De la literatura y los restos

“Nada literario me (le) es ajeno”, podría decir (y decirse) acerca de un libro como el que viene a continuación. Declaración audaz, pero verdadera: desfilan en esas desbordantes páginas textos, referencias,  sobreentendidos, alusiones, reflexiones, el universo de la literatura en fin, una constelación de palabras, que son también conceptos, mediante los cuales Roberto Ferro trama una relación pasional (e intelectual) con la literatura de su tiempo y en la que resuenan ecos de la gran literatura de todos los tiempos.

Noé Jitrik

“Nada literario me (le) es ajeno”, podría decir (y decirse) acerca de un libro como el que viene a continuación. Declaración audaz, pero verdadera: desfilan en esas desbordantes páginas textos, referencias,  sobreentendidos, alusiones, reflexiones, el universo de la literatura en fin, una constelación de palabras, que son también conceptos, mediante los cuales Roberto Ferro trama una relación pasional (e intelectual) con la literatura de su tiempo y en la que resuenan ecos de la gran literatura de todos los tiempos.

Se diría (yo diría) que internarse en ese libro es tan apasionante y tan peligroso como internarse en un océano refugiado tímidamente en un indeciso barquichuelo, o sea, metáfora mediante, en nuestra prudencia lectora, recaudo indispensable para salir con bien de una tormentosa travesía. Y lo es, o sea peligroso, porque tras la aparente certeza de lo que se llama “crítica literaria”, o sea determinado desmonte de un texto por unas manos competentes y presuntamente autorizadas, está la turbulencia de un pensamiento insatisfecho, que vuelve sobre sí en un movimiento espiralado, tan incesante como lo exige la imagen rectora de todas sus aproximaciones.

Lo que Ferro intenta capturar, entrando de frente y de costado, de arriba y de abajo, es precisamente la incesancia de los textos que lo motivan y que, como textos, intentan escapar en, precisamente, lo inacabado de lo que son. Y, en la medida en que se trata de textos –novelas en particular, predominantemente, de diferente origen, Conti, Roa Bastos, Tabucchi, Mallea, Somoza, Baccino, Vila-Matas, y otras especies, Cortázar, Walsh, Lemebel, Jitrik, Borges, Dorra, Zambrano Colmenares-, o, mejor dicho, en que se “ocupa” de textos con el inocultable propósito de entrar en ellos y sacarlos de su reposo –siendo que esos textos son todos intranquilos-, se podría reconocer el resultado de su ocupación, como quien ganó una batalla y un territorio, y compartirlo, o sea comprenderlo en lo que ilumina y nos ilumina.

Se podría, antes lo señalé, llamar “crítica” a ese gesto pero (diría), como crítica, no se parece a lo que suele presentarse con ese ropaje. Más bien parece una extroversión, un deseo de comunicar mediante la verbalización de una lectura, actividad que, como se sabe, se ejecuta en la sombra, en la intimidad, lugar en el que opera como un turbulento laboratorio, confluencia de saberes e intuiciones, memoria e ideología y, si no media una voluntad, lo que un texto le pide a una mirada queda ahí, en su hervor o en sus cenizas.

Pero puede la lectura salir de ese encierro y convertirse en discurso, como es el caso de este libro. Y ese discurso, en este libro, se rehúsa a las convenciones y a los reglamentos y aun a los objetivos y, en cambio, asume el aspecto de una continuada conversación. La puedo calificar: es fluida y su acercamiento a los textos es tembloroso, es como si la mano que dirige la escritura se fusionara con la lectura y quisiera no perder nada de lo que aconteció en ese laboratorio; la mano vacila ante lo que los textos tienen de indecible, pero no se arredra ante lo que tienen de ilegible, eso que Ferro mismo llama “el resto”, que sería, en otras palabras, la incandescencia de la escritura.

Y, a la vez, si es lectura deja ver en los resquicios lecturas previas de las que ésta sería la capa superior; lecturas numerosas, una masa que permite que la que apreciamos se establezca. Uno las percibe o adivina su respiración, no es que lea tan sólo un previsible o buscado respaldo a afirmaciones imponentes y que, precisamente, quitan la respiración. Restos, a su turno, de estructuralismo, desconstruccionismo, incluso de encendidas filologías, líneas que se intersectan y se encaminan hacia un destino semiótico, hacia el lugar de la semiosis que confiere identidad a cada texto objeto de la mirada, la lectura y la escritura que le sigue.

Esa conversación renuncia a la argumentación, se recuesta sobre la afectividad y, por consecuencia, no parece querer convencer; más bien parece querer aspirar a un lugar en una conversación probable con un otro que podría compartir la materia en que se basa, esa sutil configuración imaginaria que reproduce, como un símil, la trama de nuestro tiempo.

Por detrás las otras lecturas, un hervor teórico que Ferro asume como haciéndose cargo de una ausencia puesto que, se sabe, la teoría va y viene en estas tierras y en ocasiones su persistencia es sentida como arrogante, como inapropiada para la sencillez que nos sería propia; a veces, por eso, la literatura como práctica la rechaza, otras la cultura la solicita y a veces, en uno u otro caos, una suerte de timidez la recluye y remite sus disposiciones –en el sentido de “lo que se dispone”- a un lugar lejano en el que la teoría no necesita excusarse para ligarse a la literatura y, eventualmente, iluminarla.

