Las clases universitarias del ingeniero

El agua de la ducha corría tan locuaz como indiferente empujándome a la inefable comarca de la vigilia; en consonancia, pensaba por qué se habían congelado esas imágenestan horribles del sueño; la muerte convierte en un absurdo cualquier pretensión de eternidad a través del lenguaje, pero los restos oníricos traían como oleadas, una y otra vez, la escenas perturbadoras que me habían asaltado en la noche.

 

Sin ironía, pensé que eran signos propicios para despojarme de las ráfagas de profundo abatimiento que me envolvían, pero también para alejarme de cualquier sedante envasado en actitudes desmesuradas como compartir el agobio con quien me había acompañado en la fantasmagoría o asumir la posición de combate de un samurái, de solo pensarlo deseché las dos opciones.Finalmente, me incliné por relatarlo, acaso contaminado por alguna sobredosis de esas patéticas series con las que suelo disimular mi tedio sumergiéndome en la piscina desolada de estereotipos avalados por algoritmos impersonales.

Había sido el final de nuestras vidas, mi amigo Noé Jitrik y yo, caminábamos por sinuoso pasillos bien iluminados, en una suerte de mesa de entrada nos entregaron el veredicto; nos miramos desolados, la pena era terrible, habíamos sido condenados a perpetuidad a una tarea despiadada. Nos dispusimos a apelar, cuando ya habíamos ingresado en el territorio del infierno, que no era como la célebre descripción del Dante sino un edificio torre de paredes vidriadas; para cumplir con ese objetivo,  fuimos conducidos a un ascensor aerodinámico y así estuvimos deteniéndonos en innumerables agencias, una y otra vez éramos rechazados; cada uno de esos pasos suponía pasar a una instancia superior, por último llegamos al Tribunal Supremo, que era ejercido por un único magistrado, una voz nos anunció que estábamos frente a Lucifer. No había similitud con las representaciones que circulaban durante  nuestra vida terrena, ni cuernitos, ni tridente, ni fuego, Lucifer era la encarnación de un CEO de una empresa multinacional, sentado tras un enorme escritorio, en el que se posaba la monumental pantalla de una computadora. Como anteriormente, nos turnamos con Noé para esgrimir nuestra defensa, considerábamos la pena excesiva para nuestras faltas en vida, implacablemente Lucifer nos negaba cualquier alternativa, hasta que, agotados  los recursos dije con vos trémula que quien iba a dictar las clases había sido un trasgresor mucho más nocivo. Hizo una pausa y nos explicó que en vida, el ingeniero, había tenido la precaución de enmascarar sus negocios en fideicomisos y empresas radicadas en la banca off shore, de igual manera operó con su capital simbólico, por lo tanto, le había correspondido tan solo una probation. Sin dar lugar a réplica detalló las características de nuestro trabajo. Asistiríamos a sus clases todos los días, las deberíamos desgrabar y editar hasta completar un volumen siguiendo el modelo de la Historia crítica, una vez terminado sería sometido al juicio de un comité de notables. Noé suspiró profundamente, acaso movido por un inesperado hálito de esperanza quiso saber quiénes componían ese tribunal. Lucifer se explayó largamente, quizás para sumar un nuevo padecimiento a nuestro calvario.

Santiago ha logrado una síntesis perfecta en la que expuso adecuadamente la teoría política de República,la obra de Platón, para que el ingeniero manejase el pensamiento del filósofo griego en tan solo diez líneas con frases de no más de cuatro palabras que no exceden las tres sílabas. Además de participar del tribunal, se le ha permitido portar un cartelito que se enciende y se apaga como en los kioscos anunciando su condición de filósofo. Beatriz ha alcanzado tan alta distinción por su perseverancia en publicar en revistas tan prestigiosas como Hola y Viva, allí incluye los avances de cuanta celebridad intelectual que ha proferido algo altisonante; ella también ha tenido su bunustrack, se le ha destinado un camarín como el de las grandes estrellas de Hollywood y se le menciona junto a  otras divas del firmamento mediático formando una trilogía con Susana y Mirtha. Por último, Juan  José ha logrado establecer un notable compendio del pensamiento de Edgar Rice Burroughs en cruce con las teorías de Charles Darwin, que es usado por los insignes periodistas de un canal de noticias propiedad del ingeniero. No hubo más prolegómenos,  Jitrik y Ferro fueron conminados a comenzar con su condena, cada uno de nosotros recogió una carterita con sus útiles y fuimos arrojados a un anfiteatro con las gradas repletas de asistentes ansiosos por la llegada del profesor que dictaba las clases. Quedamos a un costado, vestíamos como rotosos en comparación con las vestimentas fashion de aquellos que nos mantenían a distancia con miradas de desprecio. Oímos música de fondo y allí ingresó el ingeniero celebrado con aplausos y vítores.

