Teocalli, Artemio.Una lectura de La muerte de Arte

No sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa yo, tú. Tú eres pobre, lo soy yo; soy de abajo, lo eres tú; ¿de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo? Me duele que a veces tú te olvides de quién soy yo; caramba, si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo Nicolás Guillén

Teocalli, Artemio.Una lectura de La muerte de Artemio Cruz. Por Silvana R. Lopez. No sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa yo, tú. Tú eres pobre, lo soy yo; soy de abajo, lo eres tú; ¿de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo? Me duele que a veces tú te olvides de quién soy yo; caramba, si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo Nicolás Guillén La muerte de Artemio Cruz, es la segunda novela de Carlos Fuentes, después de La región más transparente, el texto está fechado en La Habana en 1960 y en México en 1961, se publica en 1962. La novela trata de dar cuenta de una totalidad desplegando un trabajo con el fragmento como recurso literario: un espejo partido en múltiples trozos en el que cada uno reproduce una realidad que antes de romperse correspondía a una imagen única. La fragmentación genera, en el corazón de la novela, una tensión entre continuidad y descontinuidad. Esta tensión se resuelve con el montaje de la narración sobre tres perspectivas en las que cada una comienza con un pronombre de la instancia verbal: Yo –Tú –Él. Este dispositivo se repite en el texto de manera invariable a través de doce secuencias que siguen el mismo orden. La recurrencia al uso del dispositivo yo-tú-él y al fragmento es una estrategia altamente productiva que permite construir un panóptico colocando a Artemio Cruz en distintas instancias de la narración, de la trama y de la fábula: Yo: El devenir existencial de Artemio Cruz: Es el último día de vida del protagonista, horas bisagras donde se unen el pasado de su vida, a través del recuerdo, y el presente. Tú: El devenir cíclico: Es la inclusión de la historia de Artemio Cruz en el tiempo mítico mexicano que se abre al futuro. Él: El devenir de la historia: Son doce fechas claves en la historia de vida de Artemio Cruz que se entrecruzan con los sucesos históricos, políticos y sociales de México. La muerte de Artemio Cruz, a partir de su título, instala un campo semántico preciso: la muerte. La novela rezuma muerte tanto constructiva como temáticamente: el corte violento del fragmento y la muerte de su protagonista. Mi propósito en el presente trabajo es rastrear, mediante una lectura crítica, la genealogía de Artemio Cruz en el devenir trigémino del tiempo narrativo. Intentar responder porqué el texto le propone al lector asistir a una alegoría de la muerte y a la muerte de Artemio Cruz como espectáculo, cuando la muerte es la clausura de una escritura, una muerte viviéndose, qué estrategia narrativa motiva matar a Artemio Cruz, ya, desde el título. Una materia propia A través de los fragmentos, se lee cómo Artemio actúa e interactúa en el microcosmos textual. Es como si la dinámica del texto lo lanzara como una pelota que atraviesa, incólume, rompiendo los tabiques especulares de la trama narrativa. Artemio se presenta construido como un centro de fuerzas, como una mónada . Las mónadas no tienen ventanas por las que algo pueda entrar o salir por ellas, no tienen agujeros ni puertas. La mónada es la autonomía del interior, un interior sin exterior . Artemio es una fuerza, tal vez un titán (algo de lo invencible se juega en su construcción) plegado sobre sí mismo. Un ente individual cuyos bordes intactos establecen un corte abrupto entre él y lo que lo rodea. El exterior, de contornos difusos, no puede penetrar su fachada, así como tampoco la mónada tiende puentes con él, sólo delimita fronteras. Artemio Cruz, sin embargo, y de eso trata la novela, modifica el exterior con su accionar invariable e implacable, dictado por la lógica monadal. El escritor Octavio Paz, en El laberinto de la soledad, precisamente en el capítulo Máscaras mexicanas, describe al mexicano como un ser cerrado y lejano, a tal punto es cerrado que el ideal de la hombría consiste en no ‘rajarse’ nunca, ‘tener tajo’ es una atributo femenino ligado a la debilidad o a la traición. La construcción del protagonista como una mónada, en mi lectura, estaría refiriendo a este modelo, en extremo, del ser mexicano. Artemio Cruz posee en su interioridad una información que sella y define su naturaleza: la mónada es hija de la chingada. El hijo de la chingada es el engendro de la violación y de la violencia, hijo de Isabel Cruz, modelo de ‘hijo’ de la historia de México. “Si la Chingada es una representación de la Madre violada, no me parece forzado asociarla a la Conquista, que fue una violación, no solamente en el sentido histórico, sino en la carne misma de las indias…”, denuncia Octavio Paz. La mónada artemiana repite, una y otra vez, el accionar de la orden de la chingada. Una vez lanzada sigue una trayectoria helicoidal invariable. Las muertes por sustitución y la épica de la traición restallan a su paso. Artemio seguirá viviendo y las huellas de las muertes y traiciones se plegarán a su materia en forma de recuerdos. Nadie conoce a Artemio Cruz. Nadie sabe cómo es. La mónada no se hace visible, sólo muestra su fachada. Nunca dice nada ni nunca pide nada, dice Laura, una de las mujeres a las que ha amado, sólo Gamaliel, cuya consistencia es similar a la de la mónada, reconoce en él esa esencia que los une. (CONTINUA; por favor BAJE el archivo)

DESTACADOS

¿Puede una IA escribir con la profundidad de un ser humano o hacer literatura?

