Huir del infierno

Sobre Valls, José Luis (2021) Brava, Letra Viva: Buenos Aires.

 

Estar solo puede ser a veces una deriva para la libertad o transformarse de manera imperceptible en la jaula traslúcida que contamina la posibilidad de resguardo...

Estar solo puede ser a veces una deriva para la libertad o transformarse de manera imperceptible en la jaula traslúcida que contamina la posibilidad de resguardo; las decisiones que trastocan el orden no solo subvierten los posibles narrativos -en la vida y en la ficción- obturando la congruencia de lo esperable, sino que también pueden desviar de manera sorprendente los sucesos para lograr lo inesperado, la sorpresa, pero no de manera tal que eso desbarajusta lo que puede descansar como opciones cotidianas, sino como un acontecer extraño que excede en la vida de algunas personas lo que estamos acostumbrados a atravesar.

La muerte que en la vida es el fin, articula en el género policial la opción de sucesos posteriores. No clausura, sino que multiplica en pistas e investigaciones, inferencias y lógicas diversas, innumerables modos de organización que superan la instancia del fin devenida en inicio. A partir de una sustentabilidad consabida que promete una resolución, más o menos lograda, más o menos brillante, más o menos compleja y quizá un poco espectral, el orden de los sucesos genera en el lector la sensación de continuidad relativamente esperable del género.

En la novela de José Luis Valls, la trama articulada trabaja con la fricción de lo inimaginable, pero sin ocupar los lugares esperables relacionados con la muerte como puntapié inicial, sino que va a tomar el homicidio como punto de encuentro entre la corrupción y la inocencia, abriendo la brecha a los mecanismos relacionados con la trata de personas en virtud de las posibilidades de los agentes de la fuerza policial y del poder político para utilizar la información de los ciudadanos en virtud de sus negocios oscuros y siniestros, en los que la muerte solo predetermina un cambio de actores pero las mimas líneas, el mismo sometimiento, el mismo modo de tomar sin permiso ni piedad lo que no les corresponde.

La protagonista que narra la historia no utiliza la primera persona para debatirse entre moralinas ni llenar páginas con pensamientos profundos antes de tomar una decisión, sino que va viviendo un poco sin pensar, atravesando la vida y actuando con naturalidad en función de lo que va proponiendo el destino de papel; sin detenerse tanto sino dejándose llevar por sus impulsos y una psicología sencilla, una vida relativamente común -una joven de provincia que viene a la gran ciudad a estudiar y trabaja para mantenerse- y en ese tránsito un hecho, un punto de inflexión que la sumerge en una trama que parece lo que no es, que interviene su percepción, su deseo y que es manipulada con habilidad por el cinismo de los que manejan la vida de los otros como en un juego.

Lo que va a ir sucediendo va a conservar siempre el hálito de la irresponsabilidad juvenil que le confiere intriga y al mismo tiempo va a ir resaltando, en la dicción sencilla y coloquial de un personaje algo desdibujado al principio, pero que va tomando forma a medida que avance la narración, y al mismo tiempo va a ir insinuando un modo particular de relacionarse con las personas y los sucesos junto con algunas congruencias a la hora de tomar las decisiones que la lleven a la catástrofe siempre afortunada de un destino al borde del descalabro. Solitaria por destino y no por elección, siempre al borde entre la inocencia exasperante y la falta de coherencia ligada al desenfreno de una vida sexual desligada de responsabilidades producto de un pasado hostil, Muñeca va a intentar sobrellevar una vida sin sobresaltos sin imaginarse los destinos posibles que la acechan.

Su deseo de progresar y aprobar los exámenes la coloca físicamente en el lugar y el momento equivocados, pero en realidad si se tienen en cuenta los detalles, recién al final puede comprobarse que la historia no era lo que a simple vista asomaba como propuesta, sino que la trama invita a pensar en cómo, por debajo de los sucesos que parecen casuales, se mueven sigilosas las garras del crimen organizado en manos de altos funcionarios del gobierno que poseen no solo el dinero y el poder de hacer dinero a costa del sometimiento de las personas, sino la información necesaria para engañar a una estudiante de provincia completamente ajena a la existencia de esas redes pero lo suficientemente sola como para creer el cuento de la salvación, la lujuria y la comodidad económica gratuita.