Una y otra vez, tras asistir a unas serie inacabable de sesiones lográbamos componer un volumen con las clases del ingeniero, que desgrabábamos, editábamos, armábamos la bibliografía, el índice onomástico y lo titulábamos Mauricio siguiendo las normas establecidas  para la Historia crítica; por último lo sometíamos al Tribunal, que invariablemente lo rechazaba y debíamos volver a comenzar .Por toda la eternidad habíamos sido condenados a acudir a las clases universitarias del ingeniero.

La pesadilla sigue rondando mi vigilia, pero algo se ha ido diluyendo porque la he podido compartir con quienes al menos imaginarán el temor que me persigue por si esa profería pudiera llegar a cumplirse.

Buenos Aires, Coghlan, octubre de 2021

 

    Escritor y crítico literario. Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Profesor e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras. Ha dictado cursos de posgrado en Uruguay, Brasil, Venezuela, México, Francia e Italia. Ha participado del Consejo Editorial de numerosas revistas académicas y literarias. Dirigió Metaliteratura revista desde 1998. Entre sus libros publicados están Lectura (h)errada con Jacques Derrida. Escritura y desconstrucción (1995); La ficción. Un caso de sonambulismo teórico (1998); El lector apócrifo (1998); Sostiene Tabucchi (1999); Onetti/La fundación imaginada (2003); De la literatura y los restos (2009); Derrida y Fusilados al amanecer (2010); El otro Joyce (2011). Ha dirigido el volumen dedicado a Macedonio Fernández en La Historia Crítica de la Literatura Argentina (2007), y la edición crítica de Operación Masacre seguido de La campaña periodística (2009). Algunos de sus libros han sido traducidos al portugués y al italiano. Sus últimos libros se consiguen en Amazon, algunos títulos: El Pozo de Funes >a href="https://www.amazon.com/-/es/Roberto-Ferro-ebook/dp/B07SWQWRZ2/ref=sr_1_3?__mk_es_US=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&crid=3UJ4MGASQLNTU&dib=eyJ2IjoiMSJ9.Iv_EN4Wj8EzsiKSVbsYrz7dOTpi2q6xfnr2EuAyPtI3BNzELqX3GwEgNCYJTs02OW2bnbQA0N7UF06QR0ocX0t_cAdWdR-FPBYOJJq1csP6Lf10Yhp_9wzuJv-4jbiNOjYGUqy19g-RxVVFNwXKErzm82ci0PjVhXlpBjnY5xjiZ_TSudP5gbQ3SUdSWK2OGZ1LMJ0DEY0UfwxI0fGLqhtJRBuFTyqmLi3pCEUGK9YA.3sCFUcy9FuaEQF0sjzyYNl-4u6Rc8XugzvU9hDwLHUc&dib_tag=se&keywords=Roberto+Ferro&qid=1732289041&sprefix=roberto+ferro%2Caps%2C273&sr=8-3">Desde aquella ventana Todo viene del pasado Y tendrá tus ojos Fuera de foco Entre otros. Roberto Ferro ha publicado 40 libros entre crítica, novelas, poesía, ensayos.

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Florecidos miles de estallidos

Sergio Ojeda Barías, Berlín. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.

[Un libro de Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) es un acontecimiento en este siglo. De Pedazo de mundo (2000) a Tardanza del fuego (2007), Berlin es un libro introspectivo, para celebrar, para transitar entre los poemarios escritos reescribiéndolos. Este poeta chileno crea campos magnéticos en que las palabras vibran y los cuerpos también. Berlin es un libro de la esperanza, de una vida por delante, de una obra como horizonte].

La primera vez que tuve noticias de Sergio Ojeda Barías fue en 2016. Eran mis años de la avidez literaria, tenía varios cuadernos de proyectos de poemas, no conocía a nadie que publicara ni que enloqueciera con la literatura. MAGO Editores publicitaba unos talleres de poesía semanales impartidos por el referido. No recuerdo exactamente el día, pero después de la oficina, tenía esa reunión de poesía, un ese espacio vista Pio Nono (la vereda desde la que estuve mirando por más de un lustro), Piso Diez, como la altura en la que se desarrollaba, fue el nombre que Max González le dio al taller. Recuerdo a otros talleristas, Cristian y Francisco. Nunca más los volví a ver: uno parecía un buen lector de poesía y literatura chilena y el otro trabajaba como captador de clientes en una ISAPRE. Yo había tenido la experiencia de talleres en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), pero estaba lejos de una voz poética (¿lo sigo estando?).

 

 

DRAMATURGIA

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

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