Algo se despierta
adentro,
mientras tus ojos duermen,
sonidos lentos
se escuchan claramente.
Silencio me habla,
me pide hablar,
pensar
lo que de día duerme,
y la sinfonía errante
de la noche,
la desmesura de lo
indecible,
ahora renace
en voces nuevas.
Todo se aquieta
y la turbulencia del espejo mío
me refleja
despiadada.
Mis vorágines
transgreden el descanso,
la calma se agita adentro,
mueca absurda de la nada
que llora,
frente a las llenas
voces
del descarnado beso
en el oscuro papel
apenas encendido
que vela y
no duerme hoy.
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