Me alejaré cantando mis venganzas hermosas
¡porque hasta ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!
Gabriela Mistral
Esta historia nos lleva por vericuetos de la relación entre los personajes; se inscribe en la clase de obra que incurrirá en puntos de vista a destiempo de la verdad desplazada o en espiral; lo que se ve, podría ser un montaje, podría ser verdad, que no es lo mismo que real, donde se cuestiona la propiedad conceptual del cuerpo, del yo, y fenómenos gemelos: la invención de un escenario perturbador, la necesidad de convertirlo en ficción, ¿para quién? Para el escenógrafo-personaje, Ramón –Ernesto Falcke–, o para la cautiva –Natalia Pascale–, esta ambigüedad llevará al espectador por una montaña rusa de emociones.
En la era de la pos verdad, la distorsión de la percepción, mediada por el relato extremo que resulta inaceptable para la conducta para influir en acciones sociales: secuestro, violencia, esclavitud, produce un impacto en turbaciones que se “desencadenan”, palabra no inocente, remite a formas semióticas de significados: la mujer está encadenada a una silla, luego se la desencadena, se la vuelve a encadenar, y se la vuelve a desencadenar: libertad perdida y recuperada y vuelva a perder y vuelta a recuperar y la cuestión inherente; la libertad de moverse se conquista por momentos; mientras, se juega a Palabras encadenadas: alguien dice una palabra, el otro debe continuar con la sílaba última, un método del psicoanálisis que presume liberar la conciencia fonológica –mientras Ramón camina como un tiovivo, palabra tampoco inocente, alrededor de Laura encadenada, un círculo, otra cadena–; la parte de la conciencia que supone analizar la capacidad del habla, las operaciones complejas, para el caso, de reponer la memoria, o un duelo, un juego donde perder es arriesgar un órgano, aquel del sentido de la vista; para lo que sigue, el victimario puede prescindir de los ojos, o quiere, porque como se dice en la obra, cuando la víctima te mira, “no se puede”; Laura –Natalia Pascale–, psicóloga, lo sabe y mantiene en lo posible, la mirada sobre Ramón, la mirada de la víctima sobre el victimario es otra protagonista, debe imponer la fuerza de contención, el intento de controlar la situación; el captor, ex marido, ¿psicópata?, ¿actor? Qué necesita neutralizar Ramón –Ernesto Falcke–: el dolor de la memoria, el abandono; Laura se ha divorciado, han pasado dos años, y Ramón ha estado reviviendo el día del aniversario, el 19, de una manera personal y perturbadora.
Hay una tensión reiterada por la afirmación de discrepancias donde las réplicas fácticas o hechos, son negadas o confirmadas por la interpretación de revertir la lógica entre la falsificación donde lo aparente puede parecer montaje o verdad y lo real.
Se puede ver elementos, El teléfono a rueda, videos grabados en casettes, el vestuario de Laura, tipo vintagge, nos ubica en algún año del siglo XX y una pared con recortes de periódicos de El sureño, un medio del interior que suele publicar noticias sobre psicópatas, asesinos, violadores, información quizás somera, pero con el importante detalle del orden minucioso, el tipo de orden que produce miedo, que señala a un perturbado, organización de precisión que se asocia al maníaco peligroso; y un gigante número 19 cuyo significado simbólico, fija hechos, en relación a un tiempo de descuento, podría referirse al 19 de julio, el día que transcurre, aniversario de la pareja; así como los casettes a cinta; dos grabaciones por cada mes del año, nueve –18 historias, de la cual los espectadores verán dos, mientras los personajes miran una pantalla, de costado al público, el público ve una proyección sobre el fondo–; casettes prolijamente ordenados; el orden de una mente detallista, así como muñecos de niños, de aspecto siniestro; detalles que componen pistas para el imaginario. Rastros.
En el primer plano, el drama a juzgar es la verdad o la ficción del montaje, la versión muta en convulsiones del relato que el espectador acusa en una sístole de emociones, estupor y ajustes y desajustes del sentido.
