La única verdad relevante sobre la creencia
es que no podemos salir de ella, y que,
lejos de ser inhabitable,
es una verdad que no podemos más que vivir.
Paul Sartre.
Destino escrito en los números, dicen algunos; a Renata la inscribieron un día, pero le aseguraron que nació el día siguiente, lo que parece haber instalado un punto de diferenciación, no solo en la personalidad que percibe en sí misma, sino en el encadenamiento de sucesos que la llevaron por el camino de la ¿casualidad? O causalidad.
Obviando los lapsus de las vida que no compiten con la suma de casualidades que comienzan a ser una señal, Renata investiga y admite, a la manera de Roland Barthes que en Mitologías, evoca la función mistificadora, a la manera de desarmar las consecuencias de ser intervenido por las casualidades, pero resaltándolas.
Coincidimos en que los números se fijan como epónimos, la lemniscata, el símbolo infinito que erecto es el ocho; número de la renovación, el 8 simboliza un nuevo comienzo en un nivel superior.
Nacer el 8, para Renata, impacta en su personalidad de cierta manera –actriz, dramaturga, mujer, arrojada a la contingencia y desafío de hechos que piensa, la constituyen como persona–; para ambos días, como fuese que resultase el día de su nacimiento la concepción histórica del ex nihilo no tendrá cabida, de uno u otro día, 8 o 9; la indefinición ha motivado la inquietud de un transacción consigo misma, como si la certeza pudiera definir su destino, personalidad e incluso aquello con que la vida la enfrentará.
Por el contrario creatio ex materia, el número y las coincidencias; Renata mostrará pruebas, no solo la partida de nacimiento, sino otros objetos que se ajustan a las señales, entrevistas, situaciones, personas con las que tomará contacto en la vida; al estilo Stand Up, por momentos humor, melancolía, ansiedad, paranoia confirmada por su ruta histórica en búsqueda de encontrar el sentido de la ambigüedad de su nacimiento. Y algo más importante: en la partida de nacimiento dice: masculino; nombre: Renata Moreno. El yo dramaturgia y el yo sujeto resultan indiferenciables; desdibuja la máscara de la ficción y la sensación es la de estar en un encuentro cálido y divertido de una biografía que discurre entre momentos entre incertidumbres y coincidencias.
Los elementos del escenario son evidencias, el recorrido de la historia de Renata, toma el hilo conductor de la inexactitud de su fecha de nacimiento y como efecto: el resultado es más interesante que la causa; la tentación es seductora, estamos frente a la Renata ficcional replicando la Renata real y la percepción de ser las mismas es ineludible, la calidez y recursos mecanicistas del arte dramático desaparecen para brindar una mujer que tiene algo para contar y que nos introduce en la energía de lo confesional.
La propuesta reinscribe el género, unipersonal, estimulante, a contra teoría de recursos de histrionismo o confidencias que sostenidas por medios visuales que ilustra o convence, que apoya o genera controversia, que desnuda un ángulo provocativo de la convención sobre personalidad e intervención de género y día de nacimiento; como producto: todavía se puede abonar las teoría sobre mundo ficcional y real y amerita un análisis de si estamos en un teatro, en una casa, en casa-teatro, en teatro-casa, invitadas a compartir incertidumbres, desvanecer el género –tanto de personas como de representación–, lo importante es la música que sentimos por dentro; el 8, es la octava nota del comienzo de otra escala; el 9, considerado el número de la espiritualidad y la compasión, representa la generosidad humana, la evolución espiritual.
Acaso asistimos al género de suspenso. Es una investigación cuyas evidencias están en la vida misma, al parecer, estará en curso aún, quién sabe estamos mirando un segmento de algo como un nuevo historicismo: cada espectador ha entrado en la historia y quizás encontró eco en la propia.
Obra reflexiva, diálogo consigo misma que incluye transformaciones radicales de los sistemas sociales que se abre a nuevos pensamientos respecto a la intervención del entorno, y la idea de la incertidumbre misma como motivación.
El lugar donde vi la obra me resultó especial, cálido; contribuye al ambiente intimista en donde Renata personaje muta con Renata real y me dejó la impresión de estar escuchando a una amiga. Una puesta en escena interesante, le deseo que sigan encontrando casas, corazones e invitar y repetir el compartir momentos gratos.
Partida, punto de partida, o fragmentada, el espectador elige.
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Intérprete: Renata Moreno
Audio: Patricia Gualino, Silvia Valle, Alvaro Moreno.
Entrevistas y videos: Graciela Schmidt y Tina Madussi
Vestuario: Cecilia Gómez García.
Soporte audiovisual: Pablo Madussi
Dirección: Gonzalo San Millán
Asistente de dirección: Caterina Cantaro.
Lugar: Casas que invitan. La actual Palpa y Delgado.
Ana Abregú.
www.metaliteratura.com.ar
Literatura latinoamericana
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