Introducción
Según Piglia, “Frente a Borges y su mundo de los duelos a cuchillo –donde mejor no interpretar nada– y Arlt que trabaja ese momento incierto de la condición, Onetti pone ya esa condición de qué quiere decir ser un hombre, como un eje de la historia” [1]. En este trabajo analizaré cómo se construye esa condición masculina en “Para una tumba sin nombre”. Para este próposito tomaré a “El pozo” como antecedente a éste, ya que contiene ciertas continuidas con respecto al tema a analizar que se van a desarrollar posteriormente con más fuerza en “Para una tumba sin nombre”.
El primer objetivo de este trabajo es mostrar cómo ambos textos construyen al hombre a partir de una mirada codificada del mundo de la mujer. Propondré además que la constitución de la condición masculina en “Para una tumba sin nombre” y “El pozo” está intrínsecamente relacionada con la problemática de los procesos de intercambio, apropiación y circulación de bienes a partir del concepto de territorialidad.
Como último punto intentaré demostrar cómo ambos textos se complementan para utilizar la delimitación de los campos de lo femenino y lo masculino como medio para reflexionar sobre el lugar del lenguaje en la experiencia humana.
[1] Entrevista realizada a Ricardo Piglia por Edgardo Dieleke, revista Letral, Número 2, año 2009
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