La performance actoral es extraordinaria, no dejamos de abominar a uno y alternativamente al otro así como a compadecerlos, en ambos hay rasgos de la anatomía de la lujuria, de la dominación, transformaciones legítimas para cada uno en sus actos y efectos; iremos entrando en la trama sin criterios más que el propio: el rechazo al impedimento físico, no solo porque hay una mujer en cautiverio, sino porque hay obstáculos; los movimiento inesperados coinciden con elementos de la escenografía que ocupan espacio, la mesa, las sillas, el mueble de los videos, el equipo de música; notable el efecto de coordinación de los cuerpos y elementos que desarrollan una trama particular que contribuye a la atmosfera asfixiante que con la iluminación y sutiles cambios colocan el factor dramático entre recuerdos, intimismo; una construcción que suele ser del ámbito de la música que no está ausente y ofrece otra pista sobre la época: por breves momentos se escucha a Roberto Carlos, Amada amante, el título de la canción remeda un poco el juego de Palabra encadenadas, o al menos con la idea de un guion donde las palabras parecen perder jerarquía frente a los hechos pero son las que detonan las razones, mentiras, verdades, eslabones de una cadena de palabras que condujeron al desenlace.
Esta obra tiene antecedentes actorales importantes, películas, puesta en escenas, actores importantes a los que ahora se suman, Natalia Pascale, Ernesto Falcke, dirección de Guillermo Ghio, genial composición con iluminadores, musicalizador y el equipo que logra este esfuerzo de coordinación.
Imperdible.
Esta obra ya es una trilogía importante entre las propuestas del Complejo Teatral Ítaca, junto a La Madonita, de Mauricio Kartun, y Ricardo III de Shakespeare.
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Ficha Técnica
Autoría: Jordi Galcerán
Actúan: Ernesto Falcke, Natalia Pascale
Vestuario: Pheonía Veloz
Realización: Pablo Figueroa
Dispositivos escénicos y banda sonora: Guillermo Ghio
Diseño de luces: Tamara Josefina Turczyn
Realización de videos y fotografía: Fiero Fuego (productora creativa)
Prensa: Mutuverría PR
Diseño gráfico: Horacio Carro
Gestión institucional: Emilia Cornier
Asistencia de dirección: Iranda Acosta Toloza
Ayudante de dirección: Pablo Turchi
Dirección general: Guillermo Ghio
Agradecimientos: Mirta Tamayo, Silvia Ribera, Sole Ayardi, Marcelo Velázquez, Marcelo Rodríguez, Gonzalo Arias y Gerardo García.
Duración: 80 minutos
Ana Abregú.
www.metaliteratura.com.ar
Literatura latinoamericana
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Ana Abregú, escritora, con formación en ingeniería electrónica trabaja como SEO posicionamiento y Community Manager, ha publicado novelas, poemarios, relatos, ensayos y crítica literaria.
Editora y redactora de la revista Metaliteratura.
(http://www.metaliteratura.com.ar), shop de libros editados:
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Obras: Bitácora de escrituras, Recursos literarios, 2024, U (Crónicas junio 2023 – agosto 2023), crónicas, 2024; E (Crónicas enero 2023 – mayo 2023), crónicas, 2024; Ulises en su laberinto, ensayos, junio 2024; Las razones de la sal, novela, enero 2024; Venablos, poemario, 2023; A (Crónicas, agosto 2022, diciembre 2022), 2023; Errancias del ayés, relatos, 2023; Conversaciones con Žižek, relatos, 2023; Blogs para el posicionamiento, SEO posicionamiento, informática, 2022; O (crónicas 2022 – agosto 2022), 2022; Ignitos, relatos, 2022; Y (Crónicas, abril 2020 - febrero 2022), 2022; Teorema de la Lengua, poemario, 2022; Pentimentos. novela, 2022; Supay, novela, 2021; El Pallo Gelao, humor gráfico, 2021; Pareidolia, crítica literaria, 2021, Antí(eu)fon(í)as, poemario, 2021; Textorios, ensayos, 2021; Cíngulos, ensayos, 2021; Descontextos, ensayos, 2021; La mujer fingida, novela, 2020; Atrave(r)sar, poemario. 2020; Dédalo. novela. 2020; Ex criaturas. microrrelato, 2020; Señales del tacto, novela. 2020; Mover el punto, novela. 2019; El espejo deshabitado, novela. 2019; Paranoxia Dalí, novela, 2018; Adelaida Sharp en tu tiempo, novela, 2017.
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