Es muy difícil escribir desde la tristeza, sobre todo cuando no está Ferro para decirme: -nena, enfocate.
Esparciendo por adelantado el encanto de la lectura, la pasión por la crítica y la contienda incansable con los paladines de la vulgaridad, supo siempre convencerme de que la vida y la literatura corren por carriles paralelos pero que andan eternamente juntos, que una vez que la maravilla de la pasión ingresa a nuestras vidas quedamos sometidos a ella porque es la que nos enciende, nos ilumina, nos conmueve, nos enamora.
Creo que somos inmensamente afortunados todos los que tuvimos el enorme honor de que Roberto nos dirija y nos acompañe para convidarnos su lectura crítica, invitándonos siempre al estudio, a la superación personal, a animarnos a más, a no dejar nunca de estudiar, de investigar, de movilizar la intriga, de indagar por entre los pliegues de las palabras y los textos.
Yo tuve la suerte de que me eligiera como su alumna y lo que soy se lo debo a él; pero sobre todas las cosas me enseñó a valorar mí esfuerzo y mi trabajo. Él percibió en mí una semilla invisible que sólo él veía, y me repetía: "nunca voy a proponerte hacer algo que crea que no vas a poder realizar" y así me convenció con su grandeza de que yo era capaz, le voy a estar eternamente agradecida porque si no fuera por él nunca me hubiera animado a seguir.
Siempre decía que él era un dealer de la literatura y así se comportaba: siempre intentando enamorar con su arte majestuoso que anteponía la literatura ante todo pero siempre con respeto, invitándonos a apartar la cabeza de la cotidianeidad para ir más allá, siempre atento y compañero, anticipando siempre el desastre de la desidia, el espanto y el miedo al triunfo, las inconfundibles escaramuzas huidizas, las excusas diletantes, las contiendas y escapatorias, siempre predispuesto, siempre incansable, meticuloso, bondadoso, persuasivo, siempre impecable, implacable, siempre Ferro.
Te voy a extrañar mucho mí queridísimo profesor.
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Literatura latinoamericana
Estudiante de Letras en la UBA. Profesora de Lengua y Literatura en secundarios y en el Instituto de Formación docente N59 de General Madariaga. En Madariaga, coordina un espacio cultural que incluye biblioteca y taller literario
“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”
“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.
En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.
Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú
Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.
[Lema popular]
Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.
Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.
(Foto tomada de Internet)
Mi novia del futuro de Anto Van Ysseldyk por Ana Abregú
«¡Como si se pudiera matar el tiempo sin herir a la eternidad!».
(Henry David Thoreau)
El viaje en el tiempo es un tópico complejo, sobre todo durante una obra teatral, donde la comparación entre temporalidad se debe resolver en un espacio reducido. Esta situación se metaforiza en un escenario con elementos de luz y desplazamientos en espiral, haciendo y deshaciendo el tiempo en el espacio, tal como se define el tiempo mismo, una tela, una autopista peraltada.
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