Así, en estos cruces, transcurre un libro “que da cuenta”, en otras palabras que muestra aquello que puede hacerse con y en un texto y, al mismo tiempo, la red instrumental que lo permite. Deseable conjunción, no sólo Ferro la propone, en un deber ser intelectual, sino que la ejecuta y produce un libro contundente en el que se adivina igualmente una larga maduración, un tiempo decantado, experiencia y pensamiento juntos, literatura, pues, en el mejor sentido de la palabra.

 

Se consiegue en Amazon, en papel y libro digital: https://www.amazon.com/-/es/Roberto-Ferro-ebook/dp/B096N41MJV/ref=sr_1_1?__mk_es_US=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&dchild=1&keywords=Roberto+Ferro&qid=1623079133&sr=8-1



 


Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

    Noé Jitrik, uno de los más reconocidos críticos literarios argentinos, nació en 1928 cerca de La Pampa. Desde 1939 vivió la mayor parte de su vida en Buenos Aires, el resto en Europa y en México, donde pasó años de exilios entre 1974 y 1987. Es autor de numerosos ensayos sobre literatura e historia, crítica literaria, teoría y narraciones, cuentos y novelas. Fue profesor e investigador en universidades de Buenos Aires, México y Francia, y es actualmente investigador y director del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Entre otros galardones, recibió el de Chevallier des Arts et Des Lettres otorgado por el gobierno de Francia, y el Premio Xavier Villaurrutia, México, 1981. Dirige actualmente una monumental obra: la Historia Crítica de la Literatura Argentina, que aparece en doce tomos y es publicada por Editorial Sudamericana. Entre sus obras: Textos Críticos Leopoldo Lugones. Mito Nacional. Palestra, 1960. Horacio Quiroga. Una obra de experiencia y riesgo. Ediciones Culturales Argentinas, 1960. Nueva versión corregida, Montevideo, Arca, 1967. Procedimiento y mensaje en la novela. Universidad Nacional de Córdoba, 1962. Escritores argentinos, dependencia o libertad. Ediciones del Candil, 1967. Esteban Echeverría, Buenos Aires, CEAL, 1967. Horacio Quiroga. CEAL, 1967. Muerte y resurrección de "Facundo". CEAL, 1968. El 80 y su mundo. Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1968. El mundo del ochenta. CEAL, 1982. (Segunda edición de El 80 y su mundo.) Tres ensayos sobre Esteban Echeverría, Besançon, Faculté des Lettres. Col. Les annales. 1969. José Hernández. CEAL, 1971. Sarmiento. CEAL, 1971. José Martí. CEAL 1971. Ensayos y estudios de literatura argentina. Buenos Aires, Galerna. 1971. Bipolaridad en la historia El fuego de la especie. Buenos Aires, Siglo XXI, 1971. La novela futura de Macedonio Fernández Caracas, Biblioteca de la Universidad Central, 1973. Producción literaria y producción social. Buenos Aires, Sudamericana, 1975. El No-Existente Caballero (Ensayo sobre la forma del "personaje" en la literatura latinoamericana), Buenos Aires, Megápolis, 1975. Las contradicciones del modernismo. México, El Colegio de México, 1978. La memoria compartida. México, Editorial Veracruzana, 1982. CEAL, 1987 (2a edición). La lectura como actividad. México, Premiá, 1982. Los dos ejes de la cruz. Puebla, UAP, 1983. Las armas y las razones. Sudamericana, 1984. La vibración del presente. México, FCE, 1987. Cuando leer es hacer. Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, 1987. Temas de teoría. El trabajo crítico y la crítica literaria. Premiá, 1987. Lectura y cultura. México, Dirección de Fomento Editorial, UNAM, 1987. El balcón barroco. México, UNAM, 1988. Historia de una mirada. UNAM y El Equilibrista, 1992. Reescritura de Los dos ejes de la Cruz. También en Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1992. El dominio de la palabra (edición de los materiales producidos en el Primer Encuentro de Problemas del Discurso, marzo de 1987, UNAM, FCPyS, mayo de 1992). La selva luminosa, Ensayos críticos (1987-1991). Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1993. Historia e imaginación literaria. Buenos Aires, Biblos, 1995. Suspender toda certeza, antolog’a cr’tica (1959-1976), Biblos, 1997. El ejemplo de la familia, Ensayos y trabajos sobre literatura argentina. Buenos Aires, Eudeba, 1998. Autobiografías, memorias, diarios Autobiografías, memorias, diarios insomnes y oníricos Ficción Addio a la mamma, Fiesta en casa, y otros poemas (1965). Ediciones Zona de la Poesía Americana Llamar antes de entrar (1972) relatos. S’ntesis Dosmil, Caracas Comer y comer (1974). Ediciones de la Flor Del otro lado de la puerta: rapsodia (1974) (con dibujos de Roberto Broullon). Ediciones Meg‡polis Limbo (1989) Citas de un d’a (1992). Alfaguara Mares del sur (1997). Buenos Aires, Tusquets. Capítulo 1 Crítica de Eduardo Berti en La Nación

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

Mi novia del futuro de Anto Van Ysseldyk por Ana Abregú

«¡Como si se pudiera matar el tiempo sin herir a la eternidad!».

(Henry David Thoreau)

 

El viaje en el tiempo es un tópico complejo, sobre todo durante una obra teatral, donde la comparación entre temporalidad se debe resolver en un espacio reducido. Esta situación se metaforiza en un escenario con elementos de luz y desplazamientos en espiral, haciendo y deshaciendo el tiempo en el espacio, tal como se define el tiempo mismo, una tela, una autopista peraltada.

 

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