¿Por qué afuera no hay lugar para mí? De Patricia Zangaro por Ana Abregú

El encuentro de dos personalidades es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman

Carl Jung.

 

«Busca un punto en fuga», dice la jefa (María Ester Mazza); refiere a un paciente (Mariano Monsalvo) que está metido debajo de un banco de madera. Busca el afuera en el adentro.

 

El despojamiento de elementos y escenarios integran una especial correlación de sentidos; donde el vestuario y bancos de madera conforman una interdiscursividad, tanto cuidadores como pacientes usan las mismas vestimentas; los diferencia que las cuidadoras usan batas blancas y calzado. “Los” pacientes: González, el señor bajo el banco, Vudú, Rivera, Molina (Mariano Monsalvo), presencia actoral dúctil y conmovedora, que pone cuerpo y voz a pacientes trasmitiendo el carácter impreciso de cada patología a las que la jefa reduce con definiciones de nombres técnicos en el intento de despersonalizar el sentido compasivo que Paula (Mariela Vega) imprime a su metodología; se dirime la tensión entre vieja y nueva escuela en los procesos de intervención sobre la forma de tratar a pacientes; seres dañados, que no encuentran espacio en el afuera, en sociedad, esa construcción organizada de una persona como engranaje: a su vez, como una réplica de la dualidad misma de un sistema donde el poder del deber ser se configura con miradas que etiquetan, tan parecido a los nombres de las patologías en donde el modo de “encajar” es también un sometimiento cuando el afuera es una elección, mientras que el adentro es una imposición.

Entre la jefa y Paula hay un enfrentamiento que casi puede focalizarse en un punto de vista: reducir la durabilidad de la hospitalización o mantenerlos bajo un sistema a perpetuidad donde hay profesionales conviviendo con los pacientes y construyendo la vida con un sentido común: cuidadores y cuidados, y viceversa, como si tan solo una bata blanca los diferenciara.

Hay un pasaje entre escenas con un narratividad en detalles, Paula y la jefa se arreglan frente a un espejo imaginario mirando al público, con el sonido de lluvia, que tanto resulta en melancolía y aislamiento como en hipnótico susurro indiferenciable del afuera, y que prefiguran la evolución de sus propios sentimientos con la manipulación de sus cabellos; mientras Paula lo recoge, así como la jefa, según con qué paciente tratarán.

La Jefa, que tanto ha insistido en la distancia física con los pacientes se suelta el cabello y tiene un ademán de proximidad que no se llega a concretar con un paciente en especial, cuya internación no resulta en la disociación de personalidades o enfermedad mental sino por la pena debido a una pérdida, esa con la que es común lidiar para cualquiera, adentro y afuera; el paciente, consciente de lo impropio, huye de la posible caricia, suspendiendo su significado; por un segundo, comportamientos invertidos; detalle que incita a reflexionar sobre las cualidades de duplicación y ambigüedades de las situaciones: tal gesto podría ser de una mujer que revela tanto un sentimiento amoroso, como un sentimiento materno, en cualquier caso: el contacto físico, que no llega a ser y el cual se cuestiona a Paula, es un punto relevante ya que representa concisamente dos visiones sobre el trato con pacientes; de las cuidadora, jefa y Paula no se aclara si son psiquiatras, psicólogas o enfermera; uniformes iguales con la bata y calzados y en sí dos visiones sobre un microcosmos social que atraviesa los diferentes puntos de vista, conceptos, tiempo, métodos, resultados que afectan tanto a pacientes como a cuidadoras y que revelan un absoluto inquietante: seres que orbitan de un modo u otro, configurándose entre sí, ambos como dipolos magnéticos que se mantienen unidos por el poder que confiere una diferencia: la bata blanca; y el desequilibrio que produce alguien cuando quiere romper esa conexión, a la que se agrega una cuestión también profunda: ¿hay lugar allá afuera para quienes no son “normados”, ni pueden funcionar como engranaje? No hay nombres técnicos en el afuera, hay estigmas.

Quién tiene razón: ¿la jefa?, que sostiene la perpetuidad ¿o Paula?, con abordaje en la rehabilitación y reinserción en el afuera.

Hay una necesidad de reajuste de términos que no puede enfrentarse sin la reflexión sobre la sociedad, el estado, la realidad.

El público se hará las mismas preguntas. Esta puesta en escena plantea la participación del público en diálogo con la autora (María Ester Mazza, escritora, actriz), productora (Claudia Quinteros), directora (Patricia Zangaro) en donde el hecho artístico ha representado con tal sensibilidad la situación de pacientes e instituciones  que se ha establecido un diálogo, no con la ficción o la dramaturgia, sino con la conmovedora historia de hechos reales, personas reales, visibilizando estructuras subyacentes en decisiones y políticas de estado que se acomodan a la exclusión en el aislamiento, encierro y control de métodos, en vez de concentrarse en la inclusión, tal como si barrieran bajo una alfombra aquello que les molesta.

Una Puesta necesaria en estos tiempos de elusión, distracciones y personas como productos en vez de seres humanos de los que somos responsables como sociedad; obra transformadora que toca un tema ineludible y actual: qué estamos permitiendo que pase con los sistemas de tratamiento de salud y sus instituciones.

 

 

Ficha técnico artística

Dramaturgia: María Ester Mazza

Actúan: María Ester Mazza, Mariano Monsalvo, Mariela Vega

Músicos: María Laura Grimaldi

Voz: María Laura Grimaldi

Asistencia de dirección: Airton Santos

Prensa: Patricia Morante

Dirección: Patricia Zangaro

Duración: 70 minutos

Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos.

Teatro El Desaguace, México 3694.