Llevo días escuchando dos palabras como si fueran un mantra que define a la IA, conceptualmente distorsionados y desemboca en conclusiones equívocas.

Las palabras: algoritmo y probabilidad.

Algunos datos técnicos no vienen mal para acercar la comprensión sobre qué es la IA.

Imaginen tener una agenda, que tiene solapas con el alfabeto (se ven en librerías de papel), hay una búsqueda con ese criterio alfabético. Ahora, dentro de cada letra, otra agenda, de nuevo con la organización alfabética, y dentro de esta otra, y así. Para una búsqueda dentro de esta organización,  igualmente con el criterio de orden alfabético (espero estén advirtiendo la dificultad de recorridos), siempre empezando desde la A y abriéndose camino en las diferentes agendas, unas dentro de otras; un árbol de datos. Esto es un algoritmo que con la velocidad actual de los chips no parece complicado. Sumemos la predicción: la probabilidad que habiendo entrado con una letra, la próxima sea alguna determinada. Por ejemplo, entro con una consonante, hay más probabilidad que la próxima sea una vocal. Con ello empiezo una búsqueda ahorrando entrar por consonantes y con eso reduje el “camino” a 5 vocales. Es un ejemplo algo burdo, pero ilustra las dos palabras: algoritmo y probabilidad. Los algoritmos de búsqueda están muy afinados a raíz de la tecnología blockchain de las Criptos.

PERSONAJES

Florecidos miles de estallidos

Sergio Ojeda Barías, Berlín. Santiago de Chile: Mago Editores, 2024.

[Un libro de Sergio Ojeda Barías (Puerto Natales, 1965) es un acontecimiento en este siglo. De Pedazo de mundo (2000) a Tardanza del fuego (2007), Berlin es un libro introspectivo, para celebrar, para transitar entre los poemarios escritos reescribiéndolos. Este poeta chileno crea campos magnéticos en que las palabras vibran y los cuerpos también. Berlin es un libro de la esperanza, de una vida por delante, de una obra como horizonte].

La primera vez que tuve noticias de Sergio Ojeda Barías fue en 2016. Eran mis años de la avidez literaria, tenía varios cuadernos de proyectos de poemas, no conocía a nadie que publicara ni que enloqueciera con la literatura. MAGO Editores publicitaba unos talleres de poesía semanales impartidos por el referido. No recuerdo exactamente el día, pero después de la oficina, tenía esa reunión de poesía, un ese espacio vista Pio Nono (la vereda desde la que estuve mirando por más de un lustro), Piso Diez, como la altura en la que se desarrollaba, fue el nombre que Max González le dio al taller. Recuerdo a otros talleristas, Cristian y Francisco. Nunca más los volví a ver: uno parecía un buen lector de poesía y literatura chilena y el otro trabajaba como captador de clientes en una ISAPRE. Yo había tenido la experiencia de talleres en la SECH (Sociedad de Escritores de Chile), pero estaba lejos de una voz poética (¿lo sigo estando?).

 

 

DRAMATURGIA

El 24 a la noche de Andrés Terigi por Ana Abregú

Dale una máscara y te dirá la verdad.

Oscar Wilde.

El formato de esta obra relaciona tradiciones desde una perspectiva panóptica. El personaje que recibe al público remite a la frase “te voy a contar una de piratas”: la obra comienza con el ingreso del primer espectador, haciendo de este personaje un mediador o “guardián” lúdico del discurso teatral, que introduce al público en un mundo de ficción cargado de significados.

Bajo un manto de estrellas de Manuel Puig por Ana Abregú

“Una especie de solidaridad tácita une a los extraviados y a los solitarios”

“Una revolución en las costumbres” en Bye-Bye, Babilonia, crónicas de Nueva York, Londres y París.

 

 

En esta obra se siente “una especie de solidaridad entre extraviados”, “es exactamente como lo imaginé”, se dirá recursivamente en la obra. La frase describe el sino de la época: la educación sentimental  provenía de escuchar la novela radial; el relato se reconfiguraba en el oyente, punto en común entre las clases: la pareja mayor, dueños de estancia; la pareja de misteriosos visitantes, adultos; y la niña de la casa, adoptada; revelan los sueños que nacieron en la era de las telenovelas y su influencia como parte de la penetración cultural que accionan el hecho constructivo del imaginario y los desvíos que propone el foco en la ilusión, en un ambiente endogámico que detona con diversas resonancias. El relato oído alimenta un romanticismo en el que cada personaje fantasea e imagina el objeto del deseo.

 

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