterios estéticos inesperados.

En la evasiva ordenación entre imagen y texto, el escritor nos propone un modo de lectura o significado, si se quiere, proveyéndonos de un anclaje en signos de grafo:

 

La idea desestructura géneros y subjetividad; siempre que hay la sugerencia de un recorrido, inevitablemente reponemos la idea de vida como juego, una Rayuela que podremos enfrentar desde diferentes entradas, no sólo físicas, con el libro mismo entre manos, sino también en narrativas con apariencia de biografía; la gráfica recupera el método de clasificación de los Formalistas rusos aplicado a nuevos significantes para la materialidad escritural; “software”, lo que no se puede tocar en un dispositivo, sino el encargado de los aspectos de aplicación programada; “hardware”, el aspecto sólido, lo que se puede tocar; la indicación de encuentros y dirección de lectura –dado por la orientación de las flechas–, concurren en una apelación a eventos, ocurrencias e intervenciones de elementos literarios y el mundo que lo genera; escritor, lector, libro; elementos espaciales, nubes o río; sugerencias que exhiben un desgarramiento de formas dentro del continente de la obra, planteando un equilibro gráfico, espacios concretos, proposiciones implícitas.

Este texto exhibe exploraciones de otros textos –Escombrario es otro libro publicado por el autor–, formando exploraciones de lo real, lo escritural, como materialidad, además de su significado.

Los recuadros de la primera fila, podrían tomarse como partes –en lo personal, la distribución del texto en un formato regular al que refiere partes o a su significado, parece quedar obsoleto en este texto, ya que la concisión o unidad de ideas o cualquiera de los significados con que se quiera indicar con “parte”, en la trama de este texto resultará insuficiente–, la clasificación de la primera columna, aparenta una forma de metaforizar la organización en relación a aspectos físicos o dirigir la experiencia, lo que pone en marcha un juego de inquietudes que involucra algún punto de convergencia entre la tecnología y su intervención en el juego literario.

Podemos encontrar una mímesis de el montaje y el gesto de Ezra Pound, o los mapas mallermianos, Martín Kohan[1] en  Significación actual del realismo críptico, expresa que un texto actual aspira a sacudirse el término de formalista, como si ello fuera sinónimo de no realista; o como si el texto estuviera sometido a un sistema a priori diera cuanta del artificio. Nicolás López-Pérez exhibe el artificio, lo representa como los formalistas con funciones, relaciones y elementos, pero utiliza su propio sistema de articulación, o si se quiere de experiencia como escritor millenials; literatura en un contexto fuera del texto; sobre todo con la mención de elementos de otros campos de significación, como el informático, con el efecto de distanciar lo autónomo de lo ficcional. El texto se propone como texto y como el transcurrir de la escritura mientras se crea, así como los dispositivos de producción.

 

Se enuncia el diseño de representación de planos; el plano geográfico, el plano íntimo, el estar en la deriva del texto en curso, un contraste entre la estructura gráfica, los márgenes perfectos, el cuadro, el límite, y lo irreal de la vida escrita, sus defectos, la pretensión fútil de condiciones; la palabra detrás de la “conciencia”; utilizando el nomadismo entre las interioridades del narrador y los géneros de producción.

 

El lector se encontrará con diferentes sistemas de organización, poemas, enumeraciones. La permanente duda sobre la proposición textual moverá el concepto sobre el género o el aspecto de acontecimiento o reflexión o errancia escritural, una experimentación que parece negar la condición de representar algún género, la elección entre subjetividad engañosa, exposición de deseos o intimidades, resulta en una heterogeneidad contenida en la forma, “el afecto de las formas”, dirá el título del libro.

Los textos se entrelazan escribiéndose a sí mismos, no sólo en este libro con sus 765 páginas, sino entre época del escritor; tiempos pretéritos donde ya la forma asoma construyendo la escritura como dispersión en el espacio y en el tiempo.

 

 

La imagen que vemos emula el viejo arte de las primera computadoras, código ASCII, denominado arte de caracteres; adhiere a la escuela del puntillismo, generado con signos ortográficos, puntos, comas, barras –slash–, ampersand –&–, el gesto de armonizar una idea con elementos de escritura, convertirlos en grafía e incluir texto poético; un ritmo en el residuo de diferentes formas de representación; compulsiones, gestos que se repiten, mímesis de sistemas que impugnan formas literarias, en un permanente y desasosegado fluir; mientras la realidad impacta en el proceso de escritura.