Sin embargo, gracias a lo que parece el mismo azar que la introduce en esa trama terrible, la libera de las garras como por arte de magia un segundo antes de que se concrete el espanto. La muerte la sumerge en un mundo oscuro y complejo, de transgresión de los límites, y al mismo tiempo la libra de caer en la red de trata para la que fue evidentemente “seleccionada”. Como un muñeco del destino vinculado a la acción quieta de las palabras, parece ir asistiendo de manera incierta, como surcando el viento de los hechos hilvanados hábilmente y con sutileza, a la narración que deja entrever cómo, por entre los pliegues de la gran ciudad, las pequeñas vidas solitarias quedan presas de tal inmensidad.

La escritura -esa perversa que todo lo conserva y lo transforma- inflama las fauces sin aliento de la discontinuidad que el tiempo vierte en el devenir imagen del orden de las palabras. La transfiguración de los modos de articulación -o dosificación- de la información en la novela Bravano solo contribuyen a alimentar el cosmos en que queda inmersa la secuencia de acciones vertiginosas y acomodadas con destreza, sino que también convocan el recuerdo de un pasado que es presente de infinitas historias y que puede ser escrito porque fue obturado -afortunadamente- el desenlace que lamentablemente pudre la vida de tantas personas.

 





Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

    Estudiante de Letras en la UBA. Profesora de Lengua y Literatura en secundarios y en el Instituto de Formación docente N59 de General Madariaga. En Madariaga, coordina un espacio cultural que incluye biblioteca y taller literario

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Florecidos miles de estallidos

Sergio Ojeda Barías, Berlín. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.

[Un libro de Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) es un acontecimiento en este siglo. De Pedazo de mundo (2000) a Tardanza del fuego (2007), Berlin es un libro introspectivo, para celebrar, para transitar entre los poemarios escritos reescribiéndolos. Este poeta chileno crea campos magnéticos en que las palabras vibran y los cuerpos también. Berlin es un libro de la esperanza, de una vida por delante, de una obra como horizonte].

La primera vez que tuve noticias de Sergio Ojeda Barías fue en 2016. Eran mis años de la avidez literaria, tenía varios cuadernos de proyectos de poemas, no conocía a nadie que publicara ni que enloqueciera con la literatura. MAGO Editores publicitaba unos talleres de poesía semanales impartidos por el referido. No recuerdo exactamente el día, pero después de la oficina, tenía esa reunión de poesía, un ese espacio vista Pio Nono (la vereda desde la que estuve mirando por más de un lustro), Piso Diez, como la altura en la que se desarrollaba, fue el nombre que Max González le dio al taller. Recuerdo a otros talleristas, Cristian y Francisco. Nunca más los volví a ver: uno parecía un buen lector de poesía y literatura chilena y el otro trabajaba como captador de clientes en una ISAPRE. Yo había tenido la experiencia de talleres en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), pero estaba lejos de una voz poética (¿lo sigo estando?).

 

 

DRAMATURGIA

Dichas y desdichas del juego y devoción por la virgen por Ana Abregú

El teatro es un espejo que pone delante de los hombres a la realidad, con todas sus grandezas y sus miserias

[Lope de Vega]

 

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

[Williams Shakespeare].

 

Comedia alegórica con estructura del Siglo de oro español, y conexiones con el universo shakespereano. Comedia aurisecular escrita por Ángela de Azevedo, con la adaptación de Julieta Soria. En esta obra, el escenario se convierte en un tablero de juego donde el Demonio y la Virgen juegan con el futuro, simbolizando una batalla entre ambas fuerzas sobre el destino y la fe. La representación incluye elementos de juego y conflicto entre figuras religiosas, combinando temas de azar, fe y amor en la trama. También en contacto con El pleito del Demonio con la Virgen, de diversos autores, siendo la más común atribución a Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), importante dramaturgo del Siglo de Oro español.

 

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

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