Dispersiones

“Una dispersa dinastía de solitarios ha cambiado la faz del mundo.” J.L.B.

Tras la ventana las hojas del árbol -inciertas- palpitaban el secreto. El error no fue la madrugada, ni la tormenta ni la idea de la escritura: fue la lectura cruel, el recorrer las posibilidades de un mundo que se abre, en el que la Matrix no es matemática sino un montón de historias que, como en un aleph, se conjugan en el mundo para dar la vida del ser.

Si el mundo conspirara realmente para fabricar verdades, el sueño pesado y abyecto no hubiese perdurado. Pienso que toco lo que veo pero no es cierto. Sí es cierto. O no lo es, y entonces todo vuelve hacia atrás: la madrugada, la luz, la tormenta, el árbol como un espejo metálico.

Palabras incompletas, rengas, desahuciadas, erróneas, se malconjugan en la cabeza seca, abúlica. Una hoja cae y ya el mundo no es el mismo. Una hoja cae y por el mundo ruedan las palabras movidas por el viento mojadas de hastío. Verdad. Ambición de verdad. Verdadera verdad mojada y movida por el viento impune, impúdico, indecente.

-Igual no pensaba salir- se repite incansable -ni siquiera despertar

Nuevamente la incertidumbre de creer que lee un mundo que no decanta en ese papel, este, aquel, sino que es el árbol que lucha por la quietud forzando al viento a dejar en paz sus brazos dormidos. Entra por la ventana y pide auxilio pero no puedo escucharlo. Absorto cuelga y descuelga de la mente la imagen tantas veces desdeñada de los que tocaron la infinitud de una imagen supuesta que no logra descifrar. Escribo distancias, me distancio de la escritura que se me encarna salando mi piel, devastándola. Debo definir mi persona que no logra aunarse en una idea.

Con dolor y pesar brotan estas absurdas palabras sin detino-atario, tantas veces digeridas con miel y sal. Escucho el viento pero las paredes me previenen del frío. Toco el sabor amargo del agua cayendo de esa hoja-ojo que cuelga sutil de alguna rama remota en mundos impensablemente existentes para la mayoría de las mentes. Creo por un momento que todo esto es absurdo y que mi cuerpo yace lívido en la cama rodeado del calor de una manta que no tengo, en una pieza que no es la mía; pero el torrente de las imágenes que no viví se acumulan en mi memoria y construyen solas, sin mi consentimiento, edificaciones absurdas, fantásticas. Dudo -ahora- de la veracidad misma de estas palabras. Percibo el viento que obliga al agua a caer sin orden sobre el suelo, tal vez horizonte de pisadas desgarradas o felices pero nimias en la incansable mañana.

Esa imagen, la que no puedo precisar, es la que mis ojos repiten en las paredes límpidas. Control G. Control G. como si fuese mucho lo que se pierde. Control G, el miedo a la ausencia de registro, a la existencia de la nada, a la abulia, al desamor, a la palabra.

Una canción de cuna me saca del marasmo y retomo la tarea cotidiana de repujar con la bombilla la yerba seca, tomar con mi mano derecha el trapo viejo y despintado que me salve de la ampolla que deje la marca de este día en mi piel. La casa duerme su sueño de mermelada de frutilla acentuando la irrealidad. Mis lentes no aparecen y mi deseo, mi esperanza de hallarlos no provoca una creación en segundo grado de su absurda y necesaria existencia.

L.R.     





 

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Literatura latinoamericana

    Estudiante de Letras en la UBA. Profesora de Lengua y Literatura en secundarios y en el Instituto de Formación docente N59 de General Madariaga. En Madariaga, coordina un espacio cultural que incluye biblioteca y taller literario

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Los ritos ardientes de Julio Barco por Nicolás López Pérez

En esta presentación, además del material del poeta Julio Barco, convocante, provocativa, inspiradora, destaco el trabajo del escritor, crítico, abogado Nicolás López Pérez, su generocidad lo antecede. Ya tenemos en nuestra revista exhaustivos comentarios sobre la obra de ambos, además de colaboradores desde otros países.

La obra de Julio Barco nunca se despide de la vieja Lima, instaura una actitud permanente de traza del nuevo siglo y el antiguo, con una poética de rememoraciones, melancolía, causas, amores, lugares, una danza procaz apasionada y en estado permanente de exhorbitancia poética con una estrategia de seducción de voz y cuerpo, conseciones al discurso y estética del nuevo y viejo esquema de tributo a su época la Internet.

Leemos a Nicolás Lóepez Pérez, en este trabajo crítico sobre su obra.

 

DRAMATURGIA

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

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