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Desde ángulos imposibles |
Sobre Las razones de la sal de Ana Abregú
El amor y la lectura son una comunión desmesurada donde el comienzo es el de la vida, de la historia, de las luces y las sombras, del irreconciliable contacto entre dos para funcionar juntos de alguna manera. Dos personas, dos textualidades, dos libros.
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Dispersiones |
“Una dispersa dinastía de solitarios ha cambiado la faz del mundo.” J.L.B.
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El retraso de la mirada |
Sobre Ferro, Roberto Un ejemplar único, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2022
Atravesando los estertóreos terrenos del devaneo infinito, se yergue la escritura tantas veces transitada como una nueva materialidad conjurada como contienda...
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Huir del infierno |
Sobre Valls, José Luis (2021) Brava, Letra Viva: Buenos Aires.
Estar solo puede ser a veces una deriva para la libertad o transformarse de manera imperceptible en la jaula traslúcida que contamina la posibilidad de resguardo...
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Entre la letra y el mundo |
Sobre La próxima puerta de Roberto Ferro
Laura Rotundo
Cuando la mirada se funde con la escritura y la lectura, cuando la hendidura que deja el hilo que encastra el rumbo de los devaneos queda suspendido en su propio principio sin fin -anhelante...
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Por encima de cualquier prejuicio. |
Sobre Envejecimiento ilícito de Eduardo Méndez.
En los infinitos e indescifrables trazos que pueden templarse con las palabras, pululan por entre sus pasadizos mórbidos y suaves, los que simulan ser los caminos apropiados -o recomendables-, o los que deberían ser tenidos en cuenta para no pensar que los significados son solo una estampa adosada a la superficie. Comprender que solo son partes del naufragio de los abismos posibles cifrados en la fuga de sentidos que colma la juntura de las letras es otra tarea.
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Versiones narrativas |
Sobre Todo viene del pasado de Roberto Ferro
Pensar la escritura como un flujo incierto, atrevido, estrepitoso –casi fáustico– que invade los espacios de la realidad o de la vida –si es que son comparables o una cabe en la otra o son meros espejismos– invita a revisar el presente como algo incontrastable y sujeto al instante, su inefable carácter de inciertos trastoca las circunstancias que revela lo cotidiano como una repetición pálida de las horas y lo días.
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La inmensidad inescrutable |
Sobre El pozo de Funes de Roberto Ferro
El tiempo y la escritura comparten los recovecos del laberinto, se esconden juntos para encontrarse separados y denunciar al que continúe agazapado, preso del sentido, entre la dilación y el soplido tenue de la respiración del texto.
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Como un acorde en el aire |
Sobre Gala, Marcial, Sentada en su verde limón, CABA: Corregidor, 2017.
El arte es una llama que ensordece, que lo invade todo porque la pasión es tan intensa que no puede ser ni siquiera trasmutada en su propio signo y así es infinita y perturbadora, eternamente intransferible, imposible de ser enquistada en un solo momento o un solo ciclo de manifestaciones, impertinente, interminable pupa de cáscaras infames, inciertas y brillantes de duro carmesí.
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La figura de una constelación |
Sobre Y tendrá tus ojos de Roberto Ferro
La escritura se presenta siempre, en las novelas de Roberto Ferro, como una perversión no solo de la vida, de las secuencias, de las posibilidades sino también de la escritura.
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El reflejo de un trazo |
Sobre Mover el punto de Ana Abregú
La escritura no es solo un loco afán de perdurabilidades y abismos, ausencias y diferimientos sino además, la posibilidad de una fuga hacia el infinito de incansables mapas de significados y sentidos, combinaciones eternas de códigos, espacios imborrables de imágenes posibles, destinos que guardan -y aguardan- que una sola de sus miles de hebras quede perpetuada sintagmaticamente como si fuera solo eso lo que hace a la vida o al texto.
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Para que sea otra voz |
Sobre Desde aquella ventana de Roberto Ferro.
El eterno doble del juego me pone en jaque, me interpela y me incomoda –o desinhibe, pienso riendo–; me abraza la duda de este comienzo que no empieza aquí para nadie, tampoco para mí –si es que supiera donde empieza todo realmente– y que tiene el vértigo no solo de la eternidad, del abismo imperturbable de la palabra escrita sino también el de la continuidad –o contigüidad–.
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Un suave tejido |
Sobre Ortemberg, Miguel, Palermo zombi, CABA: libros del Zorzal, 2019.
Estar en un lugar no siempre significa estar ahí o tener plena conciencia del espacio y sus bordes. Las novelas crean espacios otros que se inmiscuyen por entre las grietas de los existentes -o lo que pensamos que existe- solo para mostrarnos que lo conocido no es más que una creencia o una parte de lo posible.
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Lo que antecede a la palabra |
Sobre Claudia Otsubo, Diminuto verde, CABA: Vinciguerra, 2018
Como diseminando fragmentos de existencia, los cuatro poemarios de Diminuto Verde integran una serie discontinua y al mismo tiempo zurcida por la misma pluma ávida y sensual que reclama
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Sobre las jornadas Julio Cortázar |
Cuando los famas tienen el poder, solo la idea de un posible narrativo diferente, sorprendente, un giro total en la trama, puede salvarnos del agobio de los días, de la inmensa tristeza de ver cómo el rumbo de un país cambia diluyendo la idea de nación que se estaba intentando construir, generando un montón de personajes aislados que circundan, solos y abstraídos, las tramas de sus espesas historias personales.
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El ojo invertido |
Una mirada sobre Fuera de foco de Roberto Ferro.
La metáfora visual inquieta la novela completando la textualidad; ver es sinónimo de clausura y al mismo tiempo de acción y apertura a los posibles narrativos que vertebran la intriga.
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Ser ficción |
Sobre Adelaida Sharp en tu tiempo de Ana Abregú
La narración realiza un derrotero agazapado, escondido detrás de una voz que oculta tras la vejez la habilitación para hablar.
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Para continuar su camino |
Meandros, sobre Jorge Ader
El deseo de escritura suele ser un mar calmo y dulce en el que los cuerpos excitados, impulsados por vertebradas -y a veces dolorosas- convulsas de reticente trascendencia, ansiados de existir, embeben sus extremidades en sus endebles y ambiguas aguas, espesura de miel y metal ambarino que corroe la pálida y sedosa superficie que anhela, espía y roza. Escribe.
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