El que vive en sus recuerdos

Borges decía que, entre las cuatro historias o ciclos que el hombre reproduce inevitablemente y que definen los límites de toda variación narrativa, se hallan la busca y el regreso. 

Ambas son antípodas de un mismo motivo: el emprendimiento de un viaje. El viaje como tópico literario es un antiquísimo motor de relatos, el cual ha llegado a adoptar múltiples formas y contenidos. María Claudia Otsubo no se contenta con hacer que Susan, protagonista de Kawanabe (Series O, 2012), inicie un simple itinerario, sino que la obliga a surcar los límites de su identidad y de su historia familiar.

La mujer adulta decide rendir cuentas con el pasado -que es suyo, pero sobre todo de su padre- y viaja a la Tierra del Sol Naciente, país con el cual está relacionado gracias al linaje paterno. Sin embargo, esa isla le es absolutamente ajena: su lengua, su geografía, su gente, sus espacios, sus tradiciones; todo apunta a un enorme desconocimiento cuyo único nexo personal son la sangre y el apellido. Empieza así un lento proceso de aprendizaje y redescubrimiento en el cual deberá recibir el apoyo de muchos amigos con los que se irá topando casi por imposición del destino o por una cordialidad milenaria. Susan es el árbol trasplantado que comienza a echar raíces una vez que se asienta en su nuevo ambiente y se aclimata a los vaivenes de su búsqueda.

La trama se divide en dos partes que confronta la clásica oposición ciudad/pueblo. Por un lado, la llegada a Tokio marca un recorrido turístico por una zona moderna y tecnologizada, en convivencia pacífica con los edificios y ritos que mantienen vigentes la historia nacional; por el otro, la estadía en Kawanabe denota la fuerza de las costumbres y el lentísimo transcurrir del tiempo, en donde nada cambia, ni el paisaje ni las personas, ya que el pasado se impone sobre la tiranía del presente. Susan es guiada en su camino por sucesivos individuos que sumarán sus conocimientos, obligaciones, asuntos pendientes y recuerdos a los de ella hasta descifrar su satori, mucho más distinto al que ella pensaba en un comienzo, encriptado en los kanji de una carta escrita por su padre años atrás. La solidaridad, la convivencia y la unión son competencias que se rescatan en esta novela, valores profundamente arraigados en la comunidad japonesa.

El punto de vista es un asunto crucial para la autora, quien ha sabido cambiar los focos de atención según lo exija la situación. La mirada personal y del otro es una preocupación constante para los personajes, pero estos no son ojos prejuiciosos ni juzgadores, sino pupilas que escrutan, curiosean, desconocen y quieren comprender, ayudar a integrarse a aquel ser que no halla su lugar de pertenencia en esa tierra antiquísima. La de Susan es la historia de millones de personas, descendientes de japoneses, que han llegado a la Argentina o a cualquier otro país rehuyendo de la guerra, en busca de un futuro mejor para sus hijos, lejos de los avatares y las vicisitudes adversas.

La identidad parece ser, para Otsubo, aquel contenedor de múltiples orígenes que se va reactualizando constantemente sin encontrar asidero jamás. Nunca alcanzamos a conocer por completo a las personas que más amamos, porque tampoco llegamos a conocernos a nosotros mismos, pareciera decir la autora, quien hace de Susan una hija de su padre y de las tierras que los vieron nacer a ambos. El sujeto se va armando, como un rompecabezas, a partir de las elecciones que hace; por lo demás, el mundo se encarga de corresponder a cada decisión que toma.

El hombre entra en comunión con el hombre y con la naturaleza, que se vuelve testigo de su propio florecer. Todo brota, de un modo natural, libre de conflicto, a pesar de los miedos y dudas personales. El lenguaje tampoco es un obstáculo, ya que los individuos encuentran otros medios para comunicarse: las lenguas francas y los lenguajes corporales cobrarán aquí un rol predominante. Voces que no pueden callarse, vacíos que exigen ser llenados, recuerdos que vuelven una y otra vez a la memoria como las flores de los cerezos en primavera; aquello que se guarda o se reprime acaba por salir a la luz porque exige una respuesta sincera, para devolver a las personas la calma y el rumbo correctos.

Novela de aprendizaje, relato de viaje, crónica moderna, María Claudia Otsubo se vale de múltiples matrices genéricas para narrar una historia en la que ella y todo un colectivo continúan siendo protagonistas.

 

Datos bibliográficos

 

Otsubo, María Claudia, Kawanabe. Buenos Aires: Series O, pp. 140.

    (Argentina, 1991) Licenciado y Profesor Normal y Superior en Letras por la Universidad de Buenos Aires (FFyL-UBA). Adscripto a la cátedra de Problemas de Literatura Latinoamericana con el proyecto titulado “Ficciones especulativas: emergencia y contacto entre las poéticas de Macedonio Fernández y Jorge Luis Borges”. Es miembro activo de la Red Iberoamericana de Investigadores en Anime y Manga (RIIAM). Sus temas de investigación son la literatura argentina del siglo XX, por un lado, y los cruces entre canon literario universal y manga, por el otro. Ha publicado artículos en revistas como Puesta en Escena, Exlibris, BADEBEC y Orbis Tertius.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

No te pierdas ésto

Gotas