A vos te conviene que yo no tenga mal gusto

Poema por Uriel Bederman.

A vos te conviene que yo no tenga mal gusto

Tenías miedo,

Profundo miedo,

De volverte una pilcha más de mi ropero.

Que yo te calce como me calzo una enagua,

Una camisa esmeralda a rayas naranjas.

Y que por la noche,

A la vuelta de los sudores,

Te enchufe una percha de "Casa Tía",

O una afanada de un hotel,

Con la inscripción delatando,

Y te deje vertical hasta nuevo aviso.

Tenías miedo, Profundo miedo,

De decirme: "Tenés mal gusto".

Por que, a fin de cuentas,

Eras una de las cosas que yo elegía;

Eras, purreta, una buena porción de mi estética.

 

    Uriel Bederman nace en diciembre de 1981 en la Ciudad de Buenos Aires. Escribe porque quiere huir y porque cuando fue a probarse como delantero en el club de fútbol Boca Juniors le dijeron: “no nene, probá con otra cosa”. Siempre quiso escribir una autobiografía que nombre a Roxana Lewinsky, una profesora de colegio secundario que le acercó libros hermosos. Más grandote, cursó estudios literarios con la escritora y docente Ángela Pradelli y con el dramaturgo Hernando Tejedor. Desde el año 1999 –el autor es joven, pero de otro siglo- publica en diversas revistas y diarios de mayor y menor repercusión, más lo primero que lo segundo y también viceversa. Algo en la ciudad le pide pista: entre sus obras se encuentran “Urbanamente”, volumen de cuentos, “Variaciones Ciudad”, volumen de poemas, “Las voces de Malva”, obra teatral, y “El raje”, novela. Sabrán ustedes sacar conclusiones. Al comienzo de esta breve hoja de vida se han nombrado dos motivos por los cuales el autor ha decidido ser escritor y se ha omitido la más alta verdad al respecto. Uriel Bederman escribe porque su padre, cada vez que su hijo escribe algunas letras, se apura a leerlas como si de esas letras dependiese la continuidad del mundo. Y aunque la continuidad de esta pelota que se mueve no dependa ni cerca de sus letras, Uriel Bederman escribe para su papá y el universo que de él se desprende.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Florecidos miles de estallidos

Sergio Ojeda Barías, Berlín. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.

[Un libro de Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) es un acontecimiento en este siglo. De Pedazo de mundo (2000) a Tardanza del fuego (2007), Berlin es un libro introspectivo, para celebrar, para transitar entre los poemarios escritos reescribiéndolos. Este poeta chileno crea campos magnéticos en que las palabras vibran y los cuerpos también. Berlin es un libro de la esperanza, de una vida por delante, de una obra como horizonte].

La primera vez que tuve noticias de Sergio Ojeda Barías fue en 2016. Eran mis años de la avidez literaria, tenía varios cuadernos de proyectos de poemas, no conocía a nadie que publicara ni que enloqueciera con la literatura. MAGO Editores publicitaba unos talleres de poesía semanales impartidos por el referido. No recuerdo exactamente el día, pero después de la oficina, tenía esa reunión de poesía, un ese espacio vista Pio Nono (la vereda desde la que estuve mirando por más de un lustro), Piso Diez, como la altura en la que se desarrollaba, fue el nombre que Max González le dio al taller. Recuerdo a otros talleristas, Cristian y Francisco. Nunca más los volví a ver: uno parecía un buen lector de poesía y literatura chilena y el otro trabajaba como captador de clientes en una ISAPRE. Yo había tenido la experiencia de talleres en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), pero estaba lejos de una voz poética (¿lo sigo estando?).

 

 

DRAMATURGIA

Dichas y desdichas del juego y devoción por la virgen por Ana Abregú

El teatro es un espejo que pone delante de los hombres a la realidad, con todas sus grandezas y sus miserias

[Lope de Vega]

 

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

[Williams Shakespeare].

 

Comedia alegórica con estructura del Siglo de oro español, y conexiones con el universo shakespereano. Comedia aurisecular escrita por Ángela de Azevedo, con la adaptación de Julieta Soria. En esta obra, el escenario se convierte en un tablero de juego donde el Demonio y la Virgen juegan con el futuro, simbolizando una batalla entre ambas fuerzas sobre el destino y la fe. La representación incluye elementos de juego y conflicto entre figuras religiosas, combinando temas de azar, fe y amor en la trama. También en contacto con El pleito del Demonio con la Virgen, de diversos autores, siendo la más común atribución a Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), importante dramaturgo del Siglo de Oro español.

 

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

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