 

 

 

 

    Ana Abregú, escritora, con formación en ingeniería electrónica trabaja como SEO posicionamiento y Community Manager, ha publicado novelas, poemarios, relatos, ensayos y crítica literaria. Editora y redactora de la revista Metaliteratura. (http://www.metaliteratura.com.ar), shop de libros editados: http://shop.metaliteratura.com.ar. Obras: SO( Crónicas Octubre 2024 –diciembre 2024), crónicas, enero 2025; INTRꜴVERSIÓN, poemario, enero 2025; Novela en curso, ensayos, enero 2025; Terrorrisa, ensayos, enero 2025; Borges comentado, ensayo, crítica, enero 2025; Ante (Crónicas, septiembre 2023 – diciembre 2023), crónicas, Enero 2025; Tiples (Relatos, enero2025); Viceversa (Crónicas, Enero 2024 – Septiembre 2024), enero 2025;Didascalias , (Artículos dramaturgia julio 2024); Bitácora de escrituras, Recursos literarios, 2024, U (Crónicas junio 2023 – agosto 2023), crónicas, 2024; E (Crónicas enero 2023 – mayo 2023), crónicas, 2024; Ulises en su laberinto, ensayos, junio 2024; Las razones de la sal, novela, enero 2024; Venablos, poemario, 2023; A (Crónicas, agosto 2022, diciembre 2022), 2023; Errancias del ayés, relatos, 2023; Conversaciones con Žižek, relatos, 2023; Blogs para el posicionamiento, SEO posicionamiento, informática, 2022; O (crónicas 2022 – agosto 2022), 2022; Ignitos, relatos, 2022; Y (Crónicas, abril 2020 - febrero 2022), 2022; Teorema de la Lengua, poemario, 2022; Pentimentos. novela, 2022; Supay, novela, 2021; El Pallo Gelao, humor gráfico, 2021; Pareidolia, crítica literaria, 2021, Antí(eu)fon(í)as, poemario, 2021; Textorios, ensayos, 2021; Cíngulos, ensayos, 2021; Descontextos, ensayos, 2021; La mujer fingida, novela, 2020; Atrave(r)sar, poemario. 2020; Dédalo. novela. 2020; Ex criaturas. microrrelato, 2020; Señales del tacto, novela. 2020; Mover el punto, novela. 2019; El espejo deshabitado, novela. 2019; Paranoxia Dalí, novela, 2018; Adelaida Sharp en tu tiempo, novela, 2017. Se consiguen en Amazon.

DESTACADOS

Almas de Griselda Gambaro por Ana Abregú

Soy una multitud. Cuando pienso o siento, ignoro quién piensa o siente.

 

[Fernando Pessoa].

 

Almas presenta  un intenso monólogo en el que la protagonista, Marion, entabla un diálogo consigo misma.

Marion ejecuta una impresionante transmutación al encarnar alternadamente voces que son un diálogo consigo misma; una forma de neutralizar la decepción que le produce las contradicciones de su realidad; logrado con una actuación de gran complejidad y profundidad. 

PERSONAJES

Electrónica de Enzo Maqueira

No creo en la eterna adolescencia. Ni en la vida ni en la música. El que se escuda ahí es porque se resiste a crecer.

 

[Juan Carlos Baglietto]

 

La novela se caracteriza por la compleja narración que combina la primera y la segunda persona para retratar la experiencia íntima y fragmentada de su protagonista, La profesora que se enamora del alumno adolescente. Este vínculo, más allá de ser una relación truncada, simboliza el cierre de una prolongada adolescencia propia de una generación de clase media argentina educada en los años 90. 

DRAMATURGIA

FRIDAS de Cristina Escofet por Ana Abregú

Yo habito la grieta entre lo que soy y lo que digo ser.

 

[Silvia Plath]

 

La obra comienza con Ana Yovino, presentando a Frida, un encuentro profundo entre la destreza del cuerpo actoral y la tradición mexicana de la muerte, en un cruce entre memoria, cuerpo y poesía.

Yovino baila en traje blanco y máscara de calavera, en una apertura que establece el vínculo con la ancestral celebración del Día de Muertos, donde la muerte se acepta y se honra con una estética que gira en torno a la calavera como emblema de transformación y reconciliación con el ciclo vital.

 

Almas de Griselda Gambaro por Ana Abregú

Soy una multitud. Cuando pienso o siento, ignoro quién piensa o siente.

 

[Fernando Pessoa].

 

Almas presenta  un intenso monólogo en el que la protagonista, Marion, entabla un diálogo consigo misma.

Marion ejecuta una impresionante transmutación al encarnar alternadamente voces que son un diálogo consigo misma; una forma de neutralizar la decepción que le produce las contradicciones de su realidad; logrado con una actuación de gran complejidad y profundidad. 

Dichas y desdichas del juego y devoción por la virgen por Ana Abregú

El teatro es un espejo que pone delante de los hombres a la realidad, con todas sus grandezas y sus miserias

[Lope de Vega]

 

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

[Williams Shakespeare].

 

Comedia alegórica con estructura del Siglo de oro español, y conexiones con el universo shakespereano. Comedia aurisecular escrita por Ángela de Azevedo, con la adaptación de Julieta Soria. En esta obra, el escenario se convierte en un tablero de juego donde el Demonio y la Virgen juegan con el futuro, simbolizando una batalla entre ambas fuerzas sobre el destino y la fe. La representación incluye elementos de juego y conflicto entre figuras religiosas, combinando temas de azar, fe y amor en la trama. También en contacto con El pleito del Demonio con la Virgen, de diversos autores, siendo la más común atribución a Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), importante dramaturgo del Siglo de Oro español.

 

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