METALITERATURA

Beca Creación 2021. Fondo Nacional de las Artes 2021.



El reflejo de un trazo

10/3/2019 Improbables

Sobre Mover el punto de Ana Abregú

La escritura no es solo un loco afán de perdurabilidades y abismos, ausencias y diferimientos sino además, la posibilidad de una fuga hacia el infinito de incansables mapas de significados y sentidos, combinaciones eternas de códigos, espacios imborrables de imágenes posibles, destinos que guardan -y aguardan- que una sola de sus miles de hebras quede perpetuada sintagmaticamente como si fuera solo eso lo que hace a la vida o al texto. 

 
Por:   Rotundo Laura

            En ese juego entre ficción y realidad, entre posibilidad y atisbo, en ese orden desordenado y sin reglas de las fichas del juego se arman las palabras que van a representarse a ellas mismas y a otras; a ser las que son, las que no son y las que podrían ser si no fueran ellas las que estuviesen bailando aquí con la idea de significar algo que hable de ellas mismas -o de otras-. Como si supieran realmente su identidad y no su poder, su estatus de intervención e interferencia, de insignificancia y estatuto, de ambigüedad y de ser, encandilan con sus muecas de mezclarse con sus propios referentes como si fuera solo eso lo que tienen de particular o de singular o de amarillo.

            Allí, agazapada entre la intención y la regla, entre la certeza y la categoría desmesurada se inscribe la novela que, moviendo el punto de un lugar a otro del espacio y del tiempo, de un narrador a otro, de un ser a él mismo -y a otro: a los que lo miran y a los que lo escriben, a los que leen y a los que actúan-, apela a intentar comprender cuales de todas las realidades le son congruentes a la ficción, o cuáles de todas las ficciones están consignadas – persignadas, asignadas- a la realidad.

            Como un cuadro de Escher en el que no se sabe -por suerte- donde empieza y donde termina una vida, una secuencia, una persona, un personaje, la literatura, la ficción, se pelean por hablar en el texto los que se consideran protagonistas de acuerdo a su lugar en la escritura y en la trama, como si tuvieran permiso para manifestarse en acuerdo o no con la espesura que alguno de todos los narradores que se proclaman escritores de la novela les permite interpretar.

            Los personajes pasar a ser seres y a cobrar entidad de acuerdo al espacio que les es asignado en la confusión, al alcance de sus intervenciones y sus actos, a su modo de encontrar la manera de expresar su asombro por la dinámica propuesta. Como escribe Macedonio en La novela de la Eterna “No hay más que un no-ser: el del personaje…”; en esta novela el no ser es elevado a un grado de vacuidad tal que se llena nuevamente con ese vacío que lo reconforma, lo anida y lo devuelve a la trama reafirmando su ausencia. 

            Como si todo fuese puesto del revés, como si asistiéramos a las costuras de un traje vemos como a medida que avanza la acción esta no es solo una sucesión de hechos o actos, sino la desenvoltura de los pasos de su propia conformación transformando la novela en una puesta al infinito de sucesos que desencadenan la escritura y que se multiplican sin poder definir realmente cual es el lugar de cada uno o si realmente es la escritura la que debe asignar ese lugar o solo sugerirlo, designarlo, simularlo.

            Intentando descifrar los límites del género, pensando los lugares que ocupan los actores de una novela, en Mover el punto no se conciben los referentes como estáticos o sus nombres como etiquetas que delimitan un tipo, sino como irreferencias que indican que todos son ninguno como sí mismo, que su ser real está condicionado por su lugar dentro y en -por- la escritura intentando más un mapa sobre la escritura de una novela que una novela en si misma.

            Siempre dentro de su carácter lúdico y locuaz, con esta novela Ana Abregú logra realizarse la pregunta sobre la escritura dentro mismo de esa escritura que la interpela, la ahoga y también la aclama, la reclama. Los trajes dejan ver sus enaguas y hasta vislumbrar sus hechuras, espiar las piernas que esconden detrás de ese velo de escritura que es la novela.

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Ana Abregú.

www.metaliteratura.com.ar

Literatura latinoamericana

Estudiante de Letras en la UBA. Profesora de Lengua y Literatura en secundarios y en el Instituto de Formación docente N59 de General Madariaga. En Madariaga, coordina un espacio cultural que incluye biblioteca y taller literario