ARTÍCULOS

El artista en la época de su reproductibilidad técnica

Llama la atención empezar a leer una novela cuando ya se anuncia desde el principio que no tiene final. Perdón, una casi novela: Los borradores de Macedonio (Una casi novela sin final) escrita por Roberto Ferro y publicada en Voria Stefanovsky Editores en 2016. La negativa para clasificar a esta obra dentro de un género específico lleva a una visión fragmentada de aquello que podría llegar a pertenecer pero no lo hace. Casi adrede, la falta de cierre condice con la imposibilidad de poner fin a una vida, una trayectoria artística y un legado.

 

Variaciones Turner por Danilo Albero Vergara

Cuando enfrentamos el libro, en la propia tapa y bajo el título de Variaciones Turner, encontramos la palabra “novela”; si al lector le da la impresión de innecesaria aclaración, con la lectura del texto, se le volverá difícil la reflexión sobre este texto, una escritura que despliega un artefacto de relaciones que obtura entre simultaneidad y suceso, coincidencias y fronteras entre realidad y ficción que organiza la percepción del narrador entre hechos históricos, curiosidades, con un registro de investigación aplicados a un campo de conocimiento y sus referentes.

El perdido amor primero

Doce historias integran De hermanos y amigos, libro de cuentos de Haydée Oliva. Doce narraciones que, a pesar de la “advertencia” que la autora da en el prólogo de que escribe para chicos de diez a doce años, no forman parte de un universo fantasioso y están lejos de buscar satisfacer una supuesta inocencia infantil o recomponer la confianza con finales felices.

Memoria y relato

La Historia Crítica de la Literatura Argentina. 

Desde los últimos meses de 1996,  Noé Jitrik  comienza a trabajar en un proyecto de historia de la literatura argentina que le propone la editorial Emecé. Desde el principio la obra está orientada hacia un público lector amplio, pero no difuso.

Modos de leer y escribir: la serie y la diferencia en “Fotos” y “Cartas” de Rodolfo Walsh

Introducción

            Desde su primer libro de cuentos policiales, Variaciones en rojo (1953) hasta ¿Quién mató a Rosendo? (1968) en varios de los relatos de Rodolfo Walsh hay una pregunta que se repite: cómo se lee[1]. En “La aventura de las pruebas de imprenta” este interrogante se materializa en la letra – sinécdoque de la escritura –: “¿es de él [Raimundo] la letra de estas correcciones”? (Walsh, 2013: 35). 



[1] La pregunta por cómo se lee supone que hay un horizonte de ficción, invención, construcciones, relatos, fábulas. Estos aspectos no sólo están presentes en los cuentos de Rodolfo Walsh, sino que también en los libros de denuncia pueden rastrearse intervenciones que indican la existencia de relatos. Por ejemplo, en ¿Quién mató a Rosendo? , Vandor “Ha perfeccionado su relato” (Walsh,2011: 99).

 

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