milagro en el lacal

el lacal es un espacio plano. es planamente un espacio. sin plan.
 
ridícula a los ojos de los dioses me presento.
 
la monja monócroma, soy.
 

there is also a small pack of dogs, perros de llano, deshilados, que se deshacen casi.
 
que corretean casi que apenas.
 
perros guías.
 
a small pack disgregante no es más un small pack, es el cancele de la congregación: así estamos.
 
perros grúas que sostienen en vilo un lugar y así.
 
la monja monócroma yo y el small pack que no, los deshilados.
 
ando, me desando, nada de lo que se dice voy pero de algún modo llego, el lacal. todo lo redondeado, aquí. la superficie reflectante.
 
saco el termómetro por debajo de la túnica blanca, cubierta por el escapulario negro. 
 
le tomo la fiebre a la laca.
 
está enferma.
 
muy fría.
 
enferma.
 
viene corriendo una enferma otra y ahora.
 
escuchando, ahora, a sandra que no para. sandra con su dieta de hidratos que no tiene hidratos pero tiene hidratos. los gastos compulsivos de sandra sandra. voy a tratar de atenerme al formato lo mejor posible y después: sandra. a sandra hacerla desangrar, en un álamo, si hubiera, colgada de una pierna, de una, como en un cuadro de los castigos romanos iluminados por william hogarth, su primer trabajo, el primer trabajo del buen pobre william tan atraído por lo que es insano. el buen pobre, pero con escudo, no como bloy.
 
me mandaron aquí en misión.
 
me mandaron con los perros.
 
there is a small pack of dogs prepared for you, and a thermometer. you should get on your way now, before the dawn. and please, don't carry anything else. dogs will provide everything you need. they know the zone, the juniper berries and the camping places —they will scratch.
 
en lugar de El Libro, un Termómetro.
 
está enfermo el terreno.
 
está enferma sandra, por nombrar un caso, un ahora. por nombrar.
 
lacal y acampes.
 
los perros marcan un sitio.
 
raspan.
 
aparecen bayas de enebro. nos acodamos. las comemos, las bebemos.
 
la economía regia, azul.
 
viene una enferma.
 
viene corriendo.
 
viene sandra.
 
¡qué incordio!
 
me envían en Misión.
 
(para sacarme de encima me envían)
 
(y así estamos, y aquí)
 
yo monócroma y sin poder desplazarme casi y ella rozagante toda y corriendo viene y la que la tiene que atender soy YO y ella: sandra.
 
sandra. noticias de la política nunca fue un tema de mi interés ahí creo que está mi enfermedad. sin poder salir de mirar eso. abro un ojo y mirar eso y escuchando por el ojo eso.
 
y zas no va que me pongo incontenible y querida sandra enfermedades desesperadas como la tuya, desmedidas desesperadas como las mías, oyes ladrar las sirenas? allá, a lo lejos, se incendia una central eléctrica.
 
allá, a lo lejos, en el país que nos echó.
 
a las que son como vos, yo.
 
sandra:
 
yo:
 
sandra:
 
 
mientras saco zas el termómetro de la tierra fría y se lo clavo en el ojo gelatinoso y caliente digo con parsimonia clínica sandra me es totalmente necesario tomar tu temperatura ocular. 
 
pero vaya no va que lo que saco no es un dato empírico sino prolijamente –prolijamente- el termómetro primero –y claro- con el empírico –y claro- globo ocular de sandra clavado en la punta.
 
lo miro chiquita un momento, un momento chiquita, un momento solo:
 
mi termómetro de campaña y el dulce ojo verde esmeralda de sandra,
 
el chupetín,
 
la delicia.
 
sandra me extiende las implorantes manos —si a fin de cuentas es una niña sandris también, quiere su chupaleta después de la consulta médica pero. pero yo, le explico, no soy médica, soy una eclesiástica monja. solo estoy aquí para el milagro. sandra llora ciclópea. tranquila chiquita tranquila, tenías la temperatura bajísima no ves? (está llorando del ojo solo claro que no claro que no ve)
 
de un chasquido de dedos empujo el sucio globo ocultar de iris suciamente verde esmeralda esperanzado, que salta de la punta del termómetro, recorre el espacio aéreo breve y se le incrusta nuevamente en su cuenca vacía, mas al vesre.
 
sandra, tenés que aprender a mirar a tu interior. es lo único que te va a curar. es Palabra de Dios. amén, amén.
 
los perros deshila hicieron un escándalo padre y sandra se hizo humo entre las patas.
 
adiós sandrita.
 

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Florecidos miles de estallidos

Sergio Ojeda Barías, Berlín. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.

[Un libro de Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) es un acontecimiento en este siglo. De Pedazo de mundo (2000) a Tardanza del fuego (2007), Berlin es un libro introspectivo, para celebrar, para transitar entre los poemarios escritos reescribiéndolos. Este poeta chileno crea campos magnéticos en que las palabras vibran y los cuerpos también. Berlin es un libro de la esperanza, de una vida por delante, de una obra como horizonte].

La primera vez que tuve noticias de Sergio Ojeda Barías fue en 2016. Eran mis años de la avidez literaria, tenía varios cuadernos de proyectos de poemas, no conocía a nadie que publicara ni que enloqueciera con la literatura. MAGO Editores publicitaba unos talleres de poesía semanales impartidos por el referido. No recuerdo exactamente el día, pero después de la oficina, tenía esa reunión de poesía, un ese espacio vista Pio Nono (la vereda desde la que estuve mirando por más de un lustro), Piso Diez, como la altura en la que se desarrollaba, fue el nombre que Max González le dio al taller. Recuerdo a otros talleristas, Cristian y Francisco. Nunca más los volví a ver: uno parecía un buen lector de poesía y literatura chilena y el otro trabajaba como captador de clientes en una ISAPRE. Yo había tenido la experiencia de talleres en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), pero estaba lejos de una voz poética (¿lo sigo estando?).

 

 

DRAMATURGIA

Dichas y desdichas del juego y devoción por la virgen por Ana Abregú

El teatro es un espejo que pone delante de los hombres a la realidad, con todas sus grandezas y sus miserias

[Lope de Vega]

 

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

[Williams Shakespeare].

 

Comedia alegórica con estructura del Siglo de oro español, y conexiones con el universo shakespereano. Comedia aurisecular escrita por Ángela de Azevedo, con la adaptación de Julieta Soria. En esta obra, el escenario se convierte en un tablero de juego donde el Demonio y la Virgen juegan con el futuro, simbolizando una batalla entre ambas fuerzas sobre el destino y la fe. La representación incluye elementos de juego y conflicto entre figuras religiosas, combinando temas de azar, fe y amor en la trama. También en contacto con El pleito del Demonio con la Virgen, de diversos autores, siendo la más común atribución a Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), importante dramaturgo del Siglo de Oro español.

 

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

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