Texto anotado: control y sub-versión

Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos Cecilia Gonzalez Gerardi Estudiante de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras - Universidad de Buenos Aires celezdi@gmail.com “Del Poder Absoluto no pueden hacerse historias. Si se pudiera, El Supremo estaría de más...”

Introducción En Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos, publicada en 1974, se establece un juego entre lo que podría llamarse el cuerpo del texto, compuesto por la escritura atribuible al personaje de El Supremo Dictador, tanto en los textos efectivamente escritos por su mano (como el Cuaderno Privado y el Cuaderno de Bitácora), como en aquellos en que dicta a su escribiente Policarpo Patiño (como la Circular Perpetua y los Apuntes); y las notas que acompañan dicho texto, que se constituyen en una suerte de sistema de lectura que obliga a poner en diálogo ambas partes. En el cuerpo del texto, que podría denominarse también el discurrir del Supremo, si bien está atravesado por una serie de mediaciones, el Dictador pretende controlar la proliferación de sentido que se cierne sobre sí y sobre su gobierno. De esta forma, se puede decir que el Supremo reescribe la Historia y su papel en ella articulándola a partir de las versiones que circulan sobre él. En efecto, la novela se abre con una versión testamentaria que anticipa su muerte y que resulta apócrifa, y de la cual a lo largo de la novela no logra establecerse el origen. De esta manera, el Supremo intenta rectificar esas versiones, esa multiplicidad erosionante de su poder absoluto con su propia versión, en la cual va construyéndose a sí mismo como el salvador de su patria. Es la función que le asigna a la Circular Perpetua, escrita para sus funcionarios por la mano de Policarpo Patiño, que recoge en letra escrita lo que el supremo dicta, produciéndose aquí un primer nivel de mediación que la novela pondrá en cuestión . No obstante esa mediación, el Supremo pretende ejercer el control de lo enunciado, lo cual puede verse en la lección de escritura que intenta dar a Patiño, en que termina sujetando su mano guiándola sobre el papel. Pero también en la incorporación de un discurso directo que aparece sin marcas, sin guiones ni comillas que lo señalen, utilizando los dos puntos cuando se trata de la palabra de algún personaje histórico, y sin ninguna indicación cuando aparece el diálogo con Patiño. Así, la escritura se presenta como un fluir que incorpora la palabra de los otros, pero que la mantiene bajo el poder enunciativo del Supremo de forma de ejercer un manejo de esa palabra que se traduce en el control del sentido en los documentos que sirven de base al trabajo de selección ejercido por la figura del compilador en la novela. Esta figura aparece a través de un discurso propio y de marcas textuales por medio de las cuales se establece una fisura en la posibilidad de la imposición de una versión unívoca e incontestable sobre la figura del Supremo . Se puede decir que, como se verá, el compilador ejerce una sub-versión de aquella versión controlada. Esto puede verse en la inclusión de las notas, que desestabilizan ese lugar de enunciación en una doble dirección: en primer lugar, la cuestionan en el nivel de lo enunciado; y en segundo lugar, también lo hacen en la forma en que esas notas se presentan en el texto. De esta manera, y si bien lo que pareciera primar es la palabra del Supremo, se establece un juego oscilante entre ambas figuras, que realiza una puesta en tensión del control de lo narrado. (BAJAR EL RESTO del ENSAYO A LA IZQUIERDA, DONDE DICE: BAJAR ARCHIVO)

    Estudiante de la carrera de Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

El corazón es habitar la experiencia y el ritmo

Pasquale Mesolella, I giorni della pandemia. Prato: Pentalinea, 2024.

 

[Este es tal vez uno de los libros más emocionantes en la obra de Pasquale Mesolella (Teano, 1949). Va dedicado a “tutte le persone, note e ignote, conosciute e sconosciute, vittime inermi ed innocenti del covid o della guerra ucraina”. A simple vista, puedo decir que se ve a un poeta desprovisto de artilugios del lenguaje y que consagra la escritura como si su mano fuese un sello de lacre. Un poeta que se ha convertido en un reportero de un tiempo álgido que no está tan lejos y que continúa a hacernos eco. Los primeros textos de esta colección corresponden a enero de 2019 y los últimos, como el prólogo, se remontan a septiembre de 2023]

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

Mi novia del futuro de Anto Van Ysseldyk por Ana Abregú

«¡Como si se pudiera matar el tiempo sin herir a la eternidad!».

(Henry David Thoreau)

 

El viaje en el tiempo es un tópico complejo, sobre todo durante una obra teatral, donde la comparación entre temporalidad se debe resolver en un espacio reducido. Esta situación se metaforiza en un escenario con elementos de luz y desplazamientos en espiral, haciendo y deshaciendo el tiempo en el espacio, tal como se define el tiempo mismo, una tela, una autopista peraltada.

 

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