Cuando los globos rojos estallan

A propósito de la novela Padrenuestro de Adriana Pedrolo

 

La crítica al adultocentrismo dominante, sometedor y violento, carece de lugar en las actuales políticas públicas, a pesar de que muchos escritos siguen aportando la voz de los cuerpos sometidos. Es en este contexto de cruel ambiente que la escritora argentina Adriana Pedrolo expone su narrativa para impactarnos como lectores con una trama que desde la primera página nos atrapa.

 

La crítica al adultocentrismo dominante, sometedor y violento, carece de lugar en las actuales políticas públicas, a pesar de que muchos escritos siguen aportando la voz de los cuerpos sometidos. Es en este contexto de cruel ambiente que la escritora argentina Adriana Pedrolo expone su narrativa para impactarnos como lectores con una trama que desde la primera página nos atrapa.

En estos días en los que la metáfora siniestra contra “las mujeres que tienen gatos y no tienen hijxs” se sostiene desde las nuevas derechas globales en el afán de controlar nuestra función reproductiva, tampoco hay espacio para proteger a las niñeces de la violencia sexual; mientras que las diversidades y disidencias son transformadas en las enemigas declaradas del Mercado y sus neofascismos.

En nuestro continente, si bien hubo procesos revolucionarios que desarrollaron el derecho a la educación y a la salud de las infancias. una deuda sigue pendiente en lo que respecta a la violencia sexual ejercida contra las niñeces.

Recién en este siglo se trata de impulsar como principio revolucionario la lucha contra todas las formas de abuso de poder en las infancias y adolescencias, incluida la sexual: Los adultos (progenitores, familiares o allegados) no pueden abusar ni violar esos cuerpos. Y es en este sentido, que la vida de lo que era considerado “un verdadero militante” o revolucionario, dejaba aspectos sin exponer que Padrenuestro indaga:

“Quizás porque no hay secreto que no secrete, las metáforas vienen en auxilio de aquello que nadie tiene que saber, para que de alguna manera todo afluya”.

“Decidir y decir comparten las mismas primeras letras, al menos las mías en estas líneas un poco híbridas, pero salidas del dolor de amar desde el centro de una familia estallada por el abuso paterno y el silencio circundante”.

“El dolor que la ignorancia atiza cuando rinde homenaje a la mitad de un hombre, dejándonos con la otra mitad, encerrados y solos”.

Como una marca de época, desde la literatura se dibujan entonces nuevos paradigmas de la vida y la vocación social y política transformadora.

En su narrativa, Adriana Pedrolo abarca aquellas cosas que ocurren en muchas familias y entornos inmediatos, pero que se prefieren velar: “Hay cosas que la política calla y de la que la literatura se nutre”. La prensa de actualidad las capta cuando se trata de un tío gobernador y su sobrina de un importante partido político. Aunque al leer el titular de la condena, aun sintiendo un poco menos de dolor nos hallemos frente a una suerte de sufrimiento anestesiado.

Desde el título hay en Padrenuestro un cuestionamiento a toda la red de sentidos comunes que sustentan la llamada “cultura de la violación” que impregna acciones, relaciones y funciones individuales y colectivas.

Una subtrama de falsos opuestos se teje dentro del relato con la virgen de una plaza, que no admite compartir el mismo espacio con el nombre de un comunista y ateo confeso: “Diametralmente opuestos y magistralmente dispuestos por la providencia, se me antojó que a estos “enemigos” cercanos algo los debería de unir”. “¿Será que el abuso sexual y el culto a la virginidad comparten un mismo ADN?”.

Como en las grandes novelas, la narrativa logra pasar de lo emocional a lo documental, de lo biográfico a lo ficcional y de lo popular a lo poético, sin vértigos ni lagunas, para dar voz a quienes históricamente no la tuvieron: las infancias.

 

Padrenuestro. Ediciones Desde el Pie, junio 2024, con prólogo de Alicia Dujovne.

 

Padrenuestro de Adriana Pedrolo se presenta el 6 de Septiembre en la Librería Café Ciccus. Alsina 685. CABA

 

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Florecidos miles de estallidos

Sergio Ojeda Barías, Berlín. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.

[Un libro de Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) es un acontecimiento en este siglo. De Pedazo de mundo (2000) a Tardanza del fuego (2007), Berlin es un libro introspectivo, para celebrar, para transitar entre los poemarios escritos reescribiéndolos. Este poeta chileno crea campos magnéticos en que las palabras vibran y los cuerpos también. Berlin es un libro de la esperanza, de una vida por delante, de una obra como horizonte].

La primera vez que tuve noticias de Sergio Ojeda Barías fue en 2016. Eran mis años de la avidez literaria, tenía varios cuadernos de proyectos de poemas, no conocía a nadie que publicara ni que enloqueciera con la literatura. MAGO Editores publicitaba unos talleres de poesía semanales impartidos por el referido. No recuerdo exactamente el día, pero después de la oficina, tenía esa reunión de poesía, un ese espacio vista Pio Nono (la vereda desde la que estuve mirando por más de un lustro), Piso Diez, como la altura en la que se desarrollaba, fue el nombre que Max González le dio al taller. Recuerdo a otros talleristas, Cristian y Francisco. Nunca más los volví a ver: uno parecía un buen lector de poesía y literatura chilena y el otro trabajaba como captador de clientes en una ISAPRE. Yo había tenido la experiencia de talleres en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), pero estaba lejos de una voz poética (¿lo sigo estando?).

 

 

DRAMATURGIA

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

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