 

Hace referencia a los anuncios de niños que desaparecen que suelen colocarse en los cartones de leche. Stencil es una técnica de enmascarado, una plantilla invertida, lo que se debe ver es lo que no está en la plantilla. Las inquietantes referencias desafía la abstracción de la forma. El texto se trasvierte como conectado por una estética de la rabia, por momentos respira crueldad.

 

La traducción de Deutschunterricht, es precisamente: lección de alemán, se expresa la ambigüedad sobre definiciones que tanto aplican al idioma, como al universo literario.

La ambigüedad entre referentes es un planteo en todo el texto; desde los elementos a la metatexualidad, intentos de articular los diferentes aspectos de la significación para ponerlos en contradicción con elementos de la realidad o de objetos; el lenguaje, la imagen, la geografía, pone en contacto una forma de narrar el mundo interior del escritor y el mundo que lo circunda, constituido por casualidades, lecturas, intervención teorías, modernismo y contramodernismo, posmodernismo; tradición de vanguardia y refundación de objetivos literarios.

No podía ser ajeno a lo que aportan la tecnología, en la página 458 –supongo que el lector hará lo que esta grafía nos ha condicionado a hacer, acercar el dispositivo móvil.

 

Y en este punto, estamos frente a un hecho físico que involucra al lector, salir del mundo plano a otro medio. El escritor no sólo pone en cuestión nuestra biblioteca, en sus múltiples referencias a otros textos y formatos, sino que ahora induce a la acción del lector. Debo decir que participar no decepcionará, no deje el lector pasar esta oportunidad.

 

(pag. 606)

Este fragmento es escrupuloso en detalles en términos de procedimiento, destituye la frontera entre objeto –el libro–, el texto, el lector –ellos, nosotros–, como una maquinaria presuposicional en la contingencia de la pandemia como parte de la confrontación entre la figuración de la realidad y literatura.

Se habla del sistema del texto, no del individuo –el escritor–; hay un juego de “representaciones y sus máscaras” a la manera de Jean Genet, en el sentido de lo que no hay referencia a objeto de la imagen, el muro, a su representación de lugar, sino a sino algo en la frontera entre objeto, lector, texto; “siempre hay otro aliento en el mío, otro pensamiento en el mío, otra posesión en lo que poseo, 1000 cosas y 1000 seres en mis complicaciones: todo pensamiento verdadero es un agresión” –Jean Genet–, que hace ostensible el espejo del espejo que es otro espejo como mímesis de palabra que representa imagen que representa lo que se ve, pero se lee. No hay una traducción que dependería del lector –Maurice Blanchot–, no hay una identificación de lenguaje con la imagen, que a su vez es una conjetura entre la figura, el carácter,  el glifo, la letra, el dibujo del signo, en  dimensión de puntillismo –– y la causa del texto en el sentido de buscar su genealogía–, no es la trascendencia del signo, sino su producción de sentido.

Las diversas mixturas de composición entre imagen, signos, textos que conciertan la propuesta de De la naturaleza afectiva de la forma, remiten a una apariencia de la técnica del collage, sin embargo, resulta más adecuada la palabra: colaboración; las estrategias de representación se armonizan de tal forma que parecen estar remitiendo a un polifónico conjunto de singularidades que en este texto repercuten en la sensación de tiempo inmóvil, de circularidad entre lecturas y tejidos argumental, por momento axiomático y tenso.

Un texto que postula la melancolía como un objeto de perversión escritural, desplazamiento de poética ciliar, entre la mente y los ojos; reverberación de una literatura detallista que no se deja sujetar.

Leer este texto es como un viaje con espíritu de aventura literaria hacia las obsesiones del escritor.

 

Ana Abregú, marzo 2021.

www.metaliteratura.com.ar

Nicolás  López-Pérez  (Rancagua,  Chile,  1990).  Poeta, traductor y abogado. Ha publicado en poesía: las   plaquettes Geografía de las geografías (Chile, 2018) y Coca-Cola Blues (México, 2019), el  objeto de  reacción  literaria  Escombrario (Chile,  2019),  los artefactos La violencia creadora y El sol ciego(Chile, 2019 y 2020) y los libros Tipos de triángulos(Argentina, 2020), De la naturaleza afectiva de la forma (Argentina/Chile,  2020)  y  Metaliteratura &   Co.   (Argentina,   2021).   Traducciones   suyas   han sido publicadas en   las    revistas Saposcat (Chile), Poesía (Venezuela) Metro arte+literatura (Chile), Otra iglesia es   imposible (Argentina), Lenguaje Perú (Perú). Entre 2018 y 2019 cofundó y  codirigió la   revista &   microeditorial de   nueva poesía    latinoamericana    Litost.    Actualmente:    coordina     el     laboratorio     de     publicaciones     Astronómica;  administra  la  mediateca  de  poesía  La comparecencia infinita;  colabora en   la   revista de   literatura   latinoamericana   Metaliteratura; hace crítica literaria en el Diario Cine y Literatura; escribe,  traduce  y  hace  coleccionismo  de  ocasión  en su blog personal La costura del propio códex.



[1] Martín Kohan, crítico, docente y escritor argentino.





Ana Abreg�.

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

    Ana Abregú, escritora, con formación en ingeniería electrónica trabaja como SEO posicionamiento y Community Manager, ha publicado novelas, poemarios, relatos, ensayos y crítica literaria. Editora y redactora de la revista Metaliteratura. (http://www.metaliteratura.com.ar), shop de libros editados: http://shop.metaliteratura.com.ar. Obras: SO( Crónicas Octubre 2024 –diciembre 2024), crónicas, enero 2025; INTRꜴVERSIÓN, poemario, enero 2025; Novela en curso, ensayos, enero 2025; Terrorrisa, ensayos, enero 2025; Borges comentado, ensayo, crítica, enero 2025; Ante (Crónicas, septiembre 2023 – diciembre 2023), crónicas, Enero 2025; Tiples (Relatos, enero2025); Viceversa (Crónicas, Enero 2024 – Septiembre 2024), enero 2025; Bitácora de escrituras, Recursos literarios, 2024, U (Crónicas junio 2023 – agosto 2023), crónicas, 2024; E (Crónicas enero 2023 – mayo 2023), crónicas, 2024; Ulises en su laberinto, ensayos, junio 2024; Las razones de la sal, novela, enero 2024; Venablos, poemario, 2023; A (Crónicas, agosto 2022, diciembre 2022), 2023; Errancias del ayés, relatos, 2023; Conversaciones con Žižek, relatos, 2023; Blogs para el posicionamiento, SEO posicionamiento, informática, 2022; O (crónicas 2022 – agosto 2022), 2022; Ignitos, relatos, 2022; Y (Crónicas, abril 2020 - febrero 2022), 2022; Teorema de la Lengua, poemario, 2022; Pentimentos. novela, 2022; Supay, novela, 2021; El Pallo Gelao, humor gráfico, 2021; Pareidolia, crítica literaria, 2021, Antí(eu)fon(í)as, poemario, 2021; Textorios, ensayos, 2021; Cíngulos, ensayos, 2021; Descontextos, ensayos, 2021; La mujer fingida, novela, 2020; Atrave(r)sar, poemario. 2020; Dédalo. novela. 2020; Ex criaturas. microrrelato, 2020; Señales del tacto, novela. 2020; Mover el punto, novela. 2019; El espejo deshabitado, novela. 2019; Paranoxia Dalí, novela, 2018; Adelaida Sharp en tu tiempo, novela, 2017. Se consiguen en Amazon.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

El corazón es habitar la experiencia y el ritmo

Pasquale Mesolella, I giorni della pandemia. Prato: Pentalinea, 2024.

 

[Este es tal vez uno de los libros más emocionantes en la obra de Pasquale Mesolella (Teano, 1949). Va dedicado a “tutte le persone, note e ignote, conosciute e sconosciute, vittime inermi ed innocenti del covid o della guerra ucraina”. A simple vista, puedo decir que se ve a un poeta desprovisto de artilugios del lenguaje y que consagra la escritura como si su mano fuese un sello de lacre. Un poeta que se ha convertido en un reportero de un tiempo álgido que no está tan lejos y que continúa a hacernos eco. Los primeros textos de esta colección corresponden a enero de 2019 y los últimos, como el prólogo, se remontan a septiembre de 2023]

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

Mi novia del futuro de Anto Van Ysseldyk por Ana Abregú

«¡Como si se pudiera matar el tiempo sin herir a la eternidad!».

(Henry David Thoreau)

 

El viaje en el tiempo es un tópico complejo, sobre todo durante una obra teatral, donde la comparación entre temporalidad se debe resolver en un espacio reducido. Esta situación se metaforiza en un escenario con elementos de luz y desplazamientos en espiral, haciendo y deshaciendo el tiempo en el espacio, tal como se define el tiempo mismo, una tela, una autopista peraltada.